El Mirlo
EL ESPEJISMO
Artículo 6 de 6
Meta-Resolución al Espejismo
Sería fantástico que existiera alguna receta, una pócima, que tomándola, el cerebro quedara libre del espejismo de centricidad, con toda su confusión y su padecer, accediendo entonces la psique y la mente a fluir unisonamente, sin interferencias retroalimentadas del pasado. Sin espejismo, sin sombras. Pero eso es soñar. La búsqueda de receta o pócima, es quedar atrapado en ideas que no operan el cambio, las ideas no producen el acto de liberación. Quizás podríamos llamarlo meta-inteligencia, en un intento de enfatizar que esta liberación se encuentra más allá del tiempo, así, más allá de cualquier foco del cerebro. Pero comprender un cerebro que comprende sin focos, requiere comprender previamente lo que la libertad interior es. Son los focos del pensamiento que impiden comprender precisamente sin pensamiento. Y es esta incomprensión la que significa carencia de libertad interior. Cuando vemos nítidamente que el ego-céntrico es lo que encarcela la mente, lo que la domina, entonces estamos prestos a atender a ver cómo sus requerimientos, sus inconsciencias, su dominio sobre nosotros mismos, nos tiene enjaulados. ¿Y cómo podemos comprender lo que es la libertad interior estando dentro de la jaula? Es un bucle que retiene la mente en el tiempo impidiéndole la percepción clara en el ahora. Y mientras el cerebro está dejándose engañar por el espejismo de centricidad, no puede despertar a esa percepción que es la sintonía de la mente sin horizonte ni centro.
RICO PAR (Enero 13, 2010)
La Libertad Interior
Jiddu Krishnamurti es, sin duda, uno de los personajes más fascinantes del siglo XX. Durante años, su centro de acción en Occidente fue en la localidad de Saanen, un bellísimo lugar de los Alpes suizos al cual acudían personas de todo el mundo para escuchar su enseñanza.
Enseñanza paradójica, pues Krishnamurti invitaba a sus oyentes a prescindir de la autoridad de los maestros: no hacen falta gurús ni principios generales; lo esencial es la propia liberación, el descondicionamiento, la libertad interior.
Al hilo de esta libertad, Krishnamurti va enfocando en el presente libro los grandes temas del amor, la religión, las ideologías, el dolor, la belleza, la felicidad, la meditación… Sus palabras son un estímulo y no una imposición. Un estímulo para que cada lector acceda, por sí mismo, a su propia e irreductible realización.
Texto de contraportada del libro LA LIBERTAD INTERIOR de J. Krishnamurti.
De la Edición © Editorial Kairós, S.A. Barcelona, 1993.
Comprensión y acción.
Interlocutor: Es muy fácil seguirle a usted verbalmente, en las palabras; en las ideas, no es muy difícil…
Krishnamurti.: …Pero desembarazarse realmente de la aceptación de sistemas, es cuestión muy distinta, ¿no es cierto? ¿Qué quiere usted decir cuando afirma: «Le sigo a usted verbalmente, claramente»? ¿Quiere decir: «Comprendemos las palabras que usted dice, oímos las palabras y nada más»? ¿Qué quiere decir eso? Usted escucha las palabras y es evidente que puede escuchar algunas que carecen de todo sentido. La pregunta es: ¿Cómo es posible escuchar las palabras de manera que, al mismo tiempo, el propio escuchar sea la acción? Alguien dice: «Comprendo intelectualmente eso de que usted habla, las palabras son claras, tal vez el razonamiento es bastante bueno, un tanto lógico, etc., etc. Comprendo todo eso intelectualmente, pero la acción efectiva no se realiza. No estoy libre por completo de aceptar sistemas». Ahora bien, ¿cómo se va a salvar esta separación entre el intelecto y la acción? ¿Está eso claro? Por las palabras, intelectualmente, comprendo lo que usted ha dicho en la mañana de hoy, pero no existe una libertad real derivada de esa comprensión; ¿cómo se va a convertir en acción instantáneamente este concepto intelectual? Pero, ¿por qué creemos comprender intelectualmente? ¿Por qué ponemos ante todo la comprensión intelectual? ¿Por qué prevalece ésta? ¿Entiende usted mi pregunta? Estoy seguro de que todos creen comprender intelectualmente, muy bien, lo que está explicando el que habla, y entonces usted se dice a sí mismo: «¿Cómo voy a poner eso en acción?» De modo que la comprensión es una cosa, y la acción otra; luego, estamos pugnando por tender un puente entre ambas. Pero, ¿es que existe siquiera la comprensión intelectual? Puede que ello sea una falsa afirmación que se convierte en un bloqueo mental, en un impedimento. Mire usted, vea, observe con cuidado porque esto se convierte en un sistema -¿entiende?-. El sistema que todos usan: «Intelectualmente comprendo». Y puede ser falso por completo.
Todo lo que queremos decir es: «Oigo lo que usted está hablando», oigo las vibraciones de esas palabras pasar por mis oídos. Y eso es todo. No ocurre nada. Es como un hombre o una mujer que tiene mucho dinero y oye la palabra «generosidad», percibe vagamente la belleza de ésta, pero vuelve a la avaricia, a la falta de generosidad. No digamos, pues, «comprendo»; no nos permitamos afirmar: «He captado lo que usted dice», cuando simplemente hemos oído muchas palabras. La pregunta es entonces: ¿Por qué no ve usted la verdad de que ningún sistema, exterior o interno, va a traer la libertad, va a librar al hombre de su desdicha? ¿Por qué no ve usted esta verdad instantáneamente? Ese es el problema, y no el de cómo tender un puente para salvar la distancia entre estos dos hechos: el de captar intelectualmente algo y el ponerlo en acción. ¿Por qué no ve la completa verdad en todo esto? ¿Qué le impide verla?
La libertad interior - Jiddu Krishnamurti
Título original: TALKS AND DIALOGUES SAANEN 1968
© 1970 by Krishnamurti Foundation Trust Ltd. Brockwood Park, Bramdean, Hampshire, Inglaterra.
Editorial Kairós, S.A. Barcelona, 1993. Diseño portada: Agustín Pániker

Cuestionando el espejismo
La jerarquía psíquica
Hemos ido mencionando en estos apuntes lo que denominamos con la palabra "jerarquía", que aquí nosotros ampliamos con el calificativo "psíquica", por una sencilla verdad que manifiesta este hecho. No daremos más vueltas aclarando el término, puesto que es evidente, desde luego para todo aquel que quiera ver la verdad, que la jerarquía únicamente es psíquica, no ocurre en ningún otro lugar, ni cosa ni ser, en el completo Universo. La excepción somos nosotros, los seres humanos, que a raíz del cúmulo psíquico, con el ego-céntrico que proyecta, nos sostenemos en la egolatría, de la cual surge de forma inequívoca la "jerarquía psíquica". Es un "orden/no-orden" que proviene de esa proyección que sucede en el interior del cerebro humano. Todos los problemas surgen entonces de tomar esa "idea-sentimiento" como algo substancial a la vida.
Asumiendo la enfermedad mental humana
La jerarquía psíquica es la "articulación de la acción" de la que la egolatría se vale para realzarse a
"Confusión de La Psique". RICO PAR, 1991.
sí misma, imponerse, y hacerse acatar por la fuerza, el sutil engaño, o el aprovechamiento del desconocimiento ajeno, pero siempre y de cualquier forma a través de la imposición y el miedo, amenaza y culpa, y esto por grande que sea el disimulo. Obsérvese que todo aquel que siente que es alguien en este desconcierto de graduaciones egocéntricas, muy nervioso se pondrá cuando lea esto, indudablemente si ha llegado hasta aquí, desde luego. Y en absoluto es nuestra intención, intranquilizar a nadie; no podríamos más de lo que el ego-céntrico en sí mismo ya es de intranquilo. Al tiempo, muy posiblemente, de tachar de incoherente lo que aquí señalamos; el hecho de entender la egolatría y su jerarquía psíquica como una "enfermedad mental" que nos aqueja a los humanos desde que se suponía debíamos haber dejado el ancestro animal en segundo término, al desarrollar los elementos físicos que nos permitían "conectar" con la mente y hacernos conscientes de ella.
Un Ruego-Denuncia a la Escucha
Esta completa colección de apuntes, desde el sentir del que escribe, son un "RUEGO-DENUNCIA", a la atención, al escuchar, al tener en cuenta lo que decimos aquellos que nos estamos adoleciendo de como está el mundo y en especial el ser humano. ¿O todos lo sentimos de la misma manera y con igual intensidad esta dolencia en la que todos participamos? No queremos generar exclusiones, ni alzarnos como portadores de bandera ninguna. Para nosotros la patria no existe, y sin embargo nos sentimos auténticos seres humanos, "terráqueos del planeta tierra". De mil colores, de mil lenguas, de infinitos rostros, y de una única mente, la creacional, que no sólo es la que nos abriga a todos, sino que nos encontramos participativamente en comunión con ella. Pero al ser ahora inconscientes de esta interrelación indivisa, de ahí nuestra insistencia. Comprendemos la diversidad sin reticularla con escalafón ninguno. El grande, el mediano y el pequeño son una invención de la mentalidad egolátrica. Pero esto es lo triste, y de aquí viene el ruego-denuncia, la egolatría se niega a escuchar. Tiene miedo, y no sabe bien qué es lo que verdaderamente perderá si se cuestiona a sí misma. Sin embargo debería prestar atención a todo lo
La sexta extinción
Publicado por
Paco Gil
nuevo que puede emerger, que la propia creación desde su base está procurando manifestar, si la mente humana despierta y se libera.
Escucha, por favor, escucha.
¿Por qué crees que necesitas sentirte grande? ¿Que los demás te reconozcan como alguien importante, y que te miren con recelo sin atreverse a acercarse? ¿Te sientes realmente seguro? ¿Es el principio del placer el que prima? Entonces, tú, con aparente benevolencia, ("ficción pura", lo cual es demostrable de forma lógico-matemática), te acercas a los pequeños acariciándoles. Toda la energía de la creación brota de ti, y mostrando tu fingido afecto, haces como si desparramaras en ellos ese caudal al que sólo tú tienes acceso. Ellos son meros muñecos, no tienen fuente interna, pero tú tan generoso, les das una parte tuya, para que permanezcan más imantados a ti y a la vez más desconocidos de sí mismos. Aquí el que escribe no es cínico, ni hay insulto en esto, simplemente se está describiendo cómo se comporta la egolatría, que en mayor o menor grado a la mayoría nos ha sido impuesta, pero somos conscientes de que ésta se sentirá muy "enfadada" al leer esto, evidentemente si llegara a hacerlo algún día. La egolatría nada más entiende su propio bucle. Sea cual fuere el escalafón, es el ser humano que cada uno somos que se ha de dar cuenta que no hay nada de original en eso, de primigenio, se recibió a través de las células y en la niñez y adolescencia con una educación heredada e impuesta, sin oportunidad de encontrar por uno mismo el auténtico sentido de la vida. El ser humano, que es lo que somos cualquiera de nosotros en el completo planeta sin exclusión ninguna, somos capaces de vislumbrar la ilusión que ahora magnetiza al cerebro.
Un ejercicio de atención
Ahora, si tienes paciencia, y eres capaz de escuchar cualquier cosa, que significa una mente libre, presta atención a esto: lo que eres
Heal The World
© 1991 MJJ Productions Inc
Michael Jackson
te lo han enseñado a ser, te lo encontraste hecho, y tú lo has aceptado. Nunca te preguntaste si eso que recibiste, que ahora defiendes a cañón y bandera, cuenta corriente y reconocimiento social, no es más que una quimera que se mantiene aquí, en el flujo vivo, por pura mimesis y miedo, ignorancia. Pero cuando te diluyas como ser físico no te llevarás nada, obviamente, pues ni has venido ni te irás, simplemente has sido, como todo y todos, un nexo, un nodo de unión que se formó y que se habrá entonces disuelto. Verás, ayer ha muerto un cantante bailarín muy conocido, pero también muchos anónimos. Los medios de comunicación, llamados el "cuarto poder", (¿es preciso que listemos los tres primeros poderes?), se han hecho eco rimbombante de ello. En la base, por el dinero que correrá mañana después de haber dado la noticia, ya que impulsivamente mucha gente saldrá a comprar la obra que este humano deja. De los anónimos nunca se dice nada, son desapercibidos, o etiquetados en grupo dentro de algún calificativo que los reúne. Ahora bien, ¿sabes que tú también vas a morir? Para el ególatra es suficiente quedar en algún libro de historia, y que sus descendientes directos hereden todo su poder amasado. Y cuanto más grande el mausoleo en el que "momifiquen" su cuerpo físico, para perpetuar la adoración que le tienen las masas "adiestradas", más placer y satisfacción para el ego-céntrico. Es así como siente la egolatría. ¿No le has prestado atención a esto nunca? Aquel que defiende la egolatría, cree que él la maneja, la dirige, sin darse cuenta de que es la egolatría que lo tiene a él poseído.
El espejismo de la egolatría
Sí, aquí somos conscientes de que se hace muy ardua la comprensión que se precisa de esto que ahora escribimos por aquellos que únicamente se han limitado en la vida a aceptar que la vida es lo que nos han enseñando. Cuando esta inmensurable creación en estado de flujo, con la desbordante energía que hay puesta en ella para estar llevándola a cabo, es la primera manifestación de la aberración humana al adorar, perpetuar e inocular la egolatría con su jerarquía psíquica y sus mitos divinos y humanos a cada ser humano que surge en el planeta. Y de nuevo decir, que esto no es exclusión ni rechazo. Aunque suene crudo, a los enfermos procuramos curarlos. Cuando uno se encuentra con otra persona que a perdido sus cabales momentáneamente por cualquier razón circunstancial, recurre a zarandearlo, tal vez a darle una bofetada, o quizá, tirarle un cubo de agua fría. Esto se hace para que reaccione, para que tome control de sí mismo y no se pierda en ese devaneo fisiológico o psíquico. Pero ese rumbo perdido de la humanidad no es algo momentáneo, está muy arraigado en el cerebro por muchos años de instrucción y condicionamiento, prácticamente como una "arquitectura fija" en el cerebro, es imprescindible la infinita ATENCIÓN del enfermo para sanar la mente. Aquí es lo que estamos procurando. Una repentina llamada de atención a aquel que está dominado por la egolatría, pues sin darse cuenta, resulta que todos los males que nos aquejan a los humanos están surgiendo de ella, ya que son el resultado de un espejismo "inducido".
La sapiencia y el desprecio
Hace mucho tiempo atrás, cuando un grupo salía de caza, evidentemente había algún individuo que resaltaba por tener mayores capacidades organizativas y funcionales coordinando todos los movimientos de los participantes en la cacería. Pero cuando volvían al campamento, él era uno más, y no existía supremacía sobre los otros por ser más "avispado". Esto pueden constatarlo los científicos, desde luego aquellos que no veneran la egolatría, pues los que sí lo hacen no lo verán en absoluto aunque se corrobore como un hecho científico, porque en primer término se ha de constatar por uno mismo que la egolatría, el ego-céntrico, no es más que una falacia, un truco de "ilusionismo cerebral". Ahora bien, resulta que alguien tiene acceso a poder aprender acerca del conocimiento humano, estudiar una, o dos, o tres, o más carreras, automáticamente él se siente más "grande" que una muy buena parte de sus congéneres. La egolatría le premia, le honora y le regala bienes materiales. Más placer y auto-reafirmación egolátrica. Pero esto significa que aquellos que están por debajo de eso, son meros "nadies". Como en su interior no hay conocimiento, su papel es adorar a los que lo han amasado. Nunca tendrán acceso a aprender, y los ególatras continuarán manteniendo los
"Psique Prisionera ".
RICO PAR, 1990.
escalafones. Los que no saben y no poseen, se encuentran abajo en mayor número en la cadena, pero tendrán que existir siempre, puesto que de lo contrario no hay supremacía egolátrica. Esto es una pura fórmula de lógica matemática, sin embargo la egolatría, presumiendo las igualdades, se niega a verlo. Es como si estuviera diciendo que dos más dos es igual a cinco.
¿Qué haremos?
En todas las épocas, desde que el cerebro humano quedó preso del error, ha habido enclaustramiento, y aquello que ponía en peligro los estamentos establecidos, era erradicado recurriendo a cualquier medio por irracional o espeluznante. La egolatría siempre se ha justificado a sí misma imponiendo sus propias inventadas leyes allá donde invadiera. La historia, aún lo engañosa en muchos casos en la forma que está escrita, da muy buenas nociones de esto. Aquí nosotros estamos emitiendo estos apuntes considerando que nos encontramos en un auténtico estado de "libertad de expresión", (aunque a este respecto asaltan algunas dudas), pero de poco sirve poder expresarse, o mejor dicho poner de relieve hechos que ahora se mantienen ocultos, si aquellos que más han de escuchar son los que menos lo hacen. Pues somos conscientes de que los que ya entienden, o se encuentran en camino activo averiguando qué significa realmente comprender, los que tienen un atisbo de lo que verdaderamente es la inteligencia y el auténtico lugar del ser humano en esta maravillosa e inimaginable creación en la que estamos brotando y fluyendo, no se sentirán raros con todo lo que aquí se viene exponiendo. Y que precisamente aquellos que tienen muy clara la egolatría, o sea, el ego-céntrico, el espejismo de centricidad como base de la vida, son a los que más difícil se les hará darse cuenta de que en la base de todo ello, simplemente hay una sombra en el cerebro que proviene de un espejismo, de una ilusión, y esta resistencia a verlo, es lo que aquí se procura trascender. Por un lado, sosteniéndonos en que esta circunstancia en la que se encuentra el cerebro humano es un hecho constatable de forma científica, pero de manera más directa por el propio ser humano. Y, por otro lado, apelando al primigenio sentido interno que todo ser humano tenemos de ver, comprender, y percibir de forma verdaderamente clara, por muy embriagados que ahora pudiéramos encontramos. De ahí que nos preguntemos, juntos, "videntes y ciegos", ¿qué haremos? Va nuestra vida, la de todos sin exclusión ninguna, en nuestra respuesta.
RICO PAR (26/6/09. Revisado 31/08/09)
La Mente Revolucionaria
Krishnamurti; Sólo la mente religiosa es verdaderamente revolucionaria. No existe otra mente revolucionaria; aunque se llame de extrema izquierda o de centro, no será revolucionaria. La mente que a sí misma se llama de izquierda o de centro está tratando con un fragmento de la totalidad y divide incluso este fragmento en otras partes diversas. Esto no es, en absoluto, una mente verdaderamente revolucionaria. La mente realmente religiosa en el sentido profundo de esta palabra es revolucionaria, porque esta más allá de la izquierda, de la derecha y del centro. Comprender esto y cooperar unos con otros es producir un orden social diferente. Y esa es nuestra responsabilidad. Si pudiéramos desechar todas estas cosas pueriles, toda esta inmadurez, creo que podríamos ser la sal de la tierra; y este es el único motivo de habernos reunido. Ustedes no van a sacar nada de mí, ni yo de ustedes. Lo que es absolutamente esencial no es posible lograrlo por medio de una ideología. Creo que esto, desde el punto de vista histórico y de los hechos, es muy obvio. Lo que está pasando en el mundo muestra la división y el conflicto que crean las ideologías. Si usted conoce y se adhiere a una ideología por superior, grande y noble que sea, se incapacita para la cooperación. Quizás esa ideología pueda dar lugar a una destructiva tiranía de la derecha o de la izquierda, más no es posible que pueda traer la cooperación de la comprensión y el amor.
La solidaridad sólo es posible cuando no hay «autoridad» alguna. Como ustedes saben, una de las cosas más peligrosas del mundo es la «autoridad». Uno asume «autoridad» en nombre de una ideología o en nombre de Dios o de la Verdad. Y es imposible que produzcan un orden mundial el individuo o el grupo de personas que han asumido esa «autoridad».
La libertad interior - Jiddu Krishnamurti
Título original: TALKS AND DIALOGUES SAANEN 1968
Diseño portada: Agustín Pániker
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