Tuiavii
de Tiavea, la Pureza de la Inocencia Natural |
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Los
Papalagi son Pobres, a causa de sus muchas cosas.
«Actualmente esos Papalagi
piensan que pueden hacer mucho, y que son tan fuertes como
el Gran Espíritu. Por esa razón, miles y miles
de manos no hacen nada más que
producir cosas, del amanecer al crepúsculo. El Hombre
hace cosas, de las cuales no conocemos el propósito
ni la belleza. Y los Papalagi inventan cada vez más
cosas. Sus manos arden, sus rostros se vuelven cenicientos
y sus espaldas están encorvadas, pero todavía
revientan de felicidad cuando han triunfado haciendo una nueva
cosa. Y de repente, todo el mundo quiere tener tal cosa; la
ponen frente a ellos, la adoran y cantan sus elogios en su
lenguaje.»
«Oh hermanos, confirmad
mis creencias, porque he observado al Papalagi y he visto
sus intenciones tan claras como si las iluminase el sol del
mediodía. Porque él destruye todas las cosas
del Gran Espíritu. Donde quiera que vaya, quiere volver
a la vida de nuevo, por su propio poder, aquellas cosas que
primero ha matado, y quiere luego considerarse a sí
mismo el Gran Espíritu, porque produce tantas cosas.»
«Hermanos, tratad de imaginar
que en este mismo momento se levantase una tormenta y arrasase
todas las selvas y montañas, que también de
la laguna las conchas y cangrejos fuesen arrastrados y ni
siquiera quedase una flor de hibisco para que nuestras chicas
la llevasen en el cabello, tratad de imaginar que todo lo
que vemos a nuestro alrededor desapareciese repentinamente,
de tal modo que nada quedase y la arena y la tierra llegasen
a ser como la palma de nuestra mano o la colina sobre la cual
el magma se ha deslizado. Entonces tendríamos que llorar
a la palmera, a las conchas y a la selva, tendríamos
que afligirnos por todo. Donde se congregan todas las chozas
de los Papalagi, todas aquellas chozas que ellos llaman ciudad,
allí la tierra está tan desnuda como la palma
de vuestra mano y ésta es una de las razones por la
que a los Papalagi se les han ablandado los sesos y juegan
a ser el Gran Espíritu en persona, para no pensar en
todas las cosas que han perdido. Porque están despojados
y porque su tierra se ha vuelto tan triste que coleccionan
cosas como un loco colecciona hojas muertas y llena su cabaña
con ellas hasta que todo espacio libre queda ocupado. Esta
es la razón por la cual nos envidia y espera hacernos
tan pobres como él es.»
Fragmento del Discurso, "
LOS PAPALAGI SON POBRES" de Tuiavii de
Tiavea
Foto: Erich Scheurmann
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LOS PAPALAGI
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DISCURSOS DE
TUIAVII
DE TIAVEA, JEFE SAMOANO,
REUNIDOS por ERICH
SCHEURMANN
Pastanaga Ediciones.
Barcelona - 1977.
Nota de los Editores:
Los PAPALAGI es una colección
de discursos escritos por un jefe del Pacífico
Sur, Tuiavii de Tiavea, y destinados a su gente.
Aparecieron por primera vez en una edición
alemana en algún momento de los veintes, en
una traducción realizada por su amigo Erich
Scheurmann.
Erich Scheurmann
lo arregló para una publicación en lengua
holandesa a través de su casa editora De Voortgank
en 1929.
Los PAPALAGI es
un estudio crítico orientado antropológicamente,
en donde se hace el esfuerzo de describir al hombre
blanco y su modo de vida. Al leerlo se debe tener
en cuenta que este libro está compuesto de
discursos dirigidos a los nativos de las islas del
Mar del Sur, los cuales habían tenido poco
o todavía nada de contacto con la civilización
del hombre blanco.
Ediciones
Pastanaga (1977)
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Los
Papalagi, enseñanza y prevención. He aquí una auténtica "joya del
sentir humano" en relación a la Creación.
Una profunda conexión con el significado creacional.
Los papalagi, (los hombres blancos),
son un conjunto de profundas "meditaciones"
acerca del ser humano, al mismo tiempo que del "estado
de sintonía con la creación",
expresadas con la misma desbordante sencillez con
la que la creación hace arrojo de su bella
complejidad. El hombre Tuiavii, samoano de
la isla de Upola, en un pueblo llamado Tiavea,
sintió la "misión"
de reunir estas meditaciones para sus compañeros.
A través de una clara e incisiva atención,
su ímpetu lo centra en apuntarles que "se
den cuenta" por ellos mismos de la vida pacífica,
ordenada con el flujo natural y en concordancia con
el "profundo Espíritu" de
donde todas las cosas nacen, el flujo creacional en
el que viven gozosos, sanos, sin ápice de miedo,
que será lo que les permitirá no caer
en las trampas en la que los papalagis
viven encadenados. Dándose cuenta de la interconexión
directa y en vivo del glorioso flujo de vida
en el que los samoanos viven, podrán rechazar
con facilidad e inteligencia las trampas que los hombres
blancos se esfuerzan por imponer a todo el Mundo. La separación del flujo vivo Podemos tener acceso a esas meditaciones, a causa de
un hombre que percibió claramente de forma
iluminada la profundidad de donde provenían,
Erich Scheurmann, y no dudó en traducirlas
y divulgarlas para el ser humano occidental. Impulsado
por una fuerza tal proveniente de la importancia que
sentía de que sus congéneres europeos
debían acceder al sentir de Tuiavii
en relación a ellos: a lo absurdo de
desperdiciar la vida esclavos de quimeras.
El hombre occidental tiene su relación con
el flujo natural rota, desconectada, esto es obvio,
vivimos en cubículos, nos separamos,
al tiempo que explotamos la naturaleza
destruyéndola, esta es la primera causa
de sufrimiento. Desde ese movimiento desconectado
del auténtico flujo de la vida, inventamos
una forma de vida dentro de ese cubículo, en
el que todo lo que contiene proviene del pensamiento
que nosotros mismos tenemos en el cerebro. Todo se
mueve en un círculo cerrado,
desconectado, hay miedo que es sufrimiento. El papalagi, sin darse cuenta de esto,
inconsciente, se esfuerza por conducir a todo el mundo
a su estado de desasosiego. Amor
por el ser humano completo
Dice Erich Scheurmann:
... "Tuiavii vivía conscientemente
y por eso poseía esa exigencia interior que
nos separa de las gentes primitivas, más
que cualquier otra cosa". Y añade
más adelante: "Esto sonaría
un poco pomposo si no estuviera dicho con la maravillosa
simplicidad que traicionaba el lado débil
de su corazón. Es verdad que pone en guardia
a sus compatriotas y les dice que se libren de la
dominación europea pero al hacerlo su voz
se llena de tristeza y delata que su ardor misionero
nace de su amor por la humanidad, no del odio:
«Vosotros, compañeros, pensáis
que podéis mostrarnos la luz»,
me dijo cuando estuvimos juntos por última
vez, pero «lo que realmente hacéis
es tratar de arrastrarnos a vuestra charca de oscuridad».
Hemos de observar en este
punto, que la historia del "hombre blanco",
del papalagi, es una constante sucesión
de asaltos, invasiones,
en una continua danza de imposición
de sus normas y creencias, hasta el punto
de matar seres humanos y aniquilar
culturas enteras para conseguirlo. Y con esto hemos
de tener inmenso cuidado, los papalagi
todavía ponen el énfasis en ello.
No podemos usurpar al Gran Espíritu
« Todas las cosas de
las que he sido testigo y que os estoy contando ahora,
son sólo una pequeña parte de las que
mis ojos han observado. Y dejadme deciros
que los blancos se enorgullecen de trabajar todo el
tiempo en milagros más suaves y poderosos,
y gran número de ellos permanecen en pie toda
la noche para encontrar más formas de burlar
a Dios. Porque resulta que quieren vencer al Gran
Espíritu y tomar posesión de sus poderes
ellos mismos. Los Papalagi retan a Dios. Pero Dios
es todavía más fuerte que los Papalagi,
incluida su máquina más experta, y es
todavía Dios el que decide quién muere
y cuándo. El Sol, el agua y el fuego obedecen
aún primero a Dios. Y el hombre blanco no ha
conseguido todavía regular la salida de la
Luna o la dirección del viento.»
Curiosamente, el hombre blanco
persigue la aniquilación de la vida biológica,
trasladando su pensar y su sentir al interior de un
mundo virtual, hecho de asfalto, ladrillo y silicio.
Los papalagi tenemos la biosfera,
nuestra "matriz madre", en grave peligro
de volatilización; entonces la cultura de los
cubículos habrá triunfado, pues únicamente
dentro de ellos podremos conservar la vida. Los pájaros
ya no danzarán en el aire.
El papalagi, sapiencia y
beneficio propio.
Es cierto que la tecnología
puede proporcionar mayor comodidad en distintos aspectos,
para las necesidades del vivir cotidiano, y que no es
prescindir de ella lo que cambiará nuestro cerebro
y sus contenidos. Al mismo tiempo, aún lo beneficiosa
que se nos revela, también produce destrucción
y muerte, sólo hay que observar el planeta.
Así, no es la tecnología lo que
nos hace "malos", sino que el ego-céntrico
que cultivamos es de donde surgen todas las crueldades
que nos infringimos. Esto es un hecho, aunque aquellos
que abogan por la egolatría es
evidente que lo ocultan de mil formas distintas. Igualmente,
a través del miedo inherente en
el estado ególatra, imponen la violencia
como forma de vida. El estado del hombre blanco, lo
que en estos apuntes llamamos "la mentalidad
occidental", descuida la sensibilidad
que significa inteligencia, y únicamente
se preocupa y le interesa la sapiencia
y el beneficio propio. Y esto desde una
perspectiva muy morbosamente estrecha que no permite
verdaderamente sintonizar con la esencia creacional
de la que surgimos y que de hecho somos, pero obviamente
tan artificiosamente disociados de ella que no
nos damos cuenta, y es esta ignorancia
la que proyecta el miedo. Entonces creemos que con el
saber y la propiedad podremos trascenderlo. Mas el miedo
ha sido creado por tomar como realidad la ilusión
del ego-céntrico, y lo único
que se puede hacer con un espejismo es tomarlo como
tal, una irrealidad sin significado alguno. El hecho
del espejismo es real, pero el significado que el espejismo
proyecta es falso.
¿Un nuevo mundo?
Las meditaciones de Tuiavii
pueden parecer sencillas, pero esto ocurre porque provienen
de la completa inocencia. Eso que los papalagis
no conocemos y nos parece tan endeble, cuando la inocencia
es la esencia de lo Eterno. En realidad las meditaciones
de Tuiavii están señalando cuestiones
muy profundas. Aquellos que están ardientemente
deseosos por una nueva y desconocida mente del ser humano,
que nos aleje radicalmente de la falta de libertad
tanto interior como conjunta a la que tendemos cada
vez en mayor medida, deberemos plantearnos el fundamental
problema: ¿Qué podemos hacer para que
los que insisten en vivir presos y aprisionar a los
otros, puedan tener un atisbo, lo suficientemente intenso,
un impacto de la profunda creación, para darse
cuenta del engaño en el que viven esforzándose
en conducir la vida? Puesto que precisamos administración
conjunta, pero ¿puede uno dilucidar lo que
es un ser humano que ha diluido el ego-céntrico?
Inoculado por la mentalidad ancestral impuesta y aceptada
tanto en occidente como en oriente. Este es todo el
problema que tenemos los humanos, ya que cuando un ser
humano, sea cual fuere, abre su corazón y
su mente a la verdad, lo único que puede
hacerle fluir en el amor, sus acciones son radicalmente
diferentes a como discurre ahora el mundo.
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