INTRO EDC |
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Artículo 3 de 3 |
El Espejismo de Centricidad
impide el Flujo Creacional |
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Ego-céntrico: estado contradictorio.
Advertir en uno que el sentimiento
que se experimenta de
ser un centro es meramente un espejismo, es verdaderamente
arduo, ya que a todas luces si lo observamos con calma y tranquilidad
veremos que el cúmulo psíquico es adherido,
imantado, en las células cerebrales, a unas
edades muy tempranas, justamente cuando el cerebro todavía
se encuentra en ciclos formativos, lo que hace de cualquier
manera que se pierdan en el lejano y desconocido recuerdo
los principios por los que se forma y genera, y a causa de
ello se tome como algo consustancial al mismo organismo, como
los huesos o la sangre. Es cierto que algunos seres humanos,
en el transcurso del fluir de la vida y de experimentar la
tendencia al cambio y maduración por la que pasan todas
las cosas y los seres vivos en la creación que fluye
en el ahora, descubren y despiertan un atisbo de que el
cúmulo psíquico no es algo fijo, sino
que también se encuentra sujeto a ese continuo cambio
que la misma creación es en el ahora, lo que
les lleva a cuestionar al ego-céntrico Pero si uno
no "consigue" realmente diluir el espejismo de
centricidad, no sólo no dejará de serlo,
un ego-céntrico, sino que además y al mismo
tiempo, por el hecho de estar luchando por ser fijo, se encontrará
de continuo en un estado de sufrir todos los cambios
que más allá de su campo volitivo de acción
le obligan y llevan por caminos que considera no deseados.
De ahí nacerá la resistencia, la cual, como
es obvio, es un movimiento de fricción, de energías
contrapuestas.
Flujo
y mecanicidad.
La creación es el
ahora. El ahora no es ni un lugar ni un tiempo,
pero es "donde" uno puede sentir el auténtico
flujo creacional. "Ahí", si
uno lo observa detenidamente, los acontecimientos se suceden
sin encontrarse en ningún momento quietos. Es
un torrente, que aún cuando en muchas ocasiones se
manifiesta dulce y tranquilo, como si nada se estuviera moviendo,
lo cierto es que la creación ruge
y su movimiento es infinito. Esto, cualquiera que una plácida
noche de verano bajo un cielo mostrando la majestuosa y compleja
sencillez del Universo, en cualquier lugar donde la naturaleza
permita al cerebro encontrarse atento con el intelecto inactivo,
atendiendo a la inmensidad, podrá sencillamente
descubrirlo por sí mismo: un flujo que se hace,
es, eterno. Del aprender a lo hecho, y lo hecho cambiando
al aprender. Ahora bien, el sentimiento, el sentir,
y por otro lado la conciencia de ello, la conciencia
del sentir, sugieren ser los movimientos con mayor
complejidad en el concierto de la completa organización
cósmica, por lo cual se hace evidente que este
sentir debería fluir en sintonía
con el propio flujo creacional, ya que el sentir
proviene de él. Sin embargo, es fácil
constatar, que el ego-céntrico, con su cúmulo
psíquico y engañado por el espejismo
de centricidad que proyecta, se esfuerza en mil batallas
perdidas resistiéndose al inevitable cambio, y de ello
no solo sufrimiento encuentra, además en un acto de
soberbia, impone la explotación, la matanza y el hambre
con el fin de sentirse consolidado. Se mueve continuamente
en círculos exclusivos, que lo excluyen separándolo
de un resto que el mismo proyecta. El ego-céntrico
resistiéndose a la creación, se devanea
por llegar a ser algo fijo en ella.
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El par mujer-hombre |
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El ser humano
somos una unidad polar, el par mujer-hombre,
en este orden, pues la generación precede
a lo generado. En lo físico contenemos porcentajes
complementarios de la misma cosa: la especie "ser
humano". En lo psíquico, contenemos
la misma cosa: el programa ego-céntrico;
un cúmulo psíquico almacenado en
memoria sobresaltando del auténtico flujo
del ahora, proyectando en él como real,
el espejismo de centricidad que el mismo ego-céntrico
asume e impulsa.
Dibujo: Joost
Swarte LOS PAPALAGI, Ediciones PASTANAGA,
1977. |
El
acto del autoengaño
El par mujer-hombre
pretende andar "mega-erguido",
pareciera que desafiando a los acontecimientos que le
vienen de frente, lo nuevo, lo desconocido.
Cuando en realidad se siente perdido: no puede ordenar
el desorden que genera. Pretender disimularlo, es un
acto de soberbia, de ignorancia frente a su verdadera
relación con el flujo creacional
que lo crea. En cuanto a lo físico tenemos que
aprender su comportamiento, que es manejar la mecanicidad
en la que lo físico se fundamenta. En cuanto
a lo psíquico, hemos de aprehender el estado
de flujo, el estado creativo o creacional,
tendiendo siempre a lo nuevo, pues es en lo que el movimiento
psíquico se fundamenta. Esto significa la continua
obertura de la mente para encontrarse recibiéndolo.
Así, el par mujer-hombre, no
podemos fluir en el sentido y significado creacional,
porque tomamos como realidad una proyección desde
la memoria a partir de fragmentos del pasado, y dejamos
de percibir que lo total es el ahora. Desde ese bucle
de continua recuperación de registros, se proyecta
en la apariencia pero se siente de forma acérrima
y sustancial la sensación de centro: un cúmulo
psíquico que se autodenomina "yo".
El espejismo de centricidad
operante.
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El
espejismo de centricidad impide el flujo creacional |
Aceptando
la contradicción como irreversible. ¿Existe
una nueva mente? Si la creación tiende al orden, ¿cómo vivimos en las
marejadas y tempestades psicológicas? ¿En
el estrangulamiento mundial y cotidiano,
socioeconómico y bélico? ¿En
las amenazas de destrucción a diferentes
niveles que nos hemos creado y cultivamos compulsivamente?
¿En un movimiento psicológico en el
interior del cerebro en continuo roce y fricción
de desgaste que a la postre sólo genera división
y disturbio, haciendo de
la vida un exclusivo movimiento de lucha y sufrimiento? ¿Podemos
eludir el desorden?
Desbarajuste mental que en verdad
nos tiene atrapados en la fragmentación,
el explotamiento mutuo, y
el padecimiento por el vivir,
aún cuando las banderas de la realización
personal, de la propiedad, del ordenamiento social,
el consuelo de un soñado más allá,
o: "la mejor experiencia posible en el presente
mientras yo esté aquí",
todo ello y más se esfuerce por ocultarlo, pero
obviamente sin conseguirlo.
La
trampa de la ilusión.
Y aunque tal como lo definiré
ahora puede sonar exagerado y redundante, pero que no
lo es en absoluto cuando se ha
El Cúmulo
Psíquico
Adolescencia,
la gran trasformación, II.
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sondeado, la fatamorgana del espejismo de centricidad
que nos acucia y punza debe ser dilucidada,
¿qué otro sentido tendría la creación
si nosotros no lo hiciéramos: desmantelar la
ilusión, el espejismo del ego-céntrico?
Ignorancia:
¿proceso sin retorno? Es
obvio y patente que se hace necesario un nuevo cuestionamiento
de toda nuestra situación, puesto que la pregunta
es ¿hemos madurado? Parece
obvio a tenor del estado del Mundo y de nuestras relaciones
a cualquier nivel, que hay tremenda carencia de
bondad, de lo bueno, exceso de educada crueldad,
y continua lucha por encauzar, dominar.
Se hace evidente que vivimos en la violencia
y el miedo, movimientos
unísonos que delatan la ignorancia
que nos atrapa. Entonces hemos de preguntarnos ¿no
ha llegado ya el momento de hacerlo, descubrir el
auténtico significado de inteligencia
y creación? ¿O jamás
lo haremos y todo este deterioro continuará
igual, quizá colapsando en un proceso de destrucción
sin retorno? Cuestionando
el ego-céntrico
Lo que nos ha de mover es la comprensión
del desorden en nuestro cerebro, puesto que
aceptar el desorden como irreversible, tal como evidentemente
ahora hacemos, implica desperdiciar la vida,
y sólo los que esto hacen, son los conductores
de la fatalidad que nos abruma, tanto en lo social como
en lo interno, ya se trate ahora de los que ocupan altos
cargos en la organización social y económica,
científica o mitológica, como si se es
un insignificante ser humano al que nadie le hace caso
alguno. Esto precisa realizar un cuestionamiento
social, que implica hacerlo al mismo tiempo
en uno mismo. Pues tanto lo que llamamos
lo social como lo que denominamos el uno mismo, son
exactamente la misma cosa. El interior psicológico
del ser humano proyectado en la sociedad,
no hay frontera ni separación entre ambos, aunque
la polaridad que ambos aspectos aparentan y ahora sentimos
pueda parecer lo contrario a causa del condicionamiento
actual, heredado desde mucho tiempo atrás, que
se basa en promulgar que son dos entidades distintas
y separadas.
El bucle ego-pensamiento.
Este cuestionamiento, que ha de
estar basado en la investigación
y el descubrimiento, precisamente ha
de estar centrado en desvelar todo aquello que ahora
estamos viendo al revés, o de una manera
muy diferente de como en verdad es.
Esto es arduo, ya que quien en principio se está
planteando todo el problema humano, es precisamente
el ego-céntrico,
el cúmulo psíquico almacenado de sentimientos
pasados. Y siendo registros los que miran el problema,
el cual es precisamente esos mismos registros que están
mirando, se hace complicado tener una captación
desde más allá, en el ser, de ese bucle
de ego-pensamiento que ahora tiene atrapada
a la mente.
Fotograma:
The Who, Roger Daltrey - I am free.
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Contradicción interior. Si
el lector teme el desconcierto interior
es mejor que abandone esta lectura, puesto que lo
aquí tratado y lo que se está haciendo,
es desplegar el eje de las contradicciones
que nos acucian a nivel interno, psíquico,
a cualquier ser humano, que naturalmente
se proyectan en la completa sociedad. Patología
que por cierto no tiene nada que ver ni con la posición
social que se pueda ocupar, ni con el status o prestigio
del que uno se pueda vanagloriar, mucho menos tiene
que ver con el nivel de conocimiento que pudiera tenerse
almacenado en la memoria, ya que el ego-céntrico es un residuo inoculado en la completa sociedad planetaria
desde muy cerca de los albores de ella, y ahora nos
afecta prácticamente a la total humanidad.
Encarar la contradicción en
la que uno se encuentra desde su base para ver cuál
es el mecanismo que la genera produce desconcierto,
que de hecho es lo que en esencia es la contradicción. La
ilusión no es la verdad. Lo
provechoso sería poder transmitir el completo
sentir y significado
de todo lo aquí expuesto con unos únicos
párrafos, haciendo llegar la inmensa potencia
que implica comprenderlo con un solo chasquido de
dedos. Mas es obvio que nuestro adiestramiento
está tan arraigado en el cerebro, que sondear
en él para comprender el estado de contradicción
en el que nos encontramos, implica algo más
que una simple transmisión de palabras y conceptos
por muy altamente lógicos y "sentidos"
que puedan ser. Todavía más, pues es
potencialmente perturbador descubrir que el contenido
del cerebro de uno, en el que sostiene su completo
vivir, es mera ilusión,
una proyección irreal que ahora uno pretende
asumir como verdad. Sentido
y significado creacional. No
se puede temer lo nuevo si uno anhela descubrir y
acceder al profundo e inteligente sentido
creacional. Se han de soltar las amarras
del miedo por ver lo que
a uno le disgusta, que precisamente es advertir su
propia ignorancia, para
poder avanzar y acceder a perspectivas vírgenes
auténticamente amplias y concordantes
con la verdad, que nos harán movernos
en la unisonidad. Es esa dilucidación
lo único que nos puede ayudar a salir del calvario
que hemos hecho de la vida. Es aquí lo que
cada ser humano ha de proporcionar, conseguir desvelar
el espejismo de centricidad que nos
tiene hipnotizados, desde el que es imposible advenir,
como ser humano y como humanidad, al auténtico
sentido y significado que esta inmensurable
creación en estado de flujo, que somos
el completo Universo, involucra en su totalidad.
RICO PAR
(4/4/08-20/10/08)
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Concepto,
tipos y efectos
de la violencia:
por José Sanmartín Esplugues
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