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Comer o ser comido. Crueldad. Coacción
y política.
Monegal:
Los animales pueden ser muy crueles, tienen
una crueldad extraordinaria.
Punset: Sí, para sobrevivir,
normalmente
Monegal: tienen una crueldad extraordinaria
Punset: Sí, estoy de acuerdo,
pero no tienen este poder elaborado. Es tan
importante que por ejemplo ahora se está
descubriendo en unas investigaciones que se
están haciendo en Estados Unidos, un
psicólogo-neurólogo que se llama
Sapolski; se está descubriendo
que la pobreza, por ejemplo, es para siempre,
o sea que un pobre tiene más úlceras,
más reumatismos, más accidentes
cardíacos que un rico. Y cuando este
pobre si por casualidad llega a rico, resulta
que continua teniendo más úlceras,
más reumatismos, y más accidentes
cardíacos. Y se ha visto que no tienen
tanto que ver con la capacidad o facilidad
de acceso al sistema sanitario, que afortunadamente
existe, sino que tiene que ver con este efecto,
eterno casi, de la coacción política
sobre el desamparado, sobre el pobre. |
Pobreza:
resultado de cómo se organiza.
Es curioso que la pobreza
siempre se ha relacionado con la "comida".
De hecho es la primera carencia que padecen aquellos
que no tienen (o no tenemos) acceso a los recursos
imprescindibles, la falta de alimento. Esto en
una sociedad que desperdicia energía por
el puro placer de hacerlo, o porque sale más
barato. Cuando observamos las sofisticadas sociedades
burocrático-tecnológicas en las
que vivimos los países llamados desarrollados,
es fácil darse cuenta de que la pobreza
se encuentra amagada en las casas. Las calles
permanecen limpias. Y si en algún momento
surge algún colectivo preso en la miseria,
queda relegado a guetos en las afueras de las
ciudades: barracas, ratas, hambre y drogas
Esta desproporción se ve como algo ajeno,
cuando en la base está surgiendo del propio
comportamiento de aquellos que organizan la economía
social, pero también de la propia sociedad que lo apoya.
¿De
donde surge la pobreza?
El apunte que hace aquí
el Señor Punset: "coacción
política sobre el desamparado, sobre el
pobre", es de lo más demoledor. Ciertamente
los políticos, mayormente, están
preocupados por desarrollar una sociedad que en
principio satisfaga las expectativas de los ricos,
de aquellos que no sufren carencias, que de hecho
son los que organizan la sociedad. Igual que el
mantener la clase productora dentro del esquema
"produzco-consumo", pues de hecho es
la base de que todo el sistema se mantenga sin
desbaratarse. Así, los organizadores, son
los que queman, despilfarran, recursos que les
pertenecen a los organizados no productores. Es
aquel que "se siente grande" que relega
a otros a "ser pequeños".
La codicia como base de vida
Mirándolo muy de
cerca, todo esto está ocurriendo a causa
del espejismo de centricidad, egos-céntricos
sublimados, que proyectan el completo campo social,
la jerarquía psíquica que no sólo
promulgan en beneficio propio y en lo físico,
sino que se esfuerzan por coaccionar a que el
cerebro humano quede totalmente impregnado de
ella, en lo psicológico. Pero un día
u otro van a tener que encarar, como nos va a
ocurrir a todos los humanos, de hecho ya está
ocurriendo, el espejismo de centricidad en el
que ahora se sostiene nuestra vida. Cuando uno
tiene un atisbo de ver en una forma total todo
este maremágnum desproporcionado psico-económico
en el que desarrollamos nuestra convivencia, de
forma completa, abrigando todo el espectro del
ser humano, no puede dejar de preguntarse ¿no
debe desaparecer la codicia si verdaderamente
queremos un mundo nuevo? Pues ahora ésta
es la base de la economía planetaria y
de la psique del par mujer-hombre, el ego-céntrico
que quiere ser el más grande.
La comprensión de uno mismo
En determinados momentos,
por intereses falaces pero siempre propios, se
habla de crisis económica. Sin embargo
hay gente que vive en la crisis-económica
toda su vida. Y esto sólo se utiliza para
mostrar a los organizados productores a qué
extremo podrían llegar si dejaran de tener
el ímpetu que se requiere para continuar
produciendo y consumiendo. Mas los pobres, por
el momento, no dejan de existir. De nuevo, decir
aquí, que esto no se ha de encarar como
algo polar. ¿Cómo lo solucionaría
usted? Eso sería lo que la mente polar
preguntaría en principio. La respuesta
es bien sencilla, descubra uno en sí mismo
qué significa la codicia que alberga, desde
ahí comprenderá cual es el camino.
En la inteligencia natural es ella que hace las
cosas, no el acto volitivo del ego-céntrico.
Uno ha de ver lo importante que es darse cuenta
y comprender cómo el espejismo de centricidad
está operando.
Crueldad e ignorancia Puesto
que para cualquiera, que desee percibir la verdad
de nuestro estado psíquico, se hará
claro y evidente que la crueldad humana surge
de la codicia, la cual emana del miedo. Pero
así como estos dos movimientos psíquicos
tienen unas profundidades en la mente que no
sólo abrigan el completo sistema psicofisiológico que somos cada ser humano, también se
expanden al mismo tiempo en el completo campo
social. Es así que hemos hecho del vivir
un "llegar a ser algo", que un día
tendrá que dejar de ser, y frente a esta
enorme contradicción, es que proyectamos
todo tipo de creencias e invenciones que aparentemente
proporcionen una lógica que nos justifique.
Mas nuestra crueldad únicamente se justifica
por la ignorancia que nos invade.
El campo unificado
de la inteligencia, la materia viva y la materia
inerte.
Monegal:
(Dirigiéndose al espectador), es curioso,
es contradictorio el discurso del estimado
Punset porque esto que dice de los pobres
y los ricos con el tema de la alimentación
Por ejemplo aquí durante la guerra
civil se acabaron con las enfermedades de
estómago. No habían úlceras
de estómago porque se había
acabado la comida grasa y todos comían
lentejas, garbanzos y arroz, con lo cual el
estómago entraba en una época
de bonanza extraordinaria. Es precisamente
la sobre abundancia que provoca todas estas
cosas. Parece que entra un poco en contradicción
con lo que decía usted.
Punset: No, a mi ya me gusta estar
en contradicción conmigo mismo,
porque la verdad si existe es muy ambigua.
Una de las grandes "trouvé" (encuentros),
dicen los franceses, uno de los grandes
descubrimientos de hoy en día,
es justamente ver cómo se desvanecen
las fronteras entre lo que es inteligencia,
lo que es materia viva, y lo que es materia
inerte. Esto me lo decía
bueno,
el científico atómico más
conocido y premio Novel en Suiza hace
muy pocos meses
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El
despilfarro
Es verdad que cuando hay escasez
uno, (cualquiera), aprende a aprovechar la energía
de muy variadas maneras y con un mínimo de desperdicio, sino ninguno.
Para comprobar esto uno ha de saber lo que es vivir
"en mínimos", cosa que muchos mueren
sin haber experimentado nunca, mientras otros lo "padecen"
durante su completa vida. En este sentido aquello que
da dinero se promulga y se pone en práctica.
Por ejemplo, organizar una estructura compuesta de hombres,
máquinas, y su correspondiente campaña
publicitaria de concienciación social, para recoger
determinados residuos de forma ordenada y que las depuradoras
puedan con facilidad reciclarlos con un muy bajo coste,
se lleva a cabo postulando la necesidad de contaminar
menos el planeta, (que ciertamente es necesario), pero
en su base el interés son los beneficios que
proporciona. Sin embargo, las significativas cantidades
de alimento que se tira a la basura cuando todavía
podría ser utilizado sin perjuicios, como organizarlo
no reporta ni un euro, se deja ciegamente que los pobres
se zambullan en los contenedores para salvarlo, para
aprovecharlo y cubrir sus crudas carencias.
Acerca de la contradicción
Vivimos en la contradicción
a diferentes niveles. La mayor parte del cerebro
humano la entiende como irreversible. Esto significa
que no sólo se acepta, sino que se desconoce
la forma de vivir fuera de su influjo. La lista
de ejemplos que podemos apuntar en relación
a esto es muy extensa, y algunos de ellos los
venimos poniendo de relieve en estos apuntes,
pero el punto es que nunca nos preguntamos si
puede vivirse sin contradicción alguna,
pues al fin y al cabo ella proviene de lo que
hemos heredado y aceptado asumiéndolo como
propio. Sí que es verdad que a cualquier
nivel es mejor darse cuenta de la contradicción,
que no zambullirse en la excusa y la justificación
de ella que siempre procuran ocultar el auténtico
estado contradictorio. Pero encarar la contradicción
ha de conducir a cuestionarse uno mismo, y es
desde un estado de duda del que nace la revelación.
Esta revelación interior proviene de la
inteligencia natural en la que todo y todos estamos
inmersos, aunque ahora el estado mental mayoritario
del ser humano, del par mujer-hombre, se encuentre
disociado de ella.
¿Puede la verdad adjetivarse?
En el campo de la matemática,
desde hace algún tiempo, se está
desarrollando lo que se ha dado en llamar la lógica
borrosa, en la que la verdad puede tomar infinitos
valores, quedando la lógica clásica
ceñida a la valencia dual verdad-falso,
como un caso particular y a la vez muy reducido
de la primera, de la lógica borrosa. Tal
vez sea esta extensión a la que la lógica
se ha abierto, también llamada lógica
difusa, que de dos únicos valores (0, 1)
que promulga la lógica "tradicional",
pasa a un rango todo lo extenso que queramos dentro
de un intervalo infinito, (0 >= x >=1),
que sugiera esta ambigüedad de la verdad
que Punset señala. Mas desde el punto de
vista que aquí se procura, esto ocurre
sólo por una cuestión de contexto.
La mayoría de cuestiones las reducimos
para comprenderlas a unos determinados contextos,
lo que nos impide verlos procurando una captación
que los abrigue a todos ellos. La falta de percepción
de la totalidad es lo que nos hace ver relatividad
en la verdad, y hablar o pensar de la verdad absoluta,
nos asusta y nos parece muy exagerado o desproporcionado.
Pero
el Sol brilla ahí arriba, su luz
y calor alimenta la completa biosfera, y los neutrinos
que proyecta en sus mutaciones atómicas
nos atraviesan a todos los seres vivos por igual.
Los seres humanos vamos de crisis en crisis y
mayormente sufrimos la vida en lugar de gozarla.
Podríamos continuar con muchos ejemplos
de la verdad evidente e incuestionable, que nos
unifica, y ello ¿no proviene de la verdad
absoluta? Bueno, no la adjetivemos, denominémosla
solo la verdad. Entonces
¿no tiene uno
una peculiar y particular profunda sensación
cuando la verdad discurre en su cerebro y se es
consciente de ello? Lo que ocurre es que la verdad
no está quieta, pues ella fluye con el
propio flujo creacional, y percibirla sencillamente
en sí misma implica un cerebro discurriendo
en la mente sin las ataduras del tiempo. La contradicción
y la ambigüedad provienen del intelecto,
del pensamiento. El discernimiento, que es un
acto de la inteligencia, en el cual discurre la
comprensión, no está atrapado por
el tiempo, entonces es cuando uno tiene noción
de que la verdad está ahí sin necesidad
de adjetivarla ni discutirla. La verdad lo abraza
todo.
La
creación es una
En la creación no
hay nada que se encuentre separado, aunque según
"quién" la esté mirando
le parezca hecha de trozos inconexos. Desde cualquier
punto que partamos en ella, iremos descubriendo
las desbordantes relaciones que existen en y entre
todo lo que en ella se nueve. No se puede expresar
de otra manera más sencilla: en la creación
no hay nada separado, por lo cual toda ella es
una. La ciencia se preocupa de la verdad, aunque
sólo la circunscriba a aquello que denomina
lo físico y puede desarrollar medios para constaarlo, pero ciertamente sería
desolador que presumiendo precisamente esta conexión
con la verdad, no fuera, a medida que avanza en
su comprensión, poniendo de manifiesto
esta unicidad creacional que aquí ponemos
de relieve. Ciertamente, la inteligencia es de
la que la completa creación brota, y toda
ella es un campo de vida en la que no hay horizontes
que la segmenten y la delimiten. Todo está
vivo a partir del momento en que se mueve. Separamos
las cosas para estudiarlas, pero para sentir la
creación se ha de hacer como un todo, sin
fracción ninguna. Lo mismo hemos de hacer
para comprender el estado del ser humano, de nosotros
mismos a nivel psíquico. Pues ciertamente,
las fronteras con que delimitamos materia inerte,
materia viva e inteligencia, son meramente funcionales
para el estudio, en la realidad no existen. La vida es ondulante
Monegal: Ah, esto
liga con aquello que explicaba siempre, el gran
Josep Plá, cuando citando a los clásicos
franceses decía aquella célebre frase:
"La vie ce ondulant", "la vida es
ondulante"
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¿Por
qué no nos sorprendemos de nosotros mismos?
La creación es como
un río, como un torrente, como el vuelo
de un ave, como la suave brisa. La creación,
que es el ahora, es un continuo e imperecedero
flujo. En ella no hay nada quieto, hasta el cristal
o el oro son una forma de movimiento. En la creación
no existe la quietud absoluta. Y esta cualidad
que a todo aquello que se mueve le es difícil
de captar, la quietud absoluta, únicamente
la manifiesta la Nada: que es ausencia total de
movimiento. Ciertamente, la creación, la
vida, es ondulante, todo está vibrando
en una permanente metamorfosis hacia lo nuevo,
¿cómo es que el cerebro, frente
a este hecho irrefutable, este inmenso torrente
de cambio y muerte, se resiste y se esfuerza por
que las cosas sean fijas? ¿No es el propio
cerebro, el cúmulo psíquico interno
que cobija, el que se esfuerza por encontrarse
en estado contradictorio? Resistirse al flujo,
que en esencia es cambio tendiendo a lo nuevo,
es lo que tiene atrapado al cerebro humano en
el espejismo. Lo mundano: el
placer en la necesidad. Punset:
Somos lo que comemos. |
Alimentación,
relación envuelto-envolvente Somos lo que comemos, no hay duda, pero también
somos lo que respiramos, el clima en el que
vivimos, la cultura que heredamos
Somos todo
aquello que de una forma u otra penetra en el
organismo. Lo envuelto, que jamás podrá
resistirse a ser configurado por lo envolvente,
en la misma medida que jamás podrá
resistirse a diluirse igualmente en lo envolvente. La alimentación a base de cadáveres.
Ciertamente, somos lo que
comemos. Pero hemos de hablar de las profundas
implicaciones que este hecho involucra, pues para
muchos puede pasar desapercibido e incluso entenderlo
de forma muy falsa. Alimentarse es una necesidad
biológica, esto es evidente, y es una de
las funciones que manifiesta en qué forma
en la creación todo se encuentra relacionado.
Ningún ser vivo puede serlo sin alimentarse,
que significa comer otros seres vivos. El ancestral
"comer o ser comido" del mundo animal.
Ocurre que en todo este concierto natural en que
las diversas y múltiples especies se interrelacionan
entre ellas en base a esta ley, surge una con
acceso al conocimiento y a la razón, dándole
estas herramientas un poder inusitado para doblegar,
hasta cierto punto, al resto de especies. Así,
este ser pensante, en un acto de omisión
de la sensibilidad, se procura factorías
en las que se practica la matanza organizada de
animales, y sintiéndose orgulloso de ser
un carnívoro voraz, se alimenta de cadáveres.
Alimentación a base de lo vivo La única alternativa inteligente que le
queda al ser humano para alimentarse es centrar
su dieta exclusivamente en los vegetales, pero
como más bien todos sabemos, esto para
muchos resulta aburrido. El acto de alimentar
el organismo físico se ha convertido
en un acto de placer, ya no sólo del
paladar; la vista y el olfato también
han de proporcionar placer en el acto de comer,
y los vegetales, aún cuando se consumen,
son relegados a un segundo plano, la carne muerta
proporciona mayor placer. El vegetal muere,
"está muriendo", en el acto
de ser comido, desde luego cuando lo ingerimos
crudo. Y si es cocinado, las implicaciones de
su muerte en la olla, son muy diferentes a las
que revela cualquier otro animal no vegetal.
Comprender esto requiere de una sensibilidad
que el humano carnívoro no ha despertado. Sensibilidad y crueldad
No lloramos por matar a
otros animales, pero es que tampoco lo hacemos
por matar a otros seres humanos. Practicamos la
matanza con cualquier pretexto, necesidad o entretenimiento,
pero sí lloramos desconsoladamente cuando
algo o alguien que consideramos nuestro muere.
Comiendo carne muerta, que proviene de un acto
cruel, eso es lo que debe emerger en el cerebro,
crueldad. A todas luces los vegetales son más
dóciles, la alimentación basada
estrictamente en ellos ha de despertar la sensibilidad
a todos los niveles. Pero la sensibilidad no es
emocionarse, sentimentalismo surgido de los sueños.
La sensibilidad es sentir con el completo organismo,
en un estado de calma, sin alteración psicofisiológica,
comprender desde la paz. Así, se hace evidente
que donde se encuentra el germen de la crueldad,
la cual siempre es violencia, no puede existir
sensibilidad alguna, aunque el cerebro sueñe
a creer que la tiene. Continuamos siendo
el "animal"
Monegal:
Es curiosa la pregunta porque liga con esto
que decíamos hace un momento, ¿eh?,
liga con esto de la emoción, y no la
reflexión o la racionalización.
Tú le preguntabas a la doctora cómo
es posible que un chico o una chica ¿eh?
¡se enamore! de un bala que no le ofrece
ni dinero, ni seguridad, ni estabilidad
Punset: Estaba decidiendo con el estómago
y el corazón en lugar de decidir con
el cerebro.
Monegal: Y puede ser también
con la bragueta.
Punset:: Bueno, esto si que está
marcado por marcadores cerebrales ¿no?
nuestros genes
Monegal: Sí señor.
Punset:
continúan igual
que hace sesenta mil años.
Monegal: Continuamos siendo monas
Punset: Sí.
Monegal:: ¿eh? Pero
con apariencia
maravillosa y con glamour. |
¡ Continuamos
siendo monas !
¿Se precisa extender esta afirmación? ¿Todavía
no hemos trascendido el animal?
RICO PAR (Diciembre
2008)
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