CONCIENCIA |
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Artículo 4 de 8 |
El nodo-anímico, denominado
"el ser". |
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Configurado para fluir
No existen recetas para despertar
la inteligencia. Ni técnica, ni maestría. La
inteligencia únicamente tiene una oportunidad de emerger,
cuando el cerebro comprende claramente qué es esa profunda
cualidad creacional. La completa creación está
surgiendo de ella, de la inteligencia. Se hace evidente, que
cuando uno escucha esta última declaración rápidamente
se pregunta ¿cómo es entonces que los humanos
vivimos en el desorden "anímico", que a todas
luces es carencia de inteligencia? ¿No será
que lo caótico forma parte de lo creacional y que nosotros
los humanos no podemos eximirnos del desorden? Sintiéndose
uno desordenado por dentro, (el ego-céntrico sufre),
¿no será precisamente el ego-céntrico
que proyecta el desorden en la creación como substancial
a ella, sin verdaderamente existir? Aquí se presentan
dos importantes cuestiones. La primera interrogarse por el
sentido
Composición con graffiti
urbano. Autor: ¿TINECLO?. Foto: calle: ABD
EL-KADER, Barcelona, 30/10/08.
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de tal inimaginable evento-suceso, la creación, ¿tanto
esmero por aprender, tanta energía dedicada a ello,
tanta filigrana de creatividad, para culminar en un ser que
sufre? ¿Tanta prodigiosidad creacional culminando en
la carencia de inteligencia, precisamente la cualidad substancial
que a la creación le permite florecer? Si la respuesta
a esto fuera afirmativa, pareciera un aberrante sin sentido,
¿no es así? ¿Creación para el
dolor? Indudablemente, lo que ahora impide sintonizar con
el verdadero significado, es el estado egolátrico de
los contenidos del cerebro, que proyectan esta creación
dirigida por un "superser cruel" que crea subseres
igualmente crueles. Aún cuando a ese superser le atribuimos
la cualidad del amor, y esto aún sin saber qué
significa verdaderamente amor. Una auténtica falacia.
Ahora bien, si admitimos que somos nosotros que nos encontramos
en un error, que estamos carentes de inteligencia, dominados
por la ignorancia, entonces podremos comenzar a dilucidar
en las causas que nos llevan a encontrarnos así de
encadenados a un vivir de fuerza y tensión tendiendo
siempre a la destrucción, pasando por la explotación
y el miedo. ¿Qué sentido puede tener este inmenso
evento-suceso que denominamos creación, que no sea
esa ilusión en la que nos hemos quedado atrapados?
Hacia la Libertad
Y lo primero que nos deberemos plantear es el auténtico significado de libertad. En lo físico estamos condicionados.
La naturaleza ha desarrollado un estricto guión al
que debemos ajustarnos. Uno puede fácilmente imaginar
un organismo que no precisara de alimento y de salud, pero
al rato de imaginar deberá alimentarse y procurar mantener
la salud. El nodo-anímico, el ser "psico-físico-biológico"
resultante de la ordenación "inteligente"
de innumerables relaciones y variadas fuerzas multidimensionales
no se puede eximir de "permanecer" en esa interrelacionalidad
que lo configura. ¿Pero el problema del sufrimiento
proviene realmente de lo llamado material? Ya que quien en
realidad está sufriendo es la psique, al disociarse
de la inteligencia, por identificación y "posesión"
del ego-céntrico, recuerdos emocionales ya no existentes.
Un estado psíquico de carencia de libertad, de restricción
de la mente, que es en donde auténticamente discurre
la libertad, es precisamente un estado de disociación
de la libertad, la cual es la única que puede sintonizar
el nodo-anímico con la auténtica y única
totalidad del que se está formando. El nodo-anímico,
un movimiento psíquico en estado de flujo, atrapado,
encadenado, a un cúmulo psíquico, recuerdos
emocionales retenidos. ¿Puede el cerebro en estas condiciones
preguntarse lo que es la libertad? Y ¿puede la mente
comprender la indisociable relación que hay entre creación
y libertad? El nodo-anímico siente, tiende a la inteligencia
natural, a la vivencia de totalidad. El ego-céntrico
piensa, recuerda, es un ancla al parcial y muerto pasado,
tiende a la ignorancia de la totalidad. ¿Podemos entonces
hablar de conciencia si el cerebro no se está dando
cuenta de todo este completo suceso aconteciendo en las sombras
de la creación?
RICO PAR (Diciembre 8, 2009)
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En busca de la conciencia |
¿Conciencia? Más
allá de la inconsciencia.
¿Queremos un
nuevo mundo? ¿Estamos verdaderamente seguros
de que no sólo lo precisamos a tenor de nuestras
continuas crisis, sino que además emerge en nosotros
un profundo anhelo por discurrir en lo nuevo que jamás
hemos hecho? En matemática y en ciencia somos
capaces de dejar de lado aquello que averiguamos es
falso, ¿por qué no ocurre lo mismo con
nuestra psique y nuestras relaciones humanas? Porque
hacer un nuevo mundo, que como es obvio debe ocurrir
en el ahora, (a pesar de que ciertos cambios organizativos
requieran de tiempo), implica la capacidad de abandonar
completamente lo que nos mantiene en el error inconsciente,
de otra forma lo nuevo no tiene posibilidad ninguna
de emerger. Esto significa que el mito, la creencia,
debe dejar de existir para que el cerebro, la percepción,
pueda abrirse sin condición a su nuevo estado
de descubrimiento. Esto se hace evidente por sí
mismo. Si uno requiere esa comunión imprescindible
con la totalidad creacional ha de deshacerse del equipaje
sobrante, de lo que no es necesario y más aún,
de lo que es contraproducente. Sin abrir el candado
que ahora mantiene la primigenia libertad innata del
nodo-anímico "estrangulada", no hay
forma de que el cerebro pueda sintonizar con la mente,
y de ahí con la vastedad incapturable. Ya que
ese candado lo que está protegiendo cerradamente
es la configuración egocéntrica formada
por la retención del tiempo emocional. El ego-céntrico
que para paliar el propio estado de miedo que él
mismo significa inventa mitologías a las que
se aferra como si de verdades se tratara. Esta adhesión
inconsciente la hace en el nivel psíquico, pero
a su vez la proyecta a esa primigenia fuente que el
nodo-anímico intuye es de donde la totalidad
está emergiendo, sin darse cuenta entonces, que
esa propia "invención" proyectada distorsiona
cualquier profunda verdad que la intuición del
nodo-anímico le esté revelando a la conciencia.
RICO PAR, (Diciembre
9, 2009)
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Un nuevo enfoque: Krishnamurti.
Interlocutor: Puede ser que la fragmentación no esté
a nivel consciente como usted dijo: artista, científico,
sacerdote. La fragmentación está en el
inconsciente.
KRISHNAMURTI:
En primer lugar esté absolutamente seguro de
que ha descartado lo superficial; de que ya no está
J. Krishnamurti
and the Rajghat Education
Centre Varanasi, India
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atrapado en los diversos enfoques fragmentarios nacionalistas
y religiosos de la vida. Esté muy seguro de que
ha desechado todo eso por completo; es una de las cosas
más difíciles de hacer. Pero vayamos más
al fondo de la cuestión.
Interlocutor:
Si estas divisiones existen de hecho al nivel consciente,
¿no constituye una fragmentación el descartarlas?
KRISHNAMURTI:
Llegaremos a eso. Al examinar el consciente y ver su
fragmentación, daremos naturalmente con lo otro.
Entonces ambos se reunirán, porque hemos dividido
la existencia en lo consciente y lo inconsciente, en
lo oculto y lo visible. Ese es el punto de vista psicológico,
psicoanalítico. Para mí no hay tal cosa.
Yo no divido la vida en consciente e inconsciente. Pero
al parecer esa división existe para la mayoría
de nosotros. Ahora bien; ¿cómo ha de examinar
uno el inconsciente? Usted ha dicho que existe esta
división entre el consciente y el inconsciente,
y que se puede estar superficialmente libre de las divisiones
que la cultura ha producido. ¿Cómo examinará
el inconsciente con todas sus fragmentaciones?
Interlocutor: ¿No sería mejor examinar y descubrir si existe un
consciente y un inconsciente?
Interlocutor:
¿Cuál es la definición del inconsciente?
KRISHNAMURTI:
Al parecer, la definición del inconsciente es:
aquello que no conocemos. Pensamos que conocemos la
conciencia superficial, pero que no sabemos qué
es el inconsciente. Escuchen lo que dijo aquel caballero:
nosotros hemos hecho esta división, ¿pero
es ella real?
Interlocutor:
¡Si el inconsciente no fuera real, después
de una plática en Saanen estaríamos liberados!
KRISHNAMURTI:
Están el consciente y el inconsciente. Yo no
digo que la división exista, pero eso es lo que
hemos aceptado. ¿Conocen ustedes su mente consciente?,
¿lo que piensan, cómo piensan, por qué
piensan? ¿Son conscientes de lo que hacen y de
lo que no hacen? Piensan que comprenden al consciente,
pero podrían no comprenderlo. ¿Cuál
es la realidad? ¿De veras conocen al consciente?
¿Conocen el contenido de la mente consciente?
Interlocutor: ¿No
es la mente consciente aquello que, por definición,
comprendemos?
KRISHNAMURTI: Usted puede comprender una cosa y puede no comprender
otra. Puede comprender una parte del contenido de la
conciencia y puede no saber nada acerca de la otra.
¿Conoce usted, pues, el contenido de su mente
consciente?
Interlocutor: Si lo conociéramos
no habría este caos en el mundo.
KRISHNAMURTI:
Por supuesto, es natural.
Interlocutor:
Pero no lo conocemos.
KRISHNAMURTI:
Esa es la cuestión. Pensamos que lo conocemos.
Pensamos que conocemos las operaciones de la mente consciente,
pero lo que hay es una serie de hábitos: ir a
la oficina, hacer esto o aquello. Y pensamos que comprendemos
el contenido de la mente superficial. Pero yo cuestiono
eso y, mucho más aún, cuestiono que el
inconsciente pueda ser, en modo alguno, investigado
por el consciente. Si no conozco el contenido de la
consciencia, ¿cómo puedo examinar el contenido
del inconsciente? Así es que debe haber un enfoque
por completo distinto.
Texto de diálogos acontecidos
en Saanen 4 de agosto de 1971. Proviene de la
sección SUIZA 1. ¿Qué es
la acción? del libro "EL Despertar
de la Inteligencia, III" - "La Conciencia
fragmentada", de J. Krishnamurti.
Visitar
libro online en Web
UPASIKA.
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Sensaciones "non stop".
Comenzamos con las sensaciones,
de ellas no podemos liberarnos, únicamente recurriendo
a la muerte, pues con ella terminan todas las sensaciones.
Pero es obvio que si estamos mínimamente sanos
queremos vivir todo lo que el organismo pueda. Esto
es evidente por sí mismo, ya que el cerebro y
sus extensiones, los sentidos, precisamente están
surgidos, o mejor expresado, "están surgiendo",
para "sentir", y todo sentir es en esencia
una sensación. Es así que el vivir es
un continuo procesamiento de sensaciones.
El ahora y su acontecer
Ahora bien, la sensación
puede entenderse como sentimiento, y de hecho, tanto
la sensación como el sentimiento son una "impresión"
de las "señales" que absorbemos, pero
confundimos lo recibido con nuestra respuesta, cuando
en realidad, el contenido difiere de lo recibido de
lo envolvente. No en vano el cerebro y los sentidos
son impresionados por el infinito flujo de vibraciones
que ocurren tanto dentro como fuera del organismo, pero
no somos conscientes de la "absorción"
completa; sentir es la sensación que vivenciamos
en cuanto al flujo en el ahora, que es donde el sentir
y la sensación están aconteciendo. No
ocurren en ningún otro lugar que no sea el ahora,
pues no existe nada fuera del ahora. Así la sensación
y el sentimiento son la respuesta interna que vivenciamos
de las impresiones que absorbemos en el momento vivo.
¿Conciencia en el recuerdo?
Aquí, en este punto, hemos
de atender, poner toda la atención, al hecho
de que la primigenia sensación o sentimiento
que tenemos de algo, de cualquier cosa, inicialmente,
o sea la sensación o el sentimiento primero,
emerge libre de ningún recuerdo; evidentemente,
pues el acto de sentir una sensación ocurre en
el ahora en un acto sin tiempo, ahí no hay recuerdo.
El tiempo viene luego a sumarse a la fiesta, aunque
de forma tan rápida que al cerebro le es fácil
creer que el tiempo ha estado ahí siempre. Así,
ese sentir primigenio es algo
Krishnamurti
Ahora bien, esta investigación
implica que nos estamos preguntando si hay en
el cerebro una zona que no esté contaminada
por el pensamiento, que no sea producto de la
evolución y que no haya sido tocada por
la cultura. Desde la remota antigüedad,
el hombre ha utilizado sólo una pequeña
zona del cerebro, en la cual ha habido conflicto
entre el bien y el mal. Podemos verlo en todas
las pinturas, en todos los símbolos y
actividades del hombre. Este conflicto entre
el bien y el mal, entre lo que es
y lo que debería ser, entre
lo que es y el ideal, ha producido
la cultura cristiana, la hindú, la budista,
etcétera. Y esta pequeña zona
del cerebro está condicionada por esas
culturas. ¿Puede la mente librarse a
sí misma de ese condicionamiento, de
esa zona limitada, y moverse en un área
que no esté controlada por el tiempo,
por la causación, por la dirección?
Del boletín
"Más allá del pensamiento
y del tiempo", Brockwood Park,
Inglaterra, 8 de Septiembre de 1974.
Incluido en J. Krishnamurti, Encuentro
con la Vida Traducción de Armando
Clavier.
EDHASA, 1993 - Barcelona. |
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vivo, palpitante, el completo ser, el total nodo-anímico,
está vibrando en esa "absorción"
de la totalidad. No así como hace el ego-céntrico,
que activa un recuerdo que es algo parcial y su estado
es prácticamente el de algo que está muerto,
pues está fijo; el pasado es el recuerdo de una
vivencia, que a todas luces no es la vivencia en sí
misma. Y la sensación o sentimiento del momento
vivo, del acto de vivir, ocurre sin pensamiento ninguno,
pero ahora estamos entrenados a no darnos cuenta de
esta fundamental diferencia, y sobre todo y todavía
peor, creer que la superposición del pasado es
la realidad.
La parte se separa de la totalidad
Esto que acabamos de declarar,
con más o menos acierto en la utilización
de las palabras, es un hecho comprobable por cualquiera.
Realmente es muy sencillo si le prestamos toda la atención.
Pero en ello es imprescindible para poder captarlo,
para tener una percepción completa de cómo
eso es así en el momento vivo, darnos cuenta
en la forma y en la medida en cómo hemos sido
adiestrados a "condimentar" cada sensación
o sentimiento que surgen en el fluir de la vida, con
nuestro recuerdo de circunstancias parecidas, o con
nuestra forma de sentirlo resultante de nuestro agrado
o rechazo por ello, ambas cosas pasado. Entonces, el
acto vivo, la sensación pura y primigenia del
ahora, queda emulsionado, pero sobre todo, soterrado
por los contenidos de unos registros archivados que
recuperamos a través de la memoria proyectándose
como algo vivo y real en el ahora, y que por cierto,
en la mayoría de los casos, en el nivel de la
vivencia psicológica desde luego, tienen poco
que ver, sino nada, con la vivencia que está
aconteciendo realmente en el ahora. La totalidad del
nodo-anímico ha sido "focalizada",
convirtiéndose en una mera parte.
Conciencia del nodo-anímico y del pasado.
Así, "llegado"
el punto en el que ese movimiento de superposición
del pasado sobre la auténtica vivencia lo percibimos
claramente y con total nitidez, lo cual únicamente
podemos hacerlo si no lo reprimimos ni juzgamos, ya
que la represión o el juicio se convierten en
nuevos solapamientos ocultadores, es cuando tenemos
oportunidad de darnos cuenta, "despertar conciencia",
de cómo por un lado el pasado se devanea por
"brincar" hasta el acto vivo, camuflándolo,
y por otro percibimos el flujo del ahora, entonces sin
verse interferido por ese pasado que quiere tomar protagonismo.
Obviamente, pues el mismo acto de atención sobre
él, sobre cómo el pasado se mueve e intenta
solapar lo vivo, contribuye a que no interfiera en la
vivencia, ya que al ser "visto", atendido,
al ponerlo de manifiesto, al "vigilarlo",
pierde toda su fuerza para insistir en su intento. Únicamente
se encuentra "desvelado" y por ello inoperante,
la única manera que el nodo-anímico tiene
de comprenderlo. Si el pasado, el ego-céntrico
toma control del cerebro, la percepción queda
oculta y el nodo-anímico experimenta sufrimiento.
Identificación: dos
iguales.
Procurando no quedarnos rezagados,
hemos de matizar que lo explicado en el párrafo
anterior, evidentemente funciona si la atención
es "auténtica atención", aquella
en la que no hay un centro atendiendo. Pues de lo contrario
el cerebro se "identificará" con ese
flujo del pensar alimentado por el pasado, y ese mismo
acto de identificación, será el solapamiento
ocultador que atrofiará toda vivencia en el acto
vivo. Suponemos que es una redundancia explicar que
el acto del cerebro de "identificarse" significa
que se convierte en aquello con lo que se identifica,
cosa que la misma palabra "identificarse"
indica: reconocer que dos cosas son idénticas.
La nodalidad física
Volviendo entonces al eje del
enfoque que ahora procuramos, vemos que la sensación,
como ya dijimos, es imposible deshacerse de ella y continuar
encontrándonos sanos. O sea, la sensación
forma parte indivisible, de hecho es lo mismo, que los
sentidos; éstos existen para sentir, y mientras
haya vida discurrirán sensaciones en ellos.
En el nivel físico esto es muy sencillo, a uno
le pinchan con un alfiler, y siente que lo han pinchado
a él, no a quien pudiera tener a su lado o a
otro cualquiera. Así ocurre con el completo organismo.
El cerebro y el cuerpo, sienten una cierta "centricidad",
no en vano son un "nodo", y como todo nodo
hasta cierto punto significa un centro, aún cuando
puede consolidarse como nodal a causa de que está
interdependientemente interrelacionado con todas las
cosas en y de las que ese nodo se forma, así
una cierta sensación céntrica es inevitable.
Pero esto es meramente en lo físico, y cuando
el cerebro comprende de forma directa la multi-interrelacionalidad
en la que se forma el completo organismo, entonces la
centricidad física, que es más bien "nodalidad",
no tiene demasiada importancia, únicamente a
un nivel práctico, para proporcionar las necesidades
que el organismo precisa para fluir sanamente. La sensación
física de centro, que es una sensación
"nodal", no perturba a la psique, y por extensión
tampoco a la mente.
La ilusión del ego-céntrico
En todo este compendio de apuntes,
ya hemos ido poniendo de relieve para llamar a su atención,
las morbosas causas y efectos que se generan del cultivo
del centrismo psicológico, pues, pensamos se
ha visto claramente por todo aquel que haya atendido
a estas perspectivas perceptivas propuestas, y a su
vez lo haya "palpado" directamente en el flujo
vivo con sus propias "manos de la mente",
que el sentimiento de centricidad psicológica
es un movimiento enfermizo, y que aquí no es
necesario volver a insistir en toda la patología
que el espejismo de centricidad involucra, pero hemos
de señalarlo en este punto, pues por "contraste",
y desde luego por investigación interna, ahora
estamos
Krishnamurti
No hay, pues, conciliación posible entre la sociedad con sus exigencias y sus propios requerimientos de libertad. Esos requerimientos provienen de nuestra propia violencia, de nuestro propio limitado y feo egocentrismo. Una de las cosas más complejas es descubrir por nosotros mismos dónde radica esa condición egocéntrica, dónde se oculta muy, muy sutilmente
nuestro ego. Puede ocultarse políticamente haciendo el bien por el
país. Puede ocultarse más bellamente en el mundo religioso:
Yo creo en Dios, yo sirvo a Dios; o en la ayuda social (y no es que
yo esté contra la ayuda social, no salten a esa conclusión, pero
puede ocultarse ahí). Se requiere un cerebro muy atento, no analítico
sino observador, para ver dónde se ocultan las sutilezas del ego, del egoísmo.
Entonces, cuando no hay ego, la sociedad no existe y usted no tiene que adaptarse
a ella. Es sólo el cerebro que no advierte esto, el cerebro inatento, el
que dice: ¿Cómo he de responder a la sociedad cuando estoy
trabajando por la libertad? ¿Comprende? Si se me permite señalarlo, nosotros necesitamos reeducarnos no mediante
la escuela, o la universidad (que también condicionan el cerebro), no
mediante el trabajo en la oficina o en la fábrica. Necesitamos reeducarnos
a nosotros mismos estando sensiblemente atentos, viendo cómo nos hallamos
presos en las palabras. ¿Podemos hacer esto? Del Boletín 48 (KF),
1985
Fragmento
de "Las exigencias de la sociedad",
Saanen, Suiza, Julio de 1984.
Incluido en J. Krishnamurti, Encuentro
con la Vida Traducción de Armando
Clavier.
EDHASA, 1993 - Barcelona. |
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procurando enfocar el estado de la mente cuando a través
de la conciencia al ponerlo de manifiesto puede liberarse
de esa terrorífica ilusión del ego-céntrico.
Vivencia versus recuerdo
Ahora bien, cuando nos encontramos
en un estado de atención, que significa atender
a las sensaciones que se van produciendo en el fluir
del ahora, en el flujo vivo, si ya nos encontramos en
el punto en el que el pasado no opera, o el cerebro
ya ha aprendido claramente a "colocarse" en
suspenso frente a él cuando aparece, lo que contribuye
a que el cerebro no se vea así magnetizado por
el pasado, entonces ahí veremos que la sensación
de centro psicológico no existe. Si el cúmulo
psíquico no está proyectando sus contenidos,
no puede producirse espejismo ninguno. Y también
percibiremos que ni tampoco la sensación que
el cuerpo físico pudiera sentir de centro se
extiende a lo psicológico. Entonces es así
que en ese momento, en el que en el cerebro no hay control
de ninguna clase, pues el pasado no está operando,
aunque sí un flujo de atención y observación
del propio flujo vivo, el cerebro ha de estar despierto,
descubriremos que es ahí precisamente en el punto
en el que el cerebro sintoniza con la mente, donde desvelaremos
el auténtico sentido de la mente y cómo
de ella están surgiendo todas las cosas que en
la creación acontecen. Claro, esto debe ser constatado
por "uno mismo", por el nodo-anímico
discurriendo en la inteligencia a través del
discernimiento. Ha de ser una vivencia directa, no puede
ser una reproducción transmitida de pensamiento
ni interno ni externo. (19/06/09).
Conciencia en la totalidad
o miopía mental en la parte.
Podemos utilizar las palabras
buscando la mejor manera para que ellas apunten y expliquen
aquello que percibimos que se encuentra discurriendo
en un campo mucho más amplio y nada restringido
en comparación a cómo el pensamiento mismo
se autodelimita. Venimos utilizando el término
nodo-anímico, pues además de excluir en
él un conglomerado psíquico "permanente",
como se esfuerza el ego-céntrico por ser, pone
de relevancia por un lado la cierta autonomía
que un cerebro-organismo ostenta, y por otro la ineludible
interrelación con el todo por la que esta configuración,
(como le ocurre a todas las configuraciones), se está
generando. Pero quisiéramos incidir más
explícitamente en lo que los párrafos
anteriores procuran transmitir. Si bien sabemos que
somos resultado de esta interrelacionalidad indivisible,
el organismo precisa alimento, oxígeno, calor,
etc. todo ello corrientes provenientes de la totalidad
que se reúnen configurando el nodo-anímico
en su aspecto físico, la experiencia que tenemos
como "ser" pasa esto desapercibido. Uno "sabe"
que se encuentra en interdependencia de todo lo que
le rodea, pero no lo siente como algo continuo y palpable
a primera vista. Precisa zambullirse en el intelecto
y desplegar la lógica de ello. De alguna manera
la percepción directa de esa interrelación
se ha perdido, ha quedado "escondida", en
un muy oculto plano. Esto en el ámbito físico.
Pero esta miopía psíquica en relación
a lo material, se extiende en el campo mental, sobre
todo cuando éste se encuentra sujeto por el pasado
emocional "activo", pues entonces la experiencia
psíquica es la consabida sensación de
centro y separatividad. Si nos planteamos que ni materia
ni mente son procesos separados, sino que ocurren al
unísono aún cuando podamos revelar su
relación, pues al apuntarlos estamos hablando
de dos aspectos diferentes de la misma cosa, es cuando
podemos poner de relieve que nuestra miopía de
la interrelacionalidad se extiende en igual medida a
lo mental, por lo cual, eso que llamamos conciencia,
que es un proceso en la mente-materia, deba sernos desconocida,
pues en estas condiciones de "exclusividad"
no hay posibilidad de "inclusividad", que
es a todas luces lo que la conciencia ha de proporcionar,
discurrir en el "campo" de la totalidad. (7
de diciembre del 2009).
RICO PAR (fechas dentro
texto)
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Nodo Significados del término
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Discernimiento en La Totalidad de la Vida
de J. Krishnamurti
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¿Discernimiento y Mutación?
J. Krishnamurti y David Bohm |
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