el mirlo dice el mirlo Espejismo de Centricidad
Cúmulo Psíquico
Artículo 3 de 6
Adolescencia, la gran transformación, I.
¡Treinta Segundos!
Treinta Segundos… y ahí estaba ella de nuevo, resplandeciente. Todos los días hacia la misma ruta de camino a casa, sólo para verla; me quedaba con la boca abierta, era preciosa, la miraba de reojo para que nadie se diera cuenta, era un ritual, si los demás se fijaran en ella quizá un día no volvería a verla. Era una de esas miles de supersticiones y locuras que se te pasan por la cabeza.
Treinta segundos, ese era el tiempo que tardaba en pasar por aquella calle. Mis días se sucedían pensando en aquellos treinta segundos en los que volvería a verla. Mil dudas me asaltaban, ¿y si ya no estuviera allí ese día? ¿Si se la hubiesen llevado a alguna parte?
A veces pensaba en acercarme, pero mi nerviosismo no me dejaba, la miraba y miraba el suelo, volvía a mirarla y ¡ya!, treinta segundos. Debería pasar otro día antes de volver a verla. Así transcurrieron dos meses de mi vida; se hacían largos, largos y a la vez emocionantes.
Llegó el verano y me marché de vacaciones. Casi dejé de pensar en ella, pero ocurrió algo que no olvidaré; fue el día de mi cumpleaños, me habían preparado una fiesta. Fue uno de mis mejores años. Llegó la hora de la tarta, tenía que pedir un deseo, cerré los ojos fuertemente, si lo hacía así, con fuerza, quizá se cumpliera más fácilmente. Conté hasta treinta, treinta segundos… los abrí, y… ¡no podía creerlo! Allí estaba ella, tan reluciente como la recordaba. Corrí hacia ella y me subí, era azul, era… mi primera bicicleta, y yo tenía seis años.
Ruth Álvarez Clemente (verano 2001)
¿Educación adolescente o adulta?
Asumir la ignorancia conjunta es verdaderamente abrirnos los unos a los otros. Pero el ego-céntrico prefiere vivir en su trono, ausente su cerebro, su sentir, de cualquier verdad primigenia. Esto viene ocurriendo desde tan antiguo, que a cada generación, resulta más fácil realizar "los ajustes" precisos para consolidar el cúmulo psíquico. Únicamente se resisten a ello, generalmente, los que están creciendo en un ambiente de carencias psíquicas pero en especial económicas. Y en los que lo económico no es un problema, que la carencia es únicamente psicológica, es más fácil el amoldamiento. Al adolescente meramente se le adiestra para elaborar y ajustarse a una idealización de futuro; en eso consiste toda su educación, en lo que se ha de convertir cuando sea mayor. De hecho, aquello en lo que los adultos vivimos, atrapados en el tiempo psicológico. El adulto ya ha asumido un cúmulo psíquico que lo define biológica, psíquica y socialmente, ya está etiquetado, manufacturado y enviado-recibido, "está acabado", hecho: es un estático. La sociedad se mueve dentro de este patrón conceptual fijo, y toda la tragedia del adolescente es que fluyendo en el torrente del cambio, de la creacionalidad de la vida de forma espontánea y natural, se le exige, se le impone, se ve forzado a desconectar todos los circuitos psicofisiológicos, (en estado de flujo), que le están interconexionando con la totalidad creacional, y restringirlos a un prefabricado conglomerado de imagen propia que se irá realizando y materializando a medida que vaya haciéndose adulto. Desde ese momento habrá cambio en lo físico, el cual existe siempre. En lo psicológico tomará el control una serie de "pensamientos y sentimientos fijos" que de forma acumulativa irán perfilando las distintas características del cúmulo psíquico. La realización está puesta en el futuro, cuando la mente es atemporal y únicamente existe en el ahora. ¿Cómo puede haber educación en los jóvenes, si los adultos no han sido nunca educados? Los adolescentes, a duras penas y en la mayoría de los casos de forma inconsciente, simplemente toman el "testigo ego-céntrico" que los adultos les inoculamos de forma igualmente inconsciente.
Graffiti calle D’ABD EL-KADER, Barcelona, (foto: 23/12/08), autor ¿?.
RICO PAR (15/06/2009)
Adolescencia ¿Crisis o Duelo? (Ensayo)
por Liliana Marín Badilla
« … el ser humano al estar en constante cambio y reflexión (¡si reflexiona!) […] no es un sujeto estático. La adolescencia ¿no será un asunto exclusivo del mundo occidental? »
Artículo en el que se despliegan diversos contextos desde los que puede entenderse la adolescencia: como un "trance en sí mismo", en principio, para ir desvelando en su discurso la inevitable relación que los procesos formativos del adolescente tienen con el entorno en el que acontecen y lo directamente relacionados que están con el comportamiento de los adultos.
De la Alegría del Vivir a la cuadrícula psíquica
La vida se nos va, o nosotros nos vamos yendo de ella, este es el ritmo. Así lo sentimos. Somos la manifestación de una exhalación, y nos disolveremos en una inhalación. Aunque de hecho la exhalación-inhalación, como vida-muerte, se encuentran ocurriendo al mismo tiempo. Pero este hecho irrefutable y patente de continuo cambio en la completa vida, la egolatría se esfuerza por eludirlo en todas partes: en la escuela, en el trabajo, en las actividades sociales, etc. En la mayoría de contextos la egolatría impone, desde hace muchas generaciones, sentir la vida como si de estáticos se tratara. Podemos vivir sin ver la realidad de la vida, esto no sólo lo promulga la egolatría, sino que lo impone a muerte si se le hace necesario para no perder su hegemonía. En este contexto mental de opresión y carencia absoluta de libertad en la mente, ausencia de duda y descubrimiento, brota la adolescencia, vertiginoso torrente de cambio, despertar y conciencia, que proviene del propio flujo creacional, el cual, al quedar encarcelado y atrapado por el estamento ególatra social, que es la norma obligada e impuesta, sufre la irracionalidad del esfuerzo por ajustar lo natural a lo normal. Esta es la causa de que los adolescentes, tanto los que ahora lo son como aquellos que un día lo fuimos, la experimentemos como un trágico suceso, en el que debemos integrar la contradicción que se nos enseña y únicamente podamos conseguirlo en base a una cierta clase de autohipnosis, que significa tornarse inconsciente. Así, un proceso que en sí mismo debería ser la exaltación de la alegría del vivir, se convierte en un mero movimiento de estrangulación en lo psíquico, precisamente encorsetando la "esencia de ser humano". La egolatría impide que el ser humano encontremos nuestra esencia. Esto cuando se es adolescente se vive bajo muchas tormentas anímicas, hasta que uno “consigue” modelar la forma, el contorno y el contenido del cúmulo psíquico del que se desprenderá la idea-sentimiento del “yo soy”, único y diferenciado de todos los demás “yo soy”, y situado en un determinado grado en la escala social que el ego-céntrico proyecta como jerarquía psíquica.
Graffiti calle D'ABD EL-KADER, Barcelona, (foto: 23/12/08) Autor ¿?.
RICO PAR(16/06/2009)

Gibran
Khalil Gibran
1883 / 1931
(poeta-pintor)
«Vecinos míos, vosotros recordáis con placer la aurora de vuestra juventud, y lamentáis que haya pasado; pero yo recuerdo la mía como un prisionero recuerda los barrotes y los grilletes de su cárcel. Vosotros habláis de aquellos años entre la infancia y la juventud como de una época de oro, libre de confinamientos y de cuidados, pero aquellos años, yo los considero una época de callada tristeza que caía como una semilla en mi corazón, y crecía en él; y que no encontraba salida hacia el mundo del conocimiento y la sabiduría, hasta que llegó el amor y abrió las puertas de mi corazón, e iluminó sus recintos.»
…/…
«El alma del muchacho que siente que el beso de la tristeza es como un blanco lirio que empieza a desplegar sus pétalos. Tiembla con la brisa, abre su corazón en la aurora, y vuelve a cerrar sus pétalos al llegar las sombras de la noche. Si ese muchacho no tiene diversiones, ni amigos, ni compañeros de juegos, su vida será como una reducida prisión en la que no ve nada, sino telarañas, y no oye nada, sino el reptar de los insectos.»
(Fragmentos de su libro "Las Alas Rotas", 1912)

La Chispa Perdida
Todo ocurre tan deprisa. Para cuando uno se da cuenta puede mirar atrás y ver días y días que el movimiento creacional se ha llevado. Sólo quedan unos registros que de forma vacua evocan las sutiles sensaciones que realmente sucedieron.
En ese momento que uno percibe la distancia del tiempo, y lo imposible de recuperar nada, le embarga la melancolía, la añoranza de algo que quizá nunca tuvo y que siempre soñó con ello. El anhelo de esa esencia que le hace a uno sentirse auténticamente vivo, conectado con el completo cosmos, con la completa humanidad.
Pero el cuerpo envejece. Los amigos van diluyéndose en el camino, y al final, sino más bien al principio, no toca más remedio que aprender en uno y de uno mismo. Pues la terminación de la onda física va acercándose paulatinamente. Aunque sean muchos los que aceptan vivir sin darse cuenta. Cuando lo peor debe ser morir sin haber comprendido.
El sueño adolescente: encontrar el amor perdido. Cuando en realidad es el amor no descubierto. Ya que se nace y se crece en una sociedad que desconoce lo que verdaderamente es eso. Y buscando llenar el vacío, la carencia, nos amarramos a diferentes personas. Después siempre queremos salir corriendo de su lado, pues acabamos hartos.
Uno ve la naturaleza, las majestuosas galaxias con sus millones de estrellas, la desbordante multiplicidad y complejidad de la vida, el eterno pulso de la creación que jamás cesa. Todo ocurre sin esfuerzo, fluye ordenando ondas, fuerzas, partículas, significado. Generando las mas maravillosas construcciones. Y un sentimiento de veneración alegre, dichosa, no puede ser reprimido, pues brota naturalmente al descubrir tal inteligencia.
Firma autor Graffiti "Chica con gafas",
calle D’ABD EL-KADER, Barcelona, (foto: 6/09).
Sin embargo aquí estamos. Generación tras generación nos vamos cediendo el testigo del anhelo desconocido. Viviendo en sueños que inventamos ignorando lo que de verdad no tenemos, creyendo que con ellos podremos paliar la ausencia de eso que tanto precisamos.
¡Y qué poco sentido!, sin ápice de significado, aferrarse cuando absolutamente todo está continuamente cambiando. Culminando después de haber nacido para terminar diluyéndose. ¡Qué absurdo! Incluso viendo la impermanencia, preferimos sufrir porque nuestros sueños no son realizados.
Ocultando la verdad a los ojos de nuestra mente, qué posibilidades tenemos de atisbar el significado de tan gran suceso, la creación. Sosteniéndonos en la creencia, oprimiendo a los otros para hacerla acatar, llegando a matar si es preciso para conseguirlo, qué posibilidad queda a poder comprender algo.
Puesto que frente a esta infinita vastedad creacional de la que brotamos los seres humanos, ¿no es un acto de sublime ignorancia postular que su sentido es el sufrimiento? ¿Y regodeándonos en mayor medida creer que siendo el más grande, al que todos envidian y temen, o adoran, nos desharemos de él?
Todo ello como una hormiga que quisiera comerse un dinosaurio. Pueril, pero peor todavía, ignorante.
Y esto no es una queja. Tampoco un reproche. Es un canto a la creación. Un canto a la auténtica posibilidad que los seres humanos tenemos para acceder al sentido profundo que este descomunal hecho, el flujo creacional en el ahora, ha de desvelar. Pues es obvio que la división y el conflicto que nos embargan no es su significado, ya que éstos son carencia de inteligencia. Cuando es precisamente de esta cualidad, la inteligencia, de la que surge el flujo creacional.
Si no pides, manteniendo tu corazón abierto aunque no recibas, estarás en comunión con la creación, que de hecho es en lo que ya se está pero que no percibimos. Más si ruegas, o exiges, creerás ser colmado, pero el sentimiento de separación te corroerá, sin dejarte ver ni sentir la unión que significa la creación. En ella no hay nada separado, pero tu soberbia te impedirá darte cuenta de esa verdad inevitable.
¿Recuerdas a los seres por los que sentías afecto que ya han desaparecido? ¿Recuerdas cómo sufrieron? Querían llegar a ser. Ahora ya no son. Y va a ocurrir lo mismo. Esta es la importancia que tiene que desterremos el tiempo psicológico, pues ahí está la trampa que no nos deja vivir en el gozo del fluir. En el gozo del fluir creacional.
Todo ocurre tan deprisa. Para cuando uno se da cuenta puede mirar atrás y ver días y días que el movimiento creacional se ha llevado. Sólo quedan unos registros que de forma vacua evocan las sutiles sensaciones que realmente sucedieron.
Puesto que la totalidad de la vivencia, en la cual no hay registros, ocurre en el único lugar que puede ocurrir, el flujo creacional del ahora. Un ahora que es eterno, puesto que está más allá del tiempo. Y vivir atrapado en el tiempo, es vivir buscando la chispa perdida, que es vivir sufriendo.
RICO PAR (1/2/08)

Jiddu Krishnamurti

Imagen y texto provienen del Web
Naturaleza, Desarrollo y Potencial Humano.
La fuente de toda energía
Lo que sigue lo escribió a los 85 años, describiendo la culminación de una meditación que le acontecía en la mitad de la noche durante muchos años:
«Una noche en la extraña tranquilidad… él se levantó para encontrar algo totalmente diferente y nuevo. El movimiento había alcanzado la fuente de toda energía. Esto no debe ser de ninguna manera confundido o considerado como Dios o el principio más elevado, el Brahmán, que son las proyecciones de la mente humana procedentes del miedo y el anhelo, el deseo inflexible de seguridad total. No es nada de eso. No es posible que el deseo lo alcance, las palabras no pueden desentrañarlo ni tampoco puede la cadena del pensamiento envolverlo. Uno puede preguntarse ¿Con qué certeza afirmas que es la fuente de toda energía? Uno sólo puede responder con completa humildad que esto es así.»
 
J. Krishnamurti
Educando al Educador

jiddukrishnamurti.net
Conferencia Bombay 1948
Caminar con Krishnamurti
por Armando Clavier
En la Web Google Libro Online
El Viaje sin Sendero
Web espinoso.org
por Bette Stockbauer
 
   
En la Niñez,
el Cúmulo Psíquico.
Adolescencia,
la gran transformación, I.
Adolescencia,
la gran transformación, II
Cúmulo Psíquico
Artículo 3 de 6
Espacio Descubrimiento y Dilucidación
Esponsoriza y Aloja:
Espejismo de Centricidad - RICO PAR - 2008/09
http://www.tmirlo.com