Cúmulo Psíquico |
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Artículo 4 de 6 |
Adolescencia, la gran transformación,
II. |
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EL SEÑOR LISTÍN
Y EL SEÑOR TONTÓN en sus CONVERSACIONES
ELUCUBRATIVAS
El primer encuentro
En
un lugar indiferenciado, quién sabe si se le podría
describir como algún espaciotiempo.
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Graffiti
urbano. Autor ¿? Foto: 2 de Enero, 2005.
Expresión gráfica de la impotencia
de la adolescencia hirviente de libertad, en una
sociedad que restringe y poda desde el mito y
el interés propio el descubrimiento interior. |
Hola.
Buenas.
¿Tengo
el placer de conocerle?
Creo que no, pero
podemos presentarnos.
Bien, como usted
quiera, no tengo ningún inconveniente.
Extendiendo sus brazos
acoplan sus manos en un vigoroso apretón, al
tiempo que sus bocas dibujan unas abiertas sonrisas.
¿Cuál
es su nombre?
Mi nombre es Listín.
Vaya, Sr. Listín,
pues mi nombre es Tontón.
Listín:
¿Me toma usted el pelo?
Tontón:
¿Por qué cree usted que estaría
haciéndolo?
L: Bueno, tanto
en el colegio como en la universidad mi nombre era motivo
de broma, que en ocasiones rayaba la burla, y ahora
usted hace este juego de palabras.
T: Ya, le comprendo,
he pasado por lo mismo, pero se lo digo en serio, mi
nombre es Tontón. Los dos hombres se miran con cierta extrañeza
de haber coincidido en esa casualidad de rareza apelativa. L: En aquel tiempo el sarcasmo era algo así
como ¡mira que listín es Listín!,
entre otras ocurrencias infantiles.
T: Sí,
a mí me ocurría lo mismo, pero como usted
puede imaginar, en mi caso al revés, ¡que
tonto es Tontón! Ahora es la primera que recuerdo,
pero habían más. De todas formas he de
serle sincero, su nombre me sugiere más a un
¡listín telefónico!, por ejemplo.
L: ¡Ja!
Míralo el simpático, y usted parece que
esté llamando a una puerta, ¡tonton!
El Señor Tontón ríe ingenuamente,
y con ánimo de continuar la broma contesta ondulando
su voz: T: Adelante
, seguido de unas sonoras carcajadas
pero inocentes al tiempo que es observado con aire de
sorpresa por el Sr. Listín. L: ¿Se burla usted de mí? T: Perdone, pero es usted que está haciendo
broma con mi nombre, y no tengo inconveniente en seguírsela,
he aprendido a reírme de mí mismo, lo
que me permite reírme de cualquiera sin llegar
a ofenderle. L: ¿Por qué debería uno reírse
de sí mismo? Nunca he aceptado esa postura. Responde
el Sr. Listín asumiendo una actitud de orgullosa
arrogancia. T: Creo que si uno es capaz de reírse
de sí mismo, tendrá menos motivos para
apesadumbrarse si lo pasa mal. L: No acabo de ver clara esa filosofía.
El asunto es no reírse de nadie, ni de los demás
ni de uno mismo. T: Desde luego reírse de los demás
es muy feo, pero ¿dónde está el problema
en reírse de uno mismo? Más, si eso le lleva
a uno a relajarse restando importancia a cualquier agrio
asunto. (22/12/2005). L: Ya desde la niñez, y más tarde
al pasar por la adolescencia, harto como quedé
de las tonterías con las bromas acerca de mi nombre,
tomé la determinación de no reírme
de nada ni de nadie. Es la mejor manera de no herir y
de no ser herido.
Los dos hombres quedan pensativos, como perdidos en
sus respectivos mundos interiores, seguramente elucubrando
acerca de sus declaraciones. Al rato de un silencio
respetado y compartido por ambos el Señor Tontón
expresa con ánimo de continuar el diálogo: T: Es curioso que aquella agresividad que había
implícita en las burlas de la niñez, no
haya desaparecido, y los críos de hoy en día
continúen maltratándose con la dialéctica
y con los actos. L: Ciertamente, he de reconocer que en todo caso
este tipo de cosas ha empeorado desde entonces, nada
más hay que leer las noticias. ¿Acoso
escolar, lo llaman? T: Algo así, pero no es de extrañar,
incluso cuando los adultos interpreten el problema como
algo ajeno a ellos. Es sorprendente que lo señalen
como un asunto que no tiene nada que ver con ellos,
a excepción de que lo han de corregir de alguna
manera, aplicando normativas.
L: No le entiendo
bien, ya que los adultos lo que presuponen es que los
niños van al colegio a aprender tanto conocimiento
como educación, y que a partir de ambas cuestiones
se tornarán personas afables y responsables.
T: ¡Qué lejos está usted
de ver el auténtico calibre del asunto si siente
de verdad lo que dice! L: Eso es lo que se pretende en el colegio y
con la enseñanza. T: No lo pongo en duda, ¿pero no le parece a usted que la enseñanza, tanto a nivel intelectual
como a nivel moral, es una consecuencia de como se comportan
los adultos, comportamiento que refleja la sociedad
que estos mismos adultos configuran? L: Bueno, desde luego.
T: Pues esa agresividad,
esa violencia, es heredada y de alguna manera insuflada
en los niños sin oportunidad de que ellos puedan
hacer algo al respecto hasta que tal vez ya es demasiado
tarde, pues se han convertido en adultos, y de nuevo
¡repetidos!.
L: Si los padres fueran conscientes de ello las
cosas serían diferentes. T: La responsabilidad es de los padres, pero también
de los profesores, y en un sentido muy hondo, de cualquier
persona componente de la sociedad. (16/1/2006).
Cualquier ser humano es responsable por la violencia que
genera. (28/04/07). Los dos hombres quedan de nuevo en silencio por un instante,
atendiendo a lo que su conversación les mueve
interiormente, trayendo el Señor Listín
de nuevo el diálogo: L: Es cierto que si la completa sociedad se encuentra
basada en la comparación y en la competencia,
en el mejor y en el peor, sea eso lo que los niños
absorben y desarrollan más adelante como adultos. T: Desde luego, esta es la esencia de la contradicción. Se les dice que han de ser buenos, condescendientes,
amables con los demás, pero ellos lo que reciben
es opresión, mandatos de cómo ellos se
han de comportar que se contradicen con el comportamiento
que perciben en los adultos. La incoherente contradicción
es ocultada para no hacerle frente convirtiéndose
así en incuestionable, y se pretende basar la
coherencia en un modelo prediseñado de cómo
debería ser el comportamiento. L: Es cierto, el modelo imaginado por un lado
y la ¡realidad de hecho! del comportamiento por
el otro. Se les educa al autoencierro, es verdad, y
de hecho se espera de ellos que respondan tal como los
adultos lo hacen, aunque éstos disimulen consigo
mismos haciendo ver que no entienden cómo los
niños se vuelven tan crueles. Claro que eso sucede
pues los adultos no ven en sí mismos la crueldad
que se manifiesta en la humanidad. T: Es evidente que la crueldad de los niños
es consecuencia de la crueldad de los adultos, nadie
puede negar tal hecho. Lo extravagante del adulto es
que mira el asunto como algo ajeno a sí mismo,
cuando la crueldad que el niño aprende está
surgiendo en primer lugar del adulto mismo. El adulto
ve que el mundo es violento, mas él a sí
mismo no se descubre el causante de la violencia. L: Realmente parece consecuente que si la sociedad
se mueve basada en relaciones de poder de unos sobre otros,
esto es, que se practica la opresión y la utilización
en muy variadas formas e intensidades, ello ya implica
violencia, por muy educada que ella se adorne o por rebuscada
que sea la justificación con la que se la disculpe.
El grande y el pequeño, el triunfador y el perdedor,
el elegido y el indigente, etc.
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Graffiti
urbano. Autor ¿? Foto: 6 de junio, 2009.
Expresión gráfica de la nostalgia
adolescente.
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T: La base de todo ello es la división. Aún cuando las personas crean encontrarse relacionadas
en sus vidas cotidianas, porque hablan de determinadas
cosas, o se ven involucradas en actividades conjuntas,
o se encuentran sujetas a preestablecidas relaciones,
etc. etc. en el fondo de sí mismos existe el
sentimiento de separación con el resto. Es raro
el ser humano contemporáneo que no lo experimente,
y de hecho lo heredamos desde muy antiguo. Y el sentimiento
se materializa en la relación humana a cualquier
nivel u orden. Esta separación implica exclusión,
lo cual, incluso lo sutil, significa un acto de violencia.
Y lo peor es que ese sentir es tan real y a la vez está
tan extendido por la mayoría de las culturas
en el planeta, que es una de las raíces principales
de la fuente de violencia en el mundo y en la vida cotidiana.
Los dos hombres, con un semblante serio pero sin tensión
alguna, se miran para comprobar a través de sus
ojos que están comprendiendo y compartiendo la
misma realidad, la única verdad acerca de lo
que hablan. L: ¿Quiere usted decir que el sentimiento
de separación es falso? ¿Qué es
una invención?
T: Me parece que averiguar la respuesta a la
pregunta que usted hace implica un sondeo interior de
la psique, un sondeo realizado por uno mismo, puesto
que uno mismo es el flujo de la psique.
L: ¡Vaya!
Veo que esto puede complicarse, pues entiendo que averiguar
por qué existe este sentimiento tan profundo
de separación deba pasar por un estudio y observación
de la psique, pero cuando usted se ha referido a ella
como un flujo, aquí las cosas se complican, puesto
que la psique generalmente se entiende como algo más
bien fijo, a pesar de sus cambios, ¿no ha oído
nunca usted decir:? ¡yo me conozco a mí
mismo!, ¡sé cómo soy!.
T: Sí,
desde luego, también he oído decir: ¡no
sé quién soy!, ¡no me conozco a
mí mismo!
L: Claro, claro; la cuestión de los opuestos
y la dualidad, el ser y el no ser, que no sé
si hablar de ello ahora nos aportaría luz a lo
que intentamos descubrir. T: Me parece que la dualidad con su cuestión
de los opuestos viene algo más tarde, puesto
que en primer lugar deberíamos esclarecer lo
que es conocerse a sí mismo, ya que tal vez con
ello desvelemos al mismo tiempo ese tremendo sentimiento
de separación que heredamos y cultivamos. L: Bien, entonces lo comprobaremos cuando lleguemos
a ello. Ahora el punto si no me equivoco es: ¿Puede
la psique, que es uno mismo, conocerse a sí misma?
(28/04/07).
T: ¿Qué
es conocer algo? ¿Tener un recuerdo de ello?
¿Qué es lo que conocemos, la forma, que
se encuentra hasta cierto punto ¡fija!, o conocemos
el flujo, que es lo que se está moviendo? Valga
preguntarse, ¿conocemos cómo reaccionamos
al flujo vivo a través de los recuerdos que tenemos
de nosotros, o aprendemos, nos damos cuenta de cómo
descubrimos la acción que está aconteciendo
en el ahora sin interferencia del pasado? Porque fíjese
usted Señor Listín, esa violencia que
los niños y jóvenes aprenden de los adultos,
se está de continuo reestimulando a causa de
que el pasado la está alimentando, ¿ve
usted esto? El pasado en forma de egocéntrico.
L: Ciertamente, Señor Tontón, lo
sorprendente es que esto tan sencillo no lo vean los
adultos. T: Verdaderamente, sorprendente. (7/07/09).
RICO PAR
(fechas dentro
texto)
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Acerca de la Soledad
Interior
Cuando se observa,
todo son pistas.
Uno debe hacer caso
a las pistas. Incluso las casualidades,
abrigan curiosos significados. A fin de
cuentas, si la interrelacionalidad es un
continuo, ¿por qué no deberían
tener sentido todos los flujos que se revelan
e inciden en el ahora? Uno debe tener confianza
en sí mismo, la confianza de "contar"
con uno mismo. Confianza en su propia comprensión
y percepción. Pero en eso se ha de
llevar extremo cuidado, pues el "mí"
y "lo mío", son muy tenaces
procurando reticular a la psique. Es muy
importante descubrir la soledad interna. Pero la soledad de la
que hablamos, cosa que implica el sostenimiento
de uno mismo en sí mismo, es una
soledad en la que el centro se diluye y
se abre la inmensidad, no aquella en la
que el centro se fortalece de lo cual se
cierra en sí mismo.
Encontrado en
la máquina 1 de la biblioteca
Utilizando para algunos
de estos apuntes la máquina 1 de
la biblioteca, un documento de otro usuario
persiste extrañamente en permanecer
en el disco duro, esto cuando debería
borrarse al apagarla en la hora de cierre,
ya que el software está diseñado
para que así ocurra, y quedar vacío
el disco duro de documentos de los diferentes
usuarios que la van utilizado durante el
día. Hace cierto tiempo que en diferentes
días me va sorprendiendo la aparición
de este archivo de texto. Por fin hoy (27/abril/09),
decido leerlo, entonces encuentro una aproximación
al tema que me viene siguiendo en la cabeza,
"la soledad de la adolescencia".
No puedo dejar de comentarlo y apuntar a
su enlace para que el lector tenga oportunidad
de leerlo.
La lección
de "estar solo".
Una de las "lecciones"
imprescindibles para todo ser humano, pero
que se torna muy significativa en la adolescencia
y en la entrada a la juventud, es el "estar solo". Aunque en cualquier
edad es imprescindible. Cuando se era niño,
por lo general, si él podía
corretear, aventurarse, indagar, en un espacio
natural, esta soledad innata ya la vivenciaba
en diferentes ocasiones. En una ciudad se
le hizo mucho más difícil.
Pero acostumbrado después a la educación
masiva y la emergente necesidad de identificación
con el grupo, esta vuelta al "estar
solo", obviamente, más bien,
se convirtió en una queja, en lugar
de revelar su auténtico sentido,
ser la propia fuente, aprender de uno mismo.
Cuando esto ocurre, entonces la soledad
se vive como una bendición de la
vida, a raíz de lo cual, hay una
oportunidad para descubrir lo que es ser
verdaderos amigos. Bucear interiormente
hasta los abismos inimaginables, está
absolutamente relacionado con lo que es
ser amigos. Ya que si uno no se conoce a
sí mismo, ¿cómo de
cualquier manera puede tener un atisbo del
otro?
Bendita soledad madura
Esto es fundamental
a toda edad, pero se hace muy necesario
en la adolescencia; aprender a estar solo
y descubrir del movimiento interno, es ahí
donde uno realmente descubre y aprende,
y cuando entonces no se buscan muletas externas
ni afectivamente, ni para el descubrimiento,
aunque éste también pueda
discurrir en la relación con los
otros. El adolescente, pero también
el adulto, hemos de aprender que cuando
hay dependencia no puede haber amor, y desde
luego sí, mucho recriminamiento y
exigencia. Ciertamente, únicamente
pasando por esa aventura, la soledad incipiente
"enriquecedora" internamente,
(que no la soledad comparativa y doliente),
donde hay alegría y atención
a la inmensidad desconocida, (que no pena
y abatimiento por estar solo y sin compañía),
que no únicamente el adolescente,
sino a cualquier edad en la que uno se encuentre,
es en ella que se podrá descubrir
una mente sin centro. Único estado
del que surgen los auténticos significados
que están fluyendo en el eterno ahora.
RICO PAR
(04/08/09 - 06:18:02 p.m.)
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Aclaratoria
En el momento
de revisar este texto y colocar el enlace
al autor del documento al que se hace referencia,
nos encontramos con que ha sido borrado
de la Web. Mencionaremos el titular "Travesía
doble del Atlántico, en solitario
a los 20 años", no así
el nombre del autor, pues sus razones tendrá
al haber eliminado de Internet ese texto
suyo. Nosotros aquí lo mencionábamos
y vinculábamos al mismo, pues el
autor hablaba de la soledad en alta mar,
y de otros aspectos del descubrimiento interior.
(Nota: 1/1/2010).
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Los problemas de
la juventud Krishnamurti. SAANEN, SUIZA,
AGOSTO DE 1967. |
La semillas de la serenidad
Krishnamurti: Yo no creo
que puedan separarse los problemas de la juventud, los
de la edad madura y los de la vejez;
la juventud no tiene un problema especial. Puede parecer
que sí porque recién los jóvenes
están empezando sus vidas. O hacemos una confusión
de nuestras vidas desde el principio mismo y así
quedamos presos en un cenagal de problemas, incertidumbres,
insatisfacciones y desesperación, o cuando somos
jóvenes (y pienso que tal vez sea la única
época) echamos los cimientos apropiados. No quiero
decir que las personas mayores no puedan salirse completamente
de la trampa en la que están presas, pero para
los jóvenes parece mucho más fácil
empezar a comprender qué cosa tan extraordinaria
es la vida. La vida no es sólo sexo, fumar mariguana,
tomar LSD, ir a la iglesia o adquirir nombradía
en los negocios, ni es abandonar todo a la desesperación
y llevar una vida licenciosa, bohemia, una clase de
existencia incierta. Creo que hay algo mucho más
importante en la vida, una cuestión mucho más
profunda que requiere muchísima seriedad. Y solamente
cuando uno es joven puede sembrar las semillas de la
seriedad, que se abrirán y florecerán
a medida que uno vaya viviendo. Pero para sembrar estas
semillas de claridad, seriedad y recta conducta, son
necesarias una cuidadosa observación y una atenta
vigilancia.
/
La mente religiosa
No sé si ustedes han sentido
profundamente qué implica esa palabra: "religiosa".
Ciertamente, no es la religión de la creencia
y la propaganda organizadas, de las iglesias, los sacerdotes,
las ceremonias y los rituales. Eso no es religión.
En mi sentir, la religión es algo del todo diferente.
No tiene nada que ver con lo que el hombre ha inventado
a causa del miedo. Eso que el hombre llama "religión",
es algo que él ha buscado y aprisionado en la
trampa de las religiones organizadas. Nosotros estamos
hablando de la mente religiosa, que es muy difícil
de explicar debido a las muchas cosas que abarca. Una
mente religiosa implica, sin duda, un estado mental
que no contiene ningún temor y, por ende, ningún
sentido de seguridad en momento alguno; en una mente
así no hay ninguna clase de creencia, sólo
existe lo que es, lo que realmente es. Y en esa mente
impera un estado de silencio no producido por el pensamiento,
sino que ese silencio es el resultado natural de una
percepción alerta y una atención muy intensas.
Es el resultado de una meditación en la cual
el meditador está por completo ausente, entonces,
de ello surge un silencio en el que no existen ni el
observador ni el observado. Y en ese silencio uno empieza
a descubrir por sí mismo el origen y principio
del pensamiento. Se da cuenta, entonces, de que el pensamiento
es siempre viejo, y que, por consiguiente, jamás
puede descubrir nada nuevo. Y, al descubrir todo esto
a causa de ese silencio que es parte de la mente religiosa,
uno conoce un estado de energía que no es la
energía del conflicto ni es la energía
engendrada por medio del esfuerzo, la ambición,
la codicia y la envidia. Es una energía que no
ha sido tocada por ninguna clase de conflicto. Todo
eso, me parece, es el estado de la mente religiosa.
Sin dar con eso, pueden ustedes
tomar LSD, tener innumerables visiones o experiencias,
hallarse en un estado de sensibilidad intensificada
o hipnotizarse a sí mismos mediante la repetición
de diversos dogmas y credos; pero estas sensaciones
no contienen esa calidad de la mente religiosa. Lo importante,
pues, ya sea uno muy joven o muy viejo, es traer todo
el proceso de la propia vida a un nivel diferente, a
una dimensión diferente, ahora, en el presente,
en este mismo instante.
● Foto superior izquierda: Jiddu Krishnamurti en 1910, a los 15 años.
Procede del libro Los Años de plenitud de Mary Lutyens, EDHASA 1984
● Fragmentos de texto: Krishnamurti, Encuentro Con La Vida Del
Boletín 12 (KF), 1971-2 J.
Traducción de Armando Clavier, EDHASA,
1993 - Barcelona.
● Foto superior derecha: Cubierta del libro Encuentro con la Vida.
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Libertad para
el Descubrimiento
(Texto rescatado
del año 2001).
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El adolescente confundido
Es extremadamente difícil
que cuando uno es adolescente mantenga maldad contenida
en su interior, aunque tristemente en muchos casos a
los niños se les educa a cultivar el odio nacido
del miedo. La adolescencia es el momento cúspide
en que el niño dejando de serlo toma consciencia
de sí mismo,
Maravillosa
adolescencia
Albert
Casals i Serradó
RICO PAR:
Albert es un chico que en el momento
de escribir esto (1/1/2010)
debe tener unos veinte años. Lo peculiar
es su historia, pero más especialmente
que es un sobresaliente ejemplo de amor y persistencia
por y de la vida. Lo que se interrelaciona con
esta página de manera muy significativa,
es el hecho de su inclinación por viajar
solo desde la edad de los catorce años,
(adolescencia pura). Si esto ya en sí
mismo es excepcional y muy poco corriente, hemos
de añadirle la dificultad de su estado
físico, que le ha obligado a depender
de una silla de ruedas. Indudablemente hay en
toda esta circunstancia de Albert y su respuesta a ella un gran mensaje de clamor por la vida. Los
condicionantes con los que se ha encontrado
por un lado, su actitud persistente por otro,
y seguramente un apoyo y total contribución
de sus padres para que pudiera acceder al descubrimiento
de la soledad interior y al sostenimiento de
uno mi smo sobre sí mismo, precisamente
en un período tan crucial como es la
adolescencia, permitiéndole viajar teniendo
como única compañera su silla
y su cuaderno de notas. Y para culminar toda
esta maravillosa
"proeza" de vida, sólo hay
que escuchar lo que dice para expresar su impulso
y atracción por viajar:
Albert: «Supongo
que cada viajero tiene una razón para
serlo: los hay que viajan para desconectar,
otros lo hacen para probar comidas exóticas,
otros para ver monumentos y lugares interesantes,
aunque otros para visitar un amigo o un pariente
En mi caso, viajo por la gente, por esto
cada vez que alguien me pregunta por un viaje,
de lo primero que le hablo es de las personas
que he conocido. Porque en mi caso son las personas
y no los paisajes, las que me dan una razón
para salir de casa.»
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y en ese darse cuenta descubre la nada que es, el vacío
que bulle en su interior, mas como se le está
educando a ser alguien, de lo contrario
siendo nadie quedará expoliado, separado, despreciado,
todo el movimiento interior se centra en destruir el
vacío y crear una entidad, configuración
que se forma a partir de la comparación de uno
con otro. Desde la nada interior puede surgir el amor,
pero desde el ego tomando forma en el cerebro únicamente
puede surgir la desidia después de pasar por
distintos estados de confusión y turbulencia
mental. La pura adolescencia, movimiento de exaltación
de la vida, se convierte en una proyección de
sueños para un futuro lejano y en muchas ocasiones
irrealizable. En ese punto el joven ya ha asumido el
miedo heredado. Se ha convertido en un mecánico
y repetitivo ser más. El adolescente tiene como
ejemplo a sus adultos, por lo que toma la vida como
un movimiento en el que ha de huir del vacío
y desarrollar el sentimiento de ser, tener, poseer,
de hecho permanecer. En ese momento pierde la noción
de que absolutamente todo en la creación es cambiante,
oculta la realidad de que cualquier cosa, si se la deja
fluir en su estado natural, jamás es igual ahora
a lo que ha sido, y persigue el estatismo creando la
idea fija de que él es de alguna determinada
manera. Ve que los adultos hacen eso, y en ningún
momento cuestiona que ese comportamiento es absolutamente
erróneo. A partir de ahí ha caído
en la trampa, por lo que sólo se esforzará
en configurar un ego-céntrico.
Nos engañamos con
el cúmulo psíquico
Las canciones suenan de fondo.
Ellas hablan de paz y amor, del nuevo despertar del
hombre, de un profundo cambio en el ser humano que diluya
la barbarie que el mismo se propicia, mas la crueldad
crece y los problemas generados por los humanos no menguan,
entonces vivimos en un ideal que es absolutamente inexistente
y la auténtica realidad no la vemos en absoluto.
Nos reunimos en grupos que se separan de otros grupos,
y cada cual con sus propias justificaciones destruye
al grupo opuesto, destruimos y matamos en nombre de
nuestro inventado dios o de nuestra irrevocable creencia,
fuera ella la que fuere. Nos convertimos en jueces implacables,
disfrazando la venganza con atuendo de castigo que aplicamos
sin cuestionamiento, e imploramos a Dios nos perdone
nuestras faltas, nuestro desmesurado egoísmo,
nuestra inmedible codicia. Llevamos nuestro engaño
interior a niveles tan descomedidos que hasta le pedimos
a Dios que bendiga nuestras acciones de matar a otros
seres humanos. Bueno, ridículamente inventamos
banderas, iconos en los que detrás de ellos se
ocultan infinidad de espejismos y calumnias, y nos olvidamos
de lo que realmente somos, seres humanos desnudos. Cultivamos
un movimiento mental a través del ego-céntrico,
que nos permite creer que somos superiores a otros seres
humanos, y de la misma forma creer que somos inferiores
a otros seres humanos. Desde luego no vemos en absoluto
que ese movimiento, más bien estancamiento del
cúmulo psíquico es una mera fatamorgana
de la cual lo único que puede surgir es sufrimiento,
confusión y destrucción. Con todo ello
aceptamos el miedo como algo inherente a la vida, y
jamás cuestionamos si lo que estamos percibiendo
es auténticamente real o es una simple proyección
del movimiento de nuestras células cerebrales.
Adolescencia, imitación
de los adultos.
El adolescente ya hace tiempo
que desconcertado por el mundo en el que ha nacido,
del cual comienza a tomar conciencia, se siente confuso
y en la mayor parte de casos con poca iniciativa propia,
pues de hecho ya se le podó cuando era niño,
de ello opta por imitar a los adultos, y entre todas
las acciones que debe llevar a cabo para que esa copia
pueda tomar forma, una de las más nefastas para
él y a la vez para la sociedad es la actitud
de disimular el sufrimiento interno, aparentando de
cara a los otros que no existe, y aceptar los típicos
tópicos de cualquier índole, como aquel
que reza que hemos venido aquí a sufrir, de lo
que creará el ideal de futuro, con metas de éxito
y realización propia, en espera de que esos triunfos
harán desaparecer el dolor de no comprender la
creación. Perseguir la codicia, dejando
crecer la envidia, y el temor desprendido de esos movimientos
lo ocultará con sus perseguidos placeres y logros. «¡Todo el mundo hace lo mismo! Y "yo"
no me quiero quedar solo, me comportaré igual
que ellos. Además, quiero llegar a alguna parte».
Nuevo Mundo sin miedo
Por favor, si realmente queremos
construir un nuevo mundo hemos de empezar con los niños,
con los adolescentes, con nosotros mismos. Si uno realmente
considera que toma en serio los graves problemas que
vivimos a causa de nuestro comportamiento, va a dedicar
energía a mirar, a sondear profundamente en el
problema humano, y comenzará a descubrir, pues
la base del amor está precisamente en eso, en
el descubrimiento de lo falso y de lo verdadero. Las
ideas no nos llevan a ningún lugar cuando nos
planteamos este ancestral problema que incubamos en
nuestros corazones y en la mente, pues las ideas
El niño
de alma luminosa
Clematide: Hoy de
nuevo he sentido que la vida me sacudía
con sus potentes mensajes.
este maestro de cabellos
azules
pues este niño
de alma luminosa es un mensaje por sí
mismo, un mensaje que golpea el corazón
Visitar en BLOG "Ramillete
de palabras"
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no son más que elementos químicos organizados
y contenidos en las células cerebrales, y si
sus significados no son auténticos, concordantes
con la realidad que conectan, es obvio que sólo
crean problemas. Ya no es que sean diferentes, sino
que son algo totalmente distinto, las ideas y la vivencia.
La vivencia es algo vivo, en movimiento, está
ocurriendo, la vivencia se encuentra en la cresta de
la ola de la creación, en este eterno presente
vivo que es el ahora, y la idea es algo muerto, pues
es el recuerdo del pasado, y el pasado es algo extinto,
ya no existe. Las ideas nos sirven para construir casas,
o para curar a un enfermo, pero son absolutamente inútiles
para despertar el amor y la inteligencia. El pasado
puede ser muy beneficioso para manipular el universo
físico con el fin de proporcionarnos mayor comodidad,
pero en un nivel psíquico, mental, que es el
sentimiento, lo que el corazón percibe, el pasado
lo único que proporciona son calamidades. Cualquiera
se podría preguntar cómo es que si tecnológicamente,
científicamente, hemos logrado avances tan sorprendentes
aún continuemos matándonos unos a otros
con armas o con las desproporciones económicas.
En nuestro fuero interno, cuando abandonamos las explicaciones
pueriles que hemos inventado acerca de la creación,
descubrimos un ser temeroso por sentirse ignorante de
la creación. Si uno es honesto, dentro de todo
este desbarajuste mental que hemos creado, existe un
ser temeroso de la muerte, y a la vez de la vida, temeroso
de ser y a la vez de no ser. Obviamente esto es un tremendo
contrasentido a la vez que un sin sentido.
En la separación es imposible la unión
Los malos siempre son los otros,
nunca uno mismo. El grupo opuesto es al que se le puede
oprimir, utilizar vilmente. En este punto es obvio que
uno no se da cuenta de que es el otro, no percibe que
no existe el uno opuesto
El Mundo sobre ruedas
Entrevista
Xavier Moret de "El Periódico"
a Albert Casals Serradó
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al otro. Así la separación, que es un
sentimiento ficticio, toma tal consistencia que el espejismo
se convierte en realidad, y los distintos grupos nos
matamos unos a otros, o nos explotamos con el pretexto
de la autorrealización. De hecho este profundo
sentimiento de separación que cultivamos los
seres humanos interiormente, del cual difícilmente
cualquier persona con un mínimo atisbo de inteligencia
puede eximirse de verlo, es el que está destruyendo
el planeta, pues ¿alguien negará que el
planeta está enfermando cada vez en mayor medida
a causa de nuestro comportamiento?
La oportunidad de los niños y adolescentes Somos tan irremisiblemente egoístas y ególatras
que jamás les hemos dado la oportunidad a
los niños y adolescentes de crear un mundo
nuevo, ya que siempre les hemos impuesto nuestro
miedo. Esa es la inicial falta de respeto que tenemos
para con la vida, de ahí el poco sentido
que tiene que hablemos de Dios, pues si en todo
caso la creación surge de Él, ¿cómo
es que jamás nos sentimos avergonzados de
las irracionales barbaries que cometemos? Lo que
precisamos es descubrir qué es la inteligencia
pues esto aún no lo hemos examinado, y desde
ese descubrimiento seguro es que surgirá
el amor, del que tampoco tenemos ni la más
remota noción de en qué consiste su
esencia. De hecho, tomando nuestro comportamiento
como elemento central de estudio, tal vez ni la
inteligencia ni el amor existan, por lo cual si
uno es realmente serio con la vida esto será
lo primero que se preguntará y dedicará
energía para averiguarlo.
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Búsqueda de vídeos
niños maltratados
por la sociedad
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Adolescencia,
la gran transformación, I. |
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Adolescencia,
la gran transformación, II.
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Fragmentos
del Cúmulo Psíquico
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