Cúmulo Psíquico |
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Artículo 5 de 6 |
Fragmentos del Cúmulo
Psíquico |
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Estando fragmentado; hablando
de la fragmentación.
Imaginemos unas gafas cuyas
lentes
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Graffiti urbano retocado electrónicamente.
Autor ¿? Calle ABD EL-KADER, Barcelona.
Foto 15/6/09. |
fueran cada una un diamante con compleja talla geométrica.
Una imagen entonces la veríamos compuesta por una repetición
de la misma imagen a diferentes escalas y perspectivas, un
conjunto de multi-imágenes fraccionadas en cierta medida.
Imaginemos además que cada diferente proyección
filtrada por el diamante tuviera cualidades caleidoscópicas,
la realidad todavía se vería mucho más
fragmentada. Imaginemos que pudiéramos ver la realidad
a través de la fractalidad. Estos ejemplos ilustran
lo que el intelecto hace con la realidad, la filtra a través
de una retícula de conceptos, de ideas, que la dividen
y delimitan, generando en ello focos de atención y
otros de exclusión. Cuando la interrelación
entre la realidad y lo que el intelecto ha filtrado están
sintonizados, se produce concordancia entre ambos. Y técnicamente
podemos beneficiarnos de ello. Pero paralelamente con esto,
lo que ahora ocurre, es que el intelecto se desborda al campo
de la psique, y como él únicamente puede funcionar
con información, toma entonces control del nodo-anímico,
ajustándolo a la información emocional psicológica
retenida en el pasado, la cual toda ella es un conjunto de
fragmentos desconectados reestimulando diferenciadas emociones
sentidas en otro "tiempo". Es entonces cuando, por
mera asociación por un lado, pero por otro como forma
de autoengaño de la psique, la misma funcionalidad
que el intelecto encuentra cuando él está sintonizado
con los hechos y puede experimentar una sensación de
conjunto, desde la fragmentación que él mismo
significa, llevado al campo psíquico, proyecta entonces
la sensación de centro, de "yo", utilizando
la fraccionaria información emocional recuperada. Incluso,
construye adhiriéndole a base de reglas y normativas,
la mayoría provenientes de la influencia social, una
imagen psico-social de sí mismo de conjunto, de unidad,
que se autodenomina "yo", y que tiene un programa
que ejecutar, "soy y seré". En esta situación
la concordancia entre realidad y psique ha dejado de fluir.
BLOG
PHILOSCIENCE
«Por
lo general, percibimos lo que pensamos», David
Bohm. |
En este BLOG encontramos una
breve nota acerca del "determinismo Físico"
con un texto directo de John Eccles, en el que se habla
de la psique, del "yo consciente", y en conjunto
de la visión determinista de la mente humana. Lo vinculamos
aquí para poner en escena algunos "recortes"
de la "psico-red" involucrada en la formación
del cúmulo psíquico, del cual se proyecta la
Determinismo Físico
en el BLOG PHILOSCIENCE
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sensación de ego-céntrico. En este BLOG los
contertulios sin un orden preestablecido indagan acerca de
variadas cuestiones alrededor de la mente y la conciencia,
pareciera que buscando llegar al punto interno de donde surge
el "acto volitivo". Y aún lo enrevesado y
confuso que pudiera parecer el diálogo que ellos mantienen
sino se está un poco al corriente de cómo utilizan
los términos, así como los comentarios que el
que ahora escribe esgrime en relación a ciertos puntos,
no deja de percibirse un intento por ordenar diferentes fragmentos
que se mueven en la psique, algunos factuales y otros supuestos
más imaginativos. Indudablemente, aquí aprovechamos
de forma discursiva sus anotaciones para poner de relieve
las cuestiones que en estos apuntes nos preocupan.
Comentando a Tay
"
nuestro yo consciente
"
|
Deberíamos determinar
previamente lo que es la conciencia. Asumiendo que hemos aceptado
que es "darse cuenta", podemos comprobar entonces
que el "yo", que es una proyección del pasado,
no puede ser consciente. En la conciencia puede surgir la
verdad del hecho de que el "yo" es recuerdo, y por
ello ilusorio. Y descubrir que la conciencia es una cualidad
distinta del tiempo, pues ella "opera" en el ahora.
Así, la sensación de "yo" proviene
de la reestimulación del pasado emocional archivado.
Si el cerebro no se identificara con esa reactivación,
ese pasado dejaría de operar. Pero la identificación
proporciona la sensación de unidad en la psique, entonces
ella dice: "yo soy ese compendio de recuerdos".
Y dándose cuenta de esa retención de la psique
en lo recordado se cree consciente, pero no lo es, puesto
que el recuerdo no es consciente nunca.
Dice Tay: "
catalogador
y evaluador
"
|
La mente consciente utiliza
las cualidades intelectivas, catalogar y evaluar, etc. con
fines prácticos de la vida cotidiana, donde el determinismo
tiene su lugar. Para que el cerebro pueda discurrir en el
"discernimiento de la conciencia", debe abrir el
campo de la percepción a través de la atención
sin "espectador", pues éste siempre es el
pasado, el "yo consciente", limitado. La consciencia
es un campo sin horizonte ninguno. Lo que ocurre es que ahora
todo este mecanismo en el cerebro, la percepción filtrada
y distorsionada por el pasado anímico retenido, está
funcionando de manera tácita a una velocidad no atendida
y bajo el presupuesto de que es así como ha de moverse
y que no existe otra manera de funcionar para el cerebro.
Valga decir que psicológicamente todavía no
sólo creemos sino que incluso funcionamos de forma
determinista, mecánicamente.
El "espectador"
Recurrimos aquí a la
célebre frase todavía no asimilada por la mente
en el par mujer-hombre: "el observador es lo observado".
Por otro lado, tanto la "maquinaria cerebral" como
el completo organismo están interrelacionados a muy
variados niveles con la completitud del universo, no hay separación
ninguna. ¿Por qué entonces debería haberla
en la mente? Y si todo está vibrando de manera unísona
en la interrelacionalidad, no hay "espectador" que
observa algo ajeno a él, separado. Esa es la verdadera
conciencia, la que "se da cuenta" del todo sin centro.
Comentando a Gregorio Samsa, "
inconsciente, infraconsciente, infrasubjetividad
se cuezan las decisiones en el infraconsciente" |
¿Para qué tantas
subdivisiones? ¿No son ellas resultado del "caleidoscópico"
filtro que en sí mismo es el pensamiento? ¿Existe
decisión en el acto de vivir? ¿Tenemos que retrotraernos
hasta la célula, hasta la molécula, hasta el
átomo, etc. para comprender lo que es la conciencia
por un lado y por otro el intelecto y la memoria?
El estado natural es el de subconsciente en un porcentaje
muy elevado. Es como los fenómenos de la energía
organizando lo físico, la mayor parte son invisibles.
Podemos darnos cuenta si atendemos a cuando enviamos una
orden para que se mueva un brazo, pero por regla general,
a excepción de una situación específica,
movemos el brazo de manera inconsciente. No podemos, por
ejemplo, darnos cuenta interiormente de cómo las
células de una herida en la piel se están
organizando para cerrarla, aunque lo podamos ver visualmente.
Muchas funciones del organismo no funcionan por "decisión
consciente nuestra" y además son subconscientes
y la mayoría involuntarias. Lo significativo de esto
es que ocurre lo mismo con el cerebro a nivel psíquico,
pues la función de la psique es fluir con el propio
flujo vivo. De ahí que debamos comprender muy bien
qué significa cuando decimos "decido",
pues la decisión proviene de una evaluación
del pasado.
La subjetividad
Los grados de complejidad
a los que el intelecto puede hacer frente siempre están
limitados. Se nos ocurre un ejemplo, tomemos aleatoriamente
cualquier número mayor que uno, el cinco. Esto representa
para el consciente una reunión de cinco unidades indefinidas,
y lo podemos denotar escribiendo: "1+1+1+1+1". El
grado más bajo para explicar el concepto cinco. También
podemos escribir 2+3=5, un nuevo nivel de complejidad explicativa.
O decir, "el cinco es un número primo formado
por la suma de los dos números primos anteriores a
él". Mucha mayor complejidad implícita
y explícita. A medida que aumentáramos la complejidad,
llegaríamos a un campo "subjetivo", pues
en determinado punto comenzaríamos a carecer de suficiente
información y de capacidad para organizarla toda ella
conjuntamente, o sea, incapacidad para comprender la complejidad
de ese grado. En el ejemplo utilizado, imaginemos que hemos
elevado el cinco a una potencia infinita, 5 .
Después de aplicar esta potencia podríamos explicar
el cinco
diciendo que es la raíz infinita de 5 elevado a infinito,
otra manera de explicar el cinco desde un nivel de complejidad
que trasciende lo objetivo en nuestro nivel, convirtiéndose
en algo subjetivo, sin saber si en ese nivel tan elevado de
complejidad, allá en el infinito, existe en esta explicación
algo objetivo. Para nosotros, en esta explicación del
cinco ahora el infinito se anula, sin saber qué ha
acontecido en esta "vuelta" que hemos dado finito-infinito-finito. Esto es meramente un ejemplo para ilustrar que lo objetivo
y lo subjetivo dependen del grado de comprensión de
la complejidad al que el cerebro tenga acceso.
La decisión
El acto de decisión
de la psique proviene de la indeterminación que en
sí misma es confusión. Decidir implica descartar
y elegir, lo cual manifiesta una dualidad en la que en cierta
medida hay contraposición. Pues, ¿cual es la
entidad que "juzga" en la
Determinismo Físico
en el BLOG
PHILOSCIENCE
|
elección-exclusión? Si es el "yo",
es obvio que quien decide es el pasado emocional retenido,
el cual está generalmente disociado del momento vivo,
así la decisión traerá mayor confusión.
Ya que si hay percepción directa de los hechos, sin
el filtro "yo", no se requiere decidir, la respuesta
está entonces en sintonía con el propio acontecer.
El cerebro relacionado con los hechos sin división.
La conciencia no se ha fragmentado, no se ha separado del
flujo. Indudablemente este acto en la sintonía requiere
de la cualidad de la atención, y un pasado emocional
inactivo sino disuelto.
Gregorio Samsa (en la
entrada 14/8/08 12:30) dice: "Lo que hay es una ACCIÓN
en la que un aspecto abstraído, el "yo",
es conSciente de que se está produciendo." |
¿Consciente de la acción,
o consciente de que el "yo" es una abstracción?
Realmente lo que acontece es la acción. El "yo"
como concepto es un aspecto abstraído, pero como hecho
que está aconteciendo, es una proyección de
recuerdos emocionales, lo cual no es una abstracción.
El hecho de la proyección si es una acción,
los contenidos de esa proyección no son acción,
aunque produzcan una acción con la reacción
de la psique al pasado reestimulado. El cerebro puede hacerse
consciente del completo ciclo de reestimulación del
pasado, entonces abrirse la posibilidad de la conciencia sin
horizonte, cuando el pasado psicológico deja de operar.
Cuando comprendemos es en esta conciencia más allá
de la reestimulación del pasado en la que acontece
el acto de comprender. Cuando hay restricción en la
consciencia, sea del "yo", de sus creencias o complejos
juicios adheridos, la conciencia ha dejado de existir puesto
que existe una proyección.
Tay le dice a Gregorio Samsa:
"
la distinción que haces del yo y su aparente
inmutabilidad
" | La sensación de aparente
inmutabilidad del "yo", de estar ahí siempre,
proviene de la falta de atención a cómo el "yo"
se genera. Pero es que además es obvio, es su finalidad
primera, generar la sensación de continuidad, de "ser
uno", por eso proyecta la reencarnación y el cielo
después de la muerte, o sea, él no muere nunca.
Pero como al mismo tiempo el "yo" es miedo, en el
que hay culpa, entonces inventa el premio y el castigo, para
corroborar que él estará ahí siempre.
Sin embargo, véase atentamente, por comprobación
propia, cómo los recuerdos que forman el ego-céntrico,
cambian a medida que nosotros cambiamos en el decurso de la
vida.
Dice Tay: "
se me ocurre que la sensación del yo no es constante
" | Obviamente, cuando hay atención completa el pasado
emocional no actúa. No hay sensación de "yo",
pues lo relevante es la sensación de acción.
Lo que venimos denominando sensación de "flujo
creacional". Obsérvese, de nuevo atentamente
y compruébese por uno mismo, que únicamente
hay sensación de "yo" cuando el pasado
emocional está operando.
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La quimera de la
grandeza |
Cuestionarnos la conciencia,
la mente, el universo que somos, implica atender a cómo
nos relacionamos y que hay funcionando dentro del cerebro.
Sin mirar con detalle qué es lo que está
moviéndose ahora como psique, esas otras cuestiones
no pueden ser dilucidadas.
Y si uno, cualquiera,
está verdaderamente interesado por resolver el
en apariencia perenne problema humano, iniciará
esta investigación en sí mismo. De cualquier
otra manera, lo único que se hará será
continuar con las cábalas hechas sobre ideales,
dejando de ver los auténticos hechos.
|
Lo
ha de considerar uno mismo
Ellos no saben dialogar conjuntamente.
Lo que en otro tiempo denominaban "resistencia"
ahora es calificado como "terrorismo". A un
país pobre, si no se le enseña a construir
recursos y únicamente se le vende armas, ¿qué
puede resultar de ello? Mantener la hegemonía
del más grande sólo puede conseguirse
atenazando a los pequeños, y utilizando los aparatos
bélicos o policiales para constreñir y
reprimir cualquier nueva obertura de la mente. Pues
la mente se abre cuando somos capaces de hablar comprendiéndonos
y conjuntamente conectando con la única
realidad que no sólo compartimos, sino que de
manera indivisa somos esa realidad de forma unísona.
¿Qué hace que no nos podamos sentar a
dialogar tranquilamente, sin miedo,
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Graffiti urbano: "Malvivo
en Barcelona". (traducido del catalán).
Autor: KEY. Foto: 23/10/08. Calle ABD EL-KADER.
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con la confianza de que llegaremos a una resolución
absolutamente conjunta y beneficiosa para todas las
partes? Si presumimos de inteligencia ¿qué
es lo que impide que veamos que no somos partes y tratemos
los problemas a base de planteamientos unificados? A
estas preguntas no le pueden dar respuesta las creencias,
menos las mitologías, y tampoco los grupos sean
del tipo que fueren. A esto ha de responder uno mismo
como ser humano, siendo honesto consigo mismo. Ahora,
los organizadores no escuchan a aquellos que se les
oponen, y únicamente se esfuerzan por "aniquilarlos",
bélicamente o competitivamente. Pero los organizadores
tampoco escuchan a aquellos que no se les oponen pero
les señalan sus errores. A estos segundos se
les denomina activistas, y únicamente pueden
conseguir ser escuchados cuando hay una gran mayoría
apoyándolos. De cualquier forma las retorcidas
negociaciones siempre se ciñen al poder y la
fuerza disponibles, y de una manera u otra los cánones
de la jerarquía psíquica siempre prevalecen.
No sólo se excluye a los que no están
de acuerdo y recurren a la violencia. También
se excluye a los pacíficos que saben que podríamos
acceder a un orden nuevo de vida en la que no existieran
todas las calamidades que padecemos. La gran cantidad
de asociaciones reivindicativas por defender diferenciados
derechos dan buena noción de esto. Aunque también
queda claro cuando vemos que las cartas constitucionales
así como las de derechos primigenios del hombre,
únicamente se van cumpliendo a medida que ascendemos
en la escala psíquica jerarquizada. A medida
que descendemos el mero efecto de propósito,
sino de sueño, es lo que todas esas "reglamentaciones"
denotan, pues no se cumplen. Este abismal desconcierto
a través de una convivencia humana centradas
en el miedo y el logro propio, proviene de una afección
que los seres humanos padecemos desde muy antiguo, y
que como seres humanos somos responsables de curarnos
de ella. Esta afección es el cúmulo psíquico
que elaboramos en nuestro cerebro, del que se proyecta
el ego-céntrico, que es el que defiende la guerra,
la supremacía propia, y que no da ninguna oportunidad
a que verdaderamente sanemos.
RICO PAR,
(Enero 5,
2010)
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Los fragmentos del cúmulo
psíquico
- psique, cuerpo, organismo:
- imagen interior resultante del sentir fisiológico.
- imagen exterior, aspecto
formal resultante del contorno corporal y la apariencia.
La imagen interior fisiológica
(salvo excepciones ocasionales) se
"Psique
y Eros"
En BLOG
POEMAS-dis-CURSIVOS
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siente como algo desconectado del entorno, ajustado
a un horizonte de separación claramente definido,
cuando en realidad el horizonte que delimita lo "envuelto-envolvente"
del cuerpo físico y el medio en el que se desarrolla
es un gradiente que se pierde en las interrelaciones
entre ambos. Ocurre lo mismo con el campo psíquico,
pero la inconsciencia de su interconectividad "envuelto-envolvente"
es todavía mayor que la que ocurre con el físico,
a causa de la fijación ego-céntrico.
El ideal en el ficticio tiempo
La imagen exterior es el mero contorno de lo envuelto
que se percibe en el campo envolvente de la sociedad,
pero de hecho en el campo de la biosfera completa.
En la imagen exterior obviamente se reflejan todos
los movimientos internos del organismo, inclusive
la afección que éste sufre por el cúmulo
psíquico, el cual siente la imagen exterior
de sí mismo más cercana a como se percibe
una fotografía, algo fijo, que a algo que se
encuentra fluyendo y por lo cual en continuo cambio.
La imagen exterior es un continuo esfuerzo por manifestar
a través de ella el "ideal" que el
cúmulo psíquico tiene de sus auténticos
contenidos, al tiempo de ocultar aquellos que enjuicia
negativos. En este sentido el cúmulo psíquico
no es más que juicio, predilección y
rechazo.
- psique, movimiento anímico:
- ajuste al programa "yo soy".
- fijación en el tiempo mental:
(el cual denotar que precisamente no existe, el tiempo
es físico, la mente es atemporal. A pesar de
que el tiempo no tiene correlación ninguna con
algún objeto físico, es meramente la comparación
de dos movimientos o estados diferentes de la misma
cosa. La ilusión del tiempo sirve para lo práctico.
Para la liberación de la mente es una ilusión
que se convierte en impedimento).
- en el pasado: todo tipo de recuerdos, sentimentalismo.
- en el futuro, todo tipo de deseos "por llegar";
devenir.
- ocultación del final.
Autoreafirmación
del ego-céntrico
En este movimiento atrapado en
el tiempo, el cúmulo psíquico excluye,
por un lado comprender el sentido de la formación,
de "encontrarse formado-cambiando", y de forma
polar, excluye igualmente la des-formación de
la configuración: la disolución de todo
lo envuelto en lo envolvente. De esta ocultación
tanto de la "procedencia" como del "destino
final", ocultación de la transitoriedad,
surge el miedo. La propia ocultación es miedo.
Escapar del miedo, que es en lo que el cúmulo
psíquico pone todo su empeño, contribuye
a fortalecerlo, tanto al miedo como al ego-céntrico,
de hecho, ambos son lo mismo. Fortalecimiento que es
precisamente su propia finalidad, cuanto más
fijo y delimitado mejor, sin embargo, siendo el cúmulo
psíquico el mismo miedo, este movimiento se convierte
claramente en un bucle de continua y repetida huida.
El propio esfuerzo por fijar el ego-céntrico
es un movimiento de huida del miedo. Se ve claramente
que ahora el movimiento anímico ajustado al cúmulo
psíquico es un bucle centrípeto de perpetua
reestimulación, que aislándose a sí
mismo en ese movimiento centrípeto e inductivo,
pretende encontrar relación con el exterior expandiéndose
en él a través de la autoreafirmación.
El poseedor es lo poseído
Ambos movimientos, el orgánico
y el anímico, inseparables, que forman uno solo,
el ser humano, son inevitables una vez aconteciendo,
la vida es inevitable, pero el cúmulo psíquico
se adhiere a ellos a través de la herencia biológica
y ambiental y se induce agresivamente para su fijación
a través de la cultura y la tradición.
Lo biológico heredado de la memoria de lo natural,
gravemente afectado más a cada paso por lo cultural,
es la memoria que el cúmulo psíquico utiliza
para perpetuarse en las generaciones, de esta manera
lo natural no tiene oportunidad de manifestar un orden
nuevo en lo mental, al que fluyendo en su propia libertad
tendería. El propio cúmulo psíquico
es una fijación en el tiempo que vive en el perpetuo
esfuerzo por mantenerse fijo a través de sucederse
en los diferentes cerebros generacionales, de hecho
podríamos decir que es un campo mórfico
que se alimenta y se sucede a través del cerebro
humano, una especie de virus psíquico, y a la
vez siendo algo mecánico que se repite de forma
innumerable de cerebro en cerebro, clonándose,
|
Autorrealización
Composición
mentefactual 2007
|
acribillando la mente, oprimiéndola en ese bucle
reestimulativo, ella es incapaz de fluir en la atemporalidad
y descubrir la creacionalidad natural a la que el cerebro
humano puede despertar.
- el programa persona
- mi familia
"cúmulo
psíquico"
Búsqueda
de texto estricto
|
- mi pareja
- mis hijos, mis padres, etc.
- mis amigos y conocidos
- mis más entrañables
- los más alejados
- el trabajo profesional
- aquellos a los que obedezco
- aquellos que me obedecen
- aquellos a los que necesito
- aquellos a los que he conseguido que me necesiten.
- los que me son indiferentes, incluso ni sé
de que existan.
- otros: relaciones que he de mantener ocultas, etc.
- mis contrincantes, mis enemigos
etc.
- mis propiedades.
- mi conocimiento.
- mis títulos, mi sapiencia, mi prestigio.
- mi posición en la escala de la jerarquía
psíquica.
- mis creencias y convicciones, (políticas,
religiosas, etc.).
- mis bienes materiales (objetos y dinero, etc.).
- mis placeres y entretenimientos.
- mi felicidad.
- mi vida.
- mis
todo lo mío.
La "cancioncita": "yo-mí-mi-mío,
mío-mi-mí-yo, etcétera repetición
"
(20/5/2008). |
La posesión es un candado
en la mente. Produce una ficticia pero fuerte sensación
de seguridad, sin embargo, si ésta fuera real,
no existiría el miedo. Y precisamente la posesión
no puede separarse del miedo a la pérdida.
Ficción como realidad
En este abreviado esquema se puede
ver claramente que todos los ítems tienen un
denominador común, son seres, cosas o cualidades
"poseídas". Tanto los seres, como las
cosas, e igualmente las cualidades, son "objetos",
unos en el mundo material, otros en el mundo mental,
(haciendo esta división mente-materia a efectos
prácticos en la exposición), objetos los
cuales están adheridos a través de cargas
psicofisiológicas y emocionales en el cerebro,
y desde luego en el completo organismo, y todas ellas
interemulsionadas configuran el cúmulo psíquico.
Entonces, si nos preguntamos ¿quién es
el poseedor de todo eso?, cualquiera respondería
"yo", precisamente el ego-céntrico,
el ahora irremediable e irrevocable sentimiento que
uno mismo siente de ser un centro, de ser todo ese compendio
de posesiones. El cúmulo psíquico proyecta
la sensación-sentimiento de ser uno mismo todo
ese conglomerado de fragmentos, memoria almacenada,
y esa proyección, que es una sombra del pasado,
el cerebro identificándose con ella la experimenta
sintiéndose un ego-céntrico. Todo ese
"material" acumulado siendo todo él
cargas almacenadas en forma de pasado, residuos incompletos
de lo que fue la auténtica vivencia que ya murió,
se proyectan en el acto vivo aparentando la misma intensidad
que el propio momento vivo en el ahora contiene y es,
y al tomarlos el cerebro en ese momento vivo como algo
real, al identificarse con ellos, siendo meras sombras
reactivadas del pasado, al tomarlos como algo concordante
con el flujo creacional vivo del ahora, no puede por
más que generar desorden y mayor confusión
de la que el propio cúmulo psíquico es
en sí mismo, pues no es más que registros
proyectando una sombra de algo que fue real pero que
ya no existe, algo que ya se ha hecho irreal, pero que
sin embargo la psique siente como una indisociable realidad.
Aclarando el término
ego-céntrico
Deberíamos quizás
aquí aclarar lo que expresamos al utilizar el
término "ego-céntrico".
Hemos de decir que utilizando únicamente la palabra
ego tendríamos en principio suficiente para referirnos
a lo que con ella pretendemos apuntar, y no adherirle
la coletilla
Psique (mitología)
En Web WikipediA
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de "céntrico" pues pareciera una redundancia,
(y seguramente el lector se ha ido sintiendo incómodo
cada vez que lo leía), pues el ego en sí
mismo ya es un movimiento céntrico, pero a la
vez que centrípeto. Es precisamente estos dos
movimientos el céntrico y el centrípeto,
y este segundo que ya no queda tan claro al referirlo
sólo como "ego", que acostumbra a pasar
más desapercibido, son los que abren la noción
de bucle cerrado en sí mismo. Ambos se mueven
conjuntamente configurando el ego-céntrico, y
de los que como uno de sus resultados se desprende el
movimiento centrífugo, ya que el ego desde su
infinita inducción anhela (en un acto de reafirmación
de sí mismo) expandirse en los demás egos-céntricos que lo envuelven. Así vemos que se crea un bucle,
desde un centro con un movimiento centrípeto
que se esfuerza por convertirse en centrífugo.
Esta es la razón de que sintamos que utilizando
la palabra compuesta ego-céntrico, estas fluxiones
de engañosos encierro y obertura al mismo tiempo,
convirtiéndose en un movimiento anímico
recursivo en la psique, queden perfectamente reflejadas
utilizándolo, potenciando la redundancia que
implica ego-céntrico para poner el mencionado
bucle de relieve.
La luz proyectando sombras
El ejemplo que mejor ayuda a entender
y sentir, percibir, todo este movimiento mecánico
de fijación de registros, proyección y
apariencia de realidad en lo proyectado, es el ejemplo
del celuloide fílmico: contiene unas imágenes
registradas que la luz proyecta sobre una pantalla blanca.
Lo que el espectador está viendo en ella, es
la "sombra", (en colores), del contenido en
el diminuto fotograma. No es el propio
fotograma que el espectador ve, sino las sombras que
la luz proyecta cuando lo atraviesa. El cerebro, conjuntamente
con el organismo, es el celuloide, las imágenes
emulsionadas en el celuloide son la analogía
de los contenidos del cúmulo psíquico
registrados en el cerebro, la memoria emocional pasada,
y las sombras que en la pantalla se proyectan con la
luz, son la alegoría de lo que en el organismo
a través del cerebro y en el propio cerebro se
proyecta en la psique desde el cúmulo psíquico,
que es el resultado de la sensación psicofisiológica
de todo el movimiento conjunto: la sensación
ego-céntrico. La psique entonces identifica esa
proyección pseudo-anímica, (pseudo pues
proviene de registros), como real, se identifica con
ello como si realmente ella, la psique, fuera eso, esa
proyección, y de ahí surge la experiencia
de ser uno mismo todo ese compendio, un ego-céntrico,
con su placer y su dolor, con todo su pasado retenido
que a su vez proviene de la auto-adoración de
predilección o de rechazo que a sí mismo
se profesa. Esta sombra almacenada y proyectada es la
que tomamos como real, como si tuviera existencia propia,
cuando es un mero sueño. Todo este movimiento,
cerebro, cúmulo psíquico en él
almacenado, ego-céntrico como una proyección
de esos registros, y la psique identificándose
con la proyección como la realidad de lo que
ella misma es, lo venimos reuniendo en estos "improvisados"
apuntes denominándolo "el espejismo de centricidad",
al que el cerebro humano ahora estamos tan lamentablemente
"imantados" y prisioneros. No es de extrañar
que arrastremos los crecientes problemas que sostenerse
en un espejismo supone. (30/5 - 24/6
del 2009). RICO PAR, (fechas dentro
texto). |
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Sobre la
competencia
Jiddu Krishnamurti:
«Todo esto
parece superficial y pasajero, pero en el
fondo el hombre está contra el hombre.
Eso se muestra en esta terrible competencia,
tanto en el mundo comunista como en las
llamadas democracias. Está ahí.
Yo lo encuentro en mí mismo como
una llama que arde, que me impulsa. Quiero
ser mejor que algún otro, no sólo
por el prestigio o el bienestar, sino por
el sentimiento de superioridad, el sentimiento
de ser alguien. Este sentimiento existe
en los estudiantes aunque puedan tener un
rostro dulce y apacible. Todos quieren ser
alguien. Eso se ve en la clase, y cada maestro
está comparando a A con B y urgiendo
a B para que sea como A. Ello prosigue todo
el tiempo en la escuela y en la familia». «Cuando usted compara a B con A, abierta
o secretamente, está destruyendo
a B. Entonces B no es importante en absoluto
porque usted tiene en su mente la imagen
de A, que es talentoso, brillante. Y a él
le ha otorgado cierto valor. El núcleo
esencial de toda esta competencia es la
comparación: el comparar una pintura
con otra, un libro con otro, una persona
con otra el héroe, el ejemplo, el
principio, el ideal. Esta comparación
implica medida entre lo que es y lo que
debería ser. Usted pone notas al
estudiante y así lo fuerza a competir
consigo mismo; y la desdicha final de toda
esta comparación son los exámenes.
Todos los héroes que ustedes tienen,
religiosos y mundanos, existen merced a
este espíritu de comparación.
Y lo mismo es con todos los padres, con
toda la estructura social en el mundo de
la religión, del arte, de la ciencia
y de los negocios. Esta medida entre uno
mismo y el otro, entre los que saben y el
ignorante, ha existido y continúa
existiendo en nuestra vida cotidiana. ¿Por
qué compara usted? ¿Qué
necesidad hay de medir? ¿Es ello
un escape de sí mismo, de su propia
superficialidad, vacuidad e insuficiencia?
Esta inclinación a medir lo que uno
ha sido y lo que uno quiere ser, divide
la vida, y así empieza todo el conflicto. «Pero es indudable, señor,
que uno debe comparar. Usted compara cuando
escoge esta casa o esa otra, esta ropa o
aquella. La elección es necesaria».
«No estamos
hablando de semejante elección superficial.
Eso es inevitable. Pero a nosotros nos interesa
lo psicológico, el espíritu
comparativo interno que produce la competencia
con su agresión y su crueldad. Usted
pregunta por qué, como maestro y
ser humano, tiene este espíritu,
por qué, por qué compara.
Si no comprende esto en sí mismo,
estará alentando consciente
o inconscientemente la competencia
en el estudiante. Exaltará la imagen
del héroe político,
económico o moral. Los santos quieren
romper récords tanto como el jugador
de cricket. No hay realmente mucha diferencia
entre ellos, porque ambos tienen esta evaluación
comparativa de la vida. Si usted se preguntara
seriamente por qué compara y si es
posible vivir una vida sin comparación,
si indagara con seriedad en esto, no de
modo meramente intelectual sino de hecho,
y penetrara profundamente en sí mismo
desechando esta agresión competitiva,
¿no descubriría que existe
un profundo temor de no ser nada? Poniéndose
diferentes máscaras de acuerdo con
la cultura y la sociedad en que vive, usted
tapa ese temor de no ser, de no llegar a
convertirse en algo, en algo mejor de lo
que es algo más grande, más
noble. Cuando uno observa lo que realmente
es, ello también es el resultado
de su condicionamiento previo, de la medida.
Cuando se comprende el significado de la
medida y la comparación, entonces
hay libertad con respecto a lo que es.»
| J. Krishnamurti, Principios del Aprender.
Título del original en inglés:
Beginnings of Learning. Traducción
de Armando Clavier. © Krishnamurti
Foundation Trust Ltd. London, 1975.
© EDHASA, 1978, Barcelona. |
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Adolescencia,
la gran transformación, II. |
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Fragmentos
del Cúmulo Psíquico
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Responsabilidad
de los adultos
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