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Comunicación
y cuestionamiento
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Si
ya se hace difícil hablar de alguien que se
tiene cerca en la convivencia, sin caer en las mecánicas
imágenes que creamos del otro, a las que nos
acostumbramos apegándonos a ellas, (tanto agradables
como de rechazo), más se complica cuando hemos
de hablar de alguien que tenemos lejos en lo físico,
como en lo que de él percibimos de forma muy
recortada desde la distancia. Si con esto la persona
en cuestión además se ha de ver encorsetada
en una imagen de esquema profesional, la dificultad
aumenta. Por esta razón ("de incompletitud
del conocimiento"), y con la posible mayor
delicada atención emergente voy a procurar
expresar el ser humano Ferran Monegal que me
llega, sabiendo que son tan variadas las recepciones,
que seguro dejaré de mencionar muchas cosas.
El Señor Ferran
Monegal articula y presenta un programa de
televisión en una cadena local de la ciudad de
Barcelona, BTV, (desde la misma ciudad
en que esto se escribe). De
forma muy sintética, el programa es precisamente
la personalidad de Monegal, expresando
a través de ella su captación del Mundo,
(a pesar de que lo circunscribe sobre todo al llamado
territorio español); su sentir de la vida, de
las relaciones humanas; delatando lo antípoda
a la vez que falsa es esa otra "visión"
de ella que se nos muestra a través del televisor.
Monegal pone sobre la mesa, en la atención
del espectador, la extraordinaria diferencia que hay
de ese completo y directo sentir de una vida más
auténtica, equilibrada en la inteligencia, a
cómo se nos muestra ella en la información
que este hipnótico medio, la caja de colores,
nos revela. Imagen de la vida que a la postre, no es
más que una manifestación del verdadero
estado psíquico de la sociedad, cosa que
debemos insistir de continuo.
El Señor Monegal
"muerde, acaricia, hace masajes y tritura":
"licúa" aquello que denota falacia,
maldad y dobles sentidos ocultos, en definitiva la irracionalidad
que hacen del ser humano algo muy feo. Esto obviamente
lo hace en el campo de la psique, aunque a muy pocos
se les revele este hecho, mas es del comportamiento
humano y de sus escalofriantes sinsentidos en lo que
se centra toda la "crítica televisiva",
como él denomina su emisión, (crítica
que por extensión, (insistimos), se vierte en
el completo campo social), que él hace precisamente
a través del mismo medio, "la tele".
Hemos de subrayar que esta dura e incisiva "reprimenda" del mal comportamiento que delatamos los humanos,
la suaviza con su innato y contagioso sentido del humor,
que por regla general te arranca de forma imprevista
la carcajada. Esto tamiza de bondad el acto de ver la
"mala fe", las locuras, las vehemencias sin
cuerda razón, y en definitiva el caótico
estado de la psique humana general que él señala,
aún cuando ajustándose a ciertas etiquetas
sociales que ahora pareciera una emisión televisiva
deba conllevar y exigir, Monegal circunscribe
su crítica exclusivamente a la forma de hacer
televisión. La ventana es la "caja
boba" (la TV), y el periodismo; transmitir
información, y la entrevista; dar a conocer gente;
son las herramientas de las que Monegal
se sirve para establecer los horizontes que le permitan
no desbordarse a la profundidad que requiere el cuestionamiento
de cómo funciona a nivel psíquico nuestro
cerebro. Monegal se limita a poner
de relieve donde comienzan los brotes morbosos en nuestra
mente.
Desde aquí podemos atisbar limitaciones que impiden un sondeo más profundo
de los temas que Monegal y su equipo
ponen en la sartén del cuestionamiento, pues
tal vez una mayor profundidad entonces no la aceptaría
la audiencia. Y a todas luces esto es la verdadera pena.
Pues la audiencia debería sentirse impaciente
por descubrir abriendo la mente. Este cuestionamiento
de lo que hacemos mal, de lo "malos" que podemos
llegar a ser los humanos, o de lo malos que ya somos,
"indiferentes", debería ser una constante
en todos los niveles de la vida cotidiana, pues es la
única forma de deshacernos del autoengaño
del que nos alimentamos: «tomamos la ficción como realidad»
como insiste Monegal, pero esto lo
hacemos en el completo movimiento psíquico, en
muy variados ordenes de la vida. Todos queremos, (aunque
la mayoría posiblemente sólo a un nivel
personal), un mundo mejor, bueno, una vida pacífica y con
sentido, creativa, tanto
en lo superficial como en lo profundo, relaciones
armónicas, sin embargo, aceptamos
los límites de la tradición
impuesta y de la jerarquía
psíquica, y vivimos todo lo contrario
de lo que presumimos que deseamos. El centro que siempre
al final, de una manera u otra, se siente separado.
Es precisamente lo que está establecido lo que
constriñe la vida y nos hace crueles, pues ella
es movimiento, flujo, y lo establecido es estático,
no se mueve. La sensibilidad es flexible, la crueldad
es dureza. Ocurre que comprender esto a fondo requiere
de inteligencia, y la inteligencia
es peligrosa, porque ella desecha todo lo que es falso.
Cosa que parece muy incómoda al cerebro que se
esfuerza en impedir que la inteligencia florezca. En
TELE MONEGAL vemos la crueldad que
se practica impunemente por regla general dentro del
campo televisivo, pero ella proviene de lo que cultivamos
los humanos en el completo campo de la vida. Así,
Ferran Monegal en su programa cuestiona
la irracionalidad en la que vivimos. De nuevo, quizá
esto sólo se hace evidente para unos pocos.
Son muchos los matices que aquí
no vamos a poder exponer de las cuestiones que el trabajo
de Ferran promueven en el pensar, en
la psique y en el sentir, pero sí hemos de matizar
una metáfora que explica
muy bien desde nuestro punto de vista cómo él
siente todo el asunto. En el programa hay un personaje
llamado Pepita que es un canario
flauta que entra y sale de la jaula a su antojo, (está
claro que va de casa al plató y del plató
a casa), y, (pensamos que por desgracia), está
enganchado todo el día a la tele, de la que obtiene
su mayor placer, asombrarse, y en la misma medida cuestionar
"histéricamente" los nefastos comportamientos
humanos que en ella ve. Por un lado tenemos la jaula
abierta, es una buena anotación, nunca está
cerrada, tal como debe encontrase la mente. Por otro,
un pájaro que en sí mismo significa libertad,
como la mayoría de las aves, pero en este caso
el pajarillo decide darle la espalda a la libertad
a favor de examinar y delatar el comportamiento humano.
Tan mal nos comportamos que hasta un frágil y
delicado animalito puede venir a decírnoslo.
Es verdad que a pesar de su escandalosa excitación
por las contradicciones humanas, Pepita
manifiesta sus quejas casi siempre enfocándolo
desde el irónico chiste y la broma simpática,
pero incidiendo en mostrar las "malas pulgas"
de aquellos a los que apunta, aún cuando adjetivarlo
de esta manera revele cierta condescendencia. Parece
natural que Pepita esté
histérico, se ha disociado de su gozoso flujo
de vida innato, natural, para prestarle atención
a un ser que vive en la asincronía, en la distorsión.
Sólo aquellos que tienen
un atisbo de lo que es la inteligencia natural,
tienen muy claro que el Mundo que vivimos, que en muy
buena parte es resultado de por qué y cómo
se mueve nuestra psique, ( o mejor dicho ésta
se esfuerza por encontrarse estática), son
los que perciben con una insinuosa claridad que nuestra
vida, el Mundo y la sociedad humana, así como
la completa planetaria, biosfera y todas sus especies,
podríamos estar viviendo en la auténtica
gloria. Y eso sin dejar de aprender y hacer cosas nuevas.
Pero démonos cuenta como este sentimiento dicho
en palabras se queda menguo, si no es que desaparece.
Puesto que es un sentimiento muy hondo. De esta forma,
a mi parecer, poner de manifiesto algo que no funciona
bien, algo que es un engaño,
una maldad, por abreviarlo al expresarlo
de esta manera sencilla, no es ni mucho menos hacer
una crítica, es simplemente ponerlo
de relieve, señalar un
hecho, que es algo muy diferente. Señalar
un hecho es muy diferente a criticar una acción.
Entonces el cerebro y el resto de extensiones, el organismo
completo, tienen la oportunidad de prestarle atención
y estudiarlo para comprender "el
hecho en sí mismo" en
"uno mismo". Por otro lado,
si uno, cualquiera, arriba a descubrir que el cerebro
puede encontrarse fluyendo en el orden en el que el
miedo y el dolor psicológicos desaparecen, es
obvio que se da cuenta de que cualquier otro ser humano
puede igualmente descubrirlo, por muy "hipnotizado"
que ahora pudiera encontrarse. Mas esto implica darse
cuenta de la forma en la que uno ahora está
dormido, cuando en el cerebro sólo se
mueve el "programa"
que se ha recibido. Y esto requiere continuo cuestionamiento
y percepción clara de los hechos. Ya que despertar,
estar despierto, es descubrir por uno mismo el borboteante
flujo de la vida sin ápice de imitación
ninguna.
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Foto: *El Autor y el Ojo
Registrador" , 15 de Enero del año
2005. |
Ferran Monegal, un hombre que sin sentirse ni más ni menos que cualquier otro hombre,
(promulga el sentimiento de "ser
humano" que es común a cualquiera),
incluso teniendo en cuenta los condicionamientos
burocráticos, estratégicos, técnicos
y económicos a los que debe someter el
programa TELE MONEGAL ajustándolo
a determinado formato y contexto, no se ve por
todo ello impedido de exponer las deliberaciones
acerca de nuestros comportamientos, que revelan
cuánto hemos de prestar atención
a cómo nos comportamos en nuestras relaciones
y en nuestro sentir. Cosa que a tenor de ver como
anda el Mundo, de darnos cuenta
de que sentimos como sentíamos hace cinco
mil años o más, (la jerarquía
psíquica está en auge desde
entonces), y que las desproporciones y los problemas
a diferentes niveles no menguan, pone de relieve
que es precisamente de lo que hemos de aprender,
de nuestro comportamiento, y
por cierto que todo él surge de
nuestra psique, de la psique que
somos. Hagamos la prueba y preguntémosle a la gente: ¿Usted cree que la sociedad es buena?
¿Vivimos en la bondad? ¿Quiénes
son los malos? ¿Es Usted bueno? Y no nos sorprenderemos
de que la mayoría coincidan en sus respuestas.
Puesto que poner de relieve nuestras "desviaciones"
significa encarar el espejismo de centricidad
que se incuba en uno mismo,
precisamente de donde surge la completa separatividad
que sentimos y en la que vivimos. Y esto requiere de
un auténtico y continuo cuestionamiento, relacionado
con hechos y no con sueños. Para extender este
despertar de la mente que apuntamos, es patente que
los medios de comunicación pueden ser un buen
transmisor para desarrollarlo, pero siempre en último
término la responsabilidad de que ocurra es de
uno mismo, de cada ser humano.
Ya que si no ocurre en su interior, es imposible que
ocurra socialmente. De momento por lo que parece, en muchos kilómetros a la redonda, y quizá
más allá de los mares, TELE MONEGAL
es el único programa, (hasta donde el que escribe
conoce), en el que se pone de relevancia y se cuestiona,
aunque sólo sea hasta cierto punto, para que
podamos darnos cuenta y así comprenderla y trascenderla,
la crueldad y la maldad
que cultivamos, que no son más que irracionalidad
e ignorancia. «Tomamos la ficción como
realidad», pero esa ficción proviene
del espejismo de centricidad que el cerebro
proyecta a partir de los contenidos del cúmulo
psíquico, del que el ser humano nos adolecemos
de la experiencia de ser un ego-céntrico,
potente sensación de "yo" que
tomándola como verdadera abre todo el campo de
ilusión en el que vivimos.
Imagen: Fotograma
de la secuencia "Rain Champagne" del
film TOMMY de Kent Russell basado en la obra de Pete Townshend de The WHO. La exquisita Ann-Margret
cantando "Champagne" en una de las
más memorables escenas de la película,
cambiando compulsivamente canales televisivos.
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RICO PAR (4/2/09 - 14/2/09)
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