El mal, cosa de hombres. |
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El
TEÍSMO es una buena manera de irresponsabilizarse de
la propia ignorancia. Se le atribuye a un "SER"
sobrenatural la decisión de crear un "ser"
material como lo es el hombre, con cualidades opuestas a las
de Aquel, pero éste soñando que esta "hecho"
a semejanza de Él. Permitasenos, todo un absurdo.
Ese Ser es innominable, inmensurable, lleno de bondad y amor,
esto le atribuye el hombre. Sin
embargo el hombre es mezquino, temeroso y soberbio. Cruel
y en la mayoría de casos irracional. ¿Dónde
se encuentra la semejanza? El mal que cultivamos el par mujer-hombre
es terrorífico, tanto si estamos del lado del "sistema
establecido" como si nos oponemos a él. Ambas
posiciones son inseparables, y coinciden en la misma cosa,
han surgido del ego-céntrico que adora la egolatría.
El ego-céntrico que se adora a sí mismo, el
espejismo céntrico. El mal es la egolatría y
la jerarquía psíquica que éste cultiva,
que a la vez es su propia esencia. Pero el par mujer-hombre
justificamos esta ignorancia nuestra odiando y llorando. Preocupándonos
exclusivamente de nosotros mismos. Y cuando sufrimos, (prácticamente
a todo momento), recurrimos a ese Ser que hemos inventado.
Obsérvelo el lector, si un cerebro (humano) se encuentra
discurriendo exclusivamente en unos circuitos previamente
estipulados, limitados por su propio contexto, que no le dejan
ver más allá, ¿qué esperanzas
hay de que la mente del ser humano fluya en su auténtico
profundo sentido? Son aquellos que tienen una noción
de lo indescriptible que es una mente abierta a la VERDAD,
de lo significativo de una mente fluyente en los hechos, de
los que obviamente se desprende "responsabilidad humana",
los que tienen el trabajo arduo de contribuir a dilucidar
la turbulencia en la que ahora la mayoría estamos atrapados;
la egolatría, su jerarquía psíquica y
su crueldad. Esto es en esencia el mal. Y sin comprender las
causas que producen que ahora estemos atrapados en esta terrible
"alucinación colectiva", jamás solucionaremos
los graves problemas que nos propiciamos, y la posibilidad
de emerger de la ignorancia cada vez se cerrará en
mayor medida en un embudo conducente a lo irreversible.
Desde estos textos, el que
escribe le está hablando a cualquier ser humano, sea
su "rango", su posición en la escala jerárquica,
la que fuere. Para él, cualquiera de ellos es un ser
"humano desnudo", y el atuendo con el que se cubre,
física y psíquicamente, es mero papel de trapo,
por muy grande
y substancioso que se reconozca por fuera. Cualquiera somos
el ser humano. A pesar de que aún la pena, seguramente
están más abiertos a escuchar los que tienen
el corazón roto pero abierto, que no aquellos, que
a pesar de lo que inventan para disimular su resquebrajamiento
interno, además de tener el corazón roto, lo
tienen cerrado. ¿Puede cualquier ser humano, al prestar
atención al estado del mundo y del ser humano "por
dentro", tener el corazón entero? Es de ese corazón
supuestamente "entero" de donde surge el mal, que
de forma inconsciente pero sobre todo de manera aberrante
le atribuimos a la Naturaleza, o a Dios. Decir que "me
duele como está el ser humano", no es verdaderamente
sentirlo, un acto vivo. Una cosa es decirlo, otra, discurrir
en ese tormentoso rompimiento. Ristras y ristras de pensamiento
acerca del mal, de Dios, del amor, y qué feo decir
esto: de la Belleza. Y ristras y ristras de recuerdos de matanzas,
opresión y encauzamiento. Es muy sencillo, perderemos
la oportunidad de cambiarlo, y entraremos en la zona de lo
irreversible. ¿Por qué no escuchar ahora, cuando
hay una auténtica posibilidad de que lo hagamos, le
demos la auténtica
vuelta? Mientras uno deja correr el tiempo, indolente en sus
propias negligencias, sufriendo exclusivamente por sí
mismo, excusándose con aquello de que "es lo que
todos hacen", para cuando se da cuenta descubre que hay
cada vez más voces delatando lo que la irracionalidad
está haciendo. ¿De qué forma la racionalidad
ha de terminar con la barbarie? No puede hacerse bajo los
mismos medios con los que hasta ahora se viene haciendo. La
barbarie no puede diluirse a partir de utilizar más
barbarie. Se ha de salir por completo del patrón establecido.
Y este patrón se encuentra en el cerebro, en el que
generación tras generación se va sucediendo
el ego-céntrico, el espejismo de centricidad operante.
Obsérvese este hecho, nosotros los seres humanos surgimos
y transcurrido un cierto amplio movimiento desaparecemos,
pero el ego-céntrico permanece en el momento vivo "clonándose"
de cerebro en cerebro. Es una energía que está
ahí de la que quedamos magnetizados cerebralmente de
manera inconsciente mientras recorremos ese ciclo de vida
que somos. Reflexione el lector, y haga reflexionar a los
que le envuelven, ¿cómo percibiría el
mundo, la realidad, la completa creación de Universo
y Vida, si en su cerebro no existiera la "fatamorgana"
que venimos poniendo de relieve, el espejismo de centricidad?
Hacerlo, cuestionarse el contenido del cerebro y cómo
éste está funcionando a partir de lo heredado,
convulsionándose en una proyección psicofisiológica
en la mente, de la que surgen el miedo y el sufrimiento, EL
MAL, es un acto de responsabilidad y la única posibilidad
de que la mente del ser humano, del lector, del escritor y
de la completa sociedad planetaria pueda desprenderse de esta
lacra que nos tiene atenazados en
siga apuntando el lector.
Gracias por hacerlo.
RICO PAR
(Agosto 20, 2009
6:37 PM) |
Fotos superior derecha
y medio izquierda: Vídeo de las Torres gemelas
- 11s, Visitar
Vídeo.
Dibujo inferior, autor: NAKOTHEBIGONE.
Visitar pieza musical RAP "TRISTEZA"
del mismo autor. |
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Ruido, mito e ignorancia. |
La
maldad está dentro del par mujer-hombre, ¿por
qué no entonces estudiar a fondo, comprender completamente,
cómo está funcionando el cerebro humano
con la psique que en él se forma? Que implica de
cualquier manera que es uno mismo que hace esa introspección
para conocerse y comprenderse a uno mismo. Porque el conocimiento
propio es el conocimiento del ser humano completo.
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Premisa
de enfermedad Los
seres humanos vivimos en el mito. Esto es
un hecho, pues el ego-céntrico es
un mito que pulula en el interior de nuestro cerebro y
de nuestras vísceras. Podemos demostrarlo científicamente, pero muy pocos científicos se pondrán a
trabajar para hacerlo, cuando ahora disponemos de medios
para poder desvelarlo claramente. A nivel científico,
pero sobre todo, a nivel sencillamente humano.
Mas se hace obvio que aquellos
que se sostienen en la egolatría,
no tienen ningún interés en que esta verdad
se ponga en órbita. Cuando son precisamente los
que más necesitan ser curados de tal perniciosa
enfermedad que se perpetúa a través de las
generaciones. La
jerarquía psíquica dividiendo Los seres humanos somos crueles, de nuevo, no
es preciso que ahora listemos todas las barbaridades que
cometemos, incluso, adornándonos de gran pomposidad
y aspecto civilizado, educación filigrana, pero no nos importa que otros sufran carencias o estrangulamientos
para nuestro propio beneficio. ¿Un ejemplo que
manifieste esto de forma rotunda? La jerarquía
psíquica, que otorga la grandeza a unos
pocos y la pequeñez a otros muchos, con todo lo
que esto conlleva de exclusión, miedo y odio. Los
relevantes y los insignificantes,
con toda la gama completa de variaciones entre esos dos
extremos. Esto ejerciendo su causa-efecto en lo físico,
energía y recursos, pero más especialmente
ocurriendo en el interior del cerebro, en la mente.
El ruido del ego-céntrico
Todavía hoy guerreamos
por Dios, sin embargo le atribuimos amor eterno.
Cuán fácilmente nos quedamos contentos
con nuestras imaginaciones. Qué absurdamente
soberbios podemos llegar a ser, creernos buenos por
una simple imagen mental que construimos para poder
tener tal efecto. Nos vemos como buenos, incluso si
somos malos, decimos que eso, ser malo, es bueno para
uno mismo. Mas la sensibilidad, o al menos eso
que así llamamos, la podemos redistribuir bajo
graduaciones de intensidad variable en
función de lo que nos reporte aquello a lo que
se le ha de dedicar sensibilidad para atenderlo
y comprenderlo. La sensibilidad no puede ser entrenada.
Ella proviene de un cerebro que conoce la cualidad
de la observación y el silencio. Y ahora,
el ego-céntrico no para de hacer ruido.
EL acto vivo acribillado ¿Cómo podemos estar hablando de la Primigenia Fuente
de la que el Flujo Creacional se encuentra fluyendo,
si las sombras en nuestro cerebro interceptan
toda sensibilidad que se requiere para ese acto
de infinita sutileza perceptiva? Arrastrando en el cerebro
toda la carga mitológica de nuestra
completa historia, ¿es posible que éste
pueda ver algo nuevo? Esto es un planteamiento matemático
muy sencillo, ¿por qué tanta resistencia
a ver este hecho? ¿por qué tanto pavor disfrazado
con presumida creencia a descubrirse uno profundamente
en sus propios engaños? ¿Únicamente
porque es lo que la mayoría hacen? El "nuevo
mundo", que es una nueva mente en el ser humano,
lo requerimos ahora. Y esto jamás ocurrirá
mientras estemos atrapados en el pasado
y en el futuro, ya que éstos, a todas
luces, ocultan el acto vivo que es el ahora. Son el mito
que nos hace ignorantes.
Graffiti fotografiado el 2 de mayo del 2005, del autor "GRAFO". Utilizando un fragmento
del mismo se ha realizado la composición de más
arriba que titulamos "Mito, la adoración
del CERO".
Mencionemos aquí que expresarse a través
de pintar en la piedra o en la pared, hasta incluso
en la tela, es en un sentido implícito, una "necesidad"
de extrapolar el mito interior fuera del cerebro. |
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De
la culpa a la salvación |
La
salvación Se
induce e inocula la idea-sentimiento de que el ser
humano ha de salvarse, la salvación. Precisamos
ser salvados.
¿Dios y maldad?
"SI NO ERES JUDÍO
PUES EN REALIDAD NO LE IMPORTAS".
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El ser humano no ha de salvarse
de nada.
Para corroborar que el ser humano ha de ser salvado, se
crea un mundo alimentado por la presión y el
miedo, para encauzar todo movimiento a un patrón
preestablecido, llegando a lindar todo ello con la
auto-aniquilación de la especie, o de forma
más extrema la del propio planeta. El ser humano no precisa ser salvado de nada. Al deber ser salvados el hombre y la mujer,
se organiza su salvación, se diseñan
las pautas de desarrollo y relación social,
centradas en restringirlos a una cuadrícula
diseñada por el mero interés propio,
la egolatría imperante, y desplegada en la
negociación y la batalla. El ego-céntrico
operante. El
ser humano no puede ser salvado, pues no hay nada
que salvar. El
ser humano debe ser curado, sanado, de su actual patología
que no le permite ser la esencia de lo que en verdad
es, Creación. El despertar, abrir la mente,
no es salvación ninguna. El ser humano precisamos descubrir la inteligencia, la
auténtica inteligencia, de hecho la única
inteligencia existente, que todavía no sabemos
lo que es. Necesitamos descubrir su potencial como
Universo, como Creación, cuya fuente es precisamente
la propia inteligencia. Esto es obvio por sí
mismo.
La Creación surge
de la inteligencia.
El par mujer-hombre precisamos
descubrir el ser temporal que somos, y vivir de nuevo
descubriéndolo de continuo, pues al
Cuando política,
religión y "desesperación"
se reúnen juntas.
¿Vemos lo grotesco?
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ser un hecho la temporalidad finita se convierte
en una constante. Darse cuenta de que la vida física
de un ser humano es una onda temporal finita tiene que
ser una acción constante en el ahora vivo.
Vivir de nuevo lanzando al desperdicio el conocimiento irracional
sin ningún temor, despertando al movimiento
creacional, que solo se puede vivenciar con una mente
factual y un corazón pleno de compasión.
Cualidad, por cierto, que desde muchos frentes se
revela carecemos de forma sobrecogedora. En el descubrimiento, no hay salvación ninguna. De hecho, es un menosprecio que nosotros hacemos a la
profunda y misteriosa "Inteligencia Creacional",
al considerar que nuestro estado de ignorancia precisa
ser disuelto a través de la denominada salvación.
Nuestro estado de ignorancia proviene de nuestra negligencia
a confrontar de forma directa la verdad creacional,
y como esta verdad no se ajusta a nuestro fantasioso
capricho, siempre estamos anhelando, sujetos a la
esperanza, lo cual implica sufrimiento, precisamente
todo lo contrario a lo que la Inteligencia Creacional
es.
No sabemos lo que es descubrir,
en un sentido profundo de la captación creacional
total, y nos conformamos con un mezquino laberinto idealizado
en el que alimentamos placer y dolor, identidad y medida.
En lugar de prestar atención y averiguar, descubrir.
Esto es un acto de falta de inteligencia que nos hunde
más tenazmente en la ignorancia.
El
ser humano debemos darnos cuenta total de nuestra
ignorancia. La
esencia del movimiento creacional, se expresa en la
humildad total, que es la nada, desde la que se es
en absoluto subconsciente de ella. En esa inteligencia
total en la humildad, el paraíso es una mengua
insinuación de lo innombrable que en esencia
es ello. Pues en el misterioso flujo creacional que
acontece en el ahora, del que se desprenden todos
los tiempos, los infinitos espacios y los incontables
universos, ahí el ser humano es uno con la
totalidad, desde luego si ha trascendido la ignorancia,
que es la sombra que no le deja ver. De ahí
surge la verdad de la inteligencia, que es la belleza
del amor. La
salvación es el resultado de la imposición
y la culpa, del miedo y la ignorancia. Una creencia,
una beneficiosa suposición, pero falsa, pues
la responsabilidad se encuentra en el interior, no
puede provenir de fuera. Qué manera más
fácil de despachar fácilmente la precisa
atención y requerido aprender que se necesitan
para comprender la inmensurable vida. La liberación es el resultado del aprehender y
el descubrimiento. Liberarse de la ignorancia es sintonizar
la mente en el flujo creacional, única posibilidad
de conectar con la primigenia inteligencia.
En ese vivir completo, no se necesita ni fe ni creencia,
ni salvación alguna. Entonces la organización
conjunta es auténtica creatividad participativa
sin exclusión ni medida.
RICO PAR
(25/1/06. 2ª corrección 21/11/07)
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Toda
religión, como toda política,
esgrime y coacciona a unas determinadas
reglas, normas. A eso lo denominamos las
leyes, unas divinas y otras humanas. De
cualquiera de ambas se desprenden los vocablos
para asignar a aquellos que no se ajustan
a esas reglas. Sin embargo, en muchas ocasiones,
aquellos que fuerzan a su obediencia resulta
que no las cumplen. Obligan a acatarlas
pero las infringen ocultamente. Tanto en
lo llamado religioso como en lo llamado político.
¿Qué significado tiene este
hecho contradictorio? ¿No es ello
mismo una clara manifestación del
mal?
Tomemos por ejemplo los llamados pecados
capitales, pero podríamos apuntarlo
a cualquier normativa de las vigentes:
Soberbia:
¿No lo es creerse superior
a otro? ¿Creerse el intermediario
"escogido"?
Envidia:
¿No está implícita
en todo acto de comparación,
de negociación, de propiedad
material o cultural?
Lujuria:
¿No es el placer, de cualquier
tipo, el principio generatriz de todas
las aberraciones aquí expuestas?
Ira:
¿No se encuentra en toda actividad
bélica, aunque se proyecte
desde la "paz" de los despachos?
¿No recuerdan ustedes aquella
frase que reza: "la Ira de Dios"?
Gula:
¿No podríamos decir
que los que pasan hambre es a causa
de la gula que tienen los que no la
sufren? ¿Gula por comer mucho,
pero desperdiciando compulsivamente?
Avaricia:
¿No provienen la mayor parte
de problemas que tenemos precisamente
de esta distorsión mental,
la codicia?
Pereza:
¿No es pereza dejar correr
el tiempo sin encarar las bases reales
que están produciendo nuestros
problemas humanos, meramente solapándolos
con remiendos que a su vez están
complicando más esos mismos
problemas y creando de nuevos?
RICO PAR
(Agosto 21, 2009)
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Visitar
Artículo "Los 7 Pecados Capitales"
en Web UNIVERSO.
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El mal juega a no darse cuenta |
¿Qué
es el mal, la maldad?
Este
texto hubiera tenido que encontrarse en los
apuntes de política, se hace obvio.
Ya que si hablamos del mal ¿cuáles
son las
actividades humanas que más lo manifiestan?
El poder económico, que lo sustentan
aquellos que a sí mismos se "titulan"
dentro de un rango jerárquico; quías,
lógias, ismos, etc. etc. La lista es
muy larga. El hambre, las guerras, la destrucción
y la matanza, la opresión y el miedo,
la explotación, es obvio a todas luces
que provienen de los humanos que se empeñan,
hasta la muerte, la suya o la de otros, en
que la vida ha de ser jerarquizada, y lo sienten
como una verdad que ha de ser impuesta a cualquier
precio y aún el tiempo que se requiera
para llevarlo a cabo. Esto proviene de su
profundo miedo, que de cualquier manera lo
mantienen oculto sin que ellos mismos lo vean.
Al igual que ocultan todas las estratagemas
que despliegan para manipular a las masas
y coercionarlas a sus propósitos. Los
que se quejan y no están de acuerdo
muy fácilmente terminan "criando
malvas", de nuevo la lista es muy larga.
La única manera de mantener la jerarquía
psíquica es "manejar" a corderos.
Y desde luego mantener la continua fuerza
para conducir por el raíl que el ego-céntrico proyecta. Esto no es cínico, en absoluto,
es un hecho real, para cualquiera, incluso
para el que venera la egolatría. Grandeza, obediencia, y el que no está de acuerdo. Existe una gran masa poblacional de la que sus vidas
transcurren dentro de unos estereotipos tan
delimitados, que sólo ven esos circuitos
repetitivos en los que se mueven. Y el auténtico
calibre de cómo está el mundo
para ellos es una mera foto de telediario.
La guerra y el hambre están muy lejos,
aunque los tengan muy cerca de su casa. Mientras
puedan ser "no perturbados" ya les
está bien vivir aprisionados en sus
circuitos cerrados. Jamás miran de
verdad qué es lo que está ocurriendo.
Y aceptan sin más remedio que los grandes,
los obedientes y los que no lo aceptan, sea
ésta la única forma de organizarnos.
La grandeza y la obediencia caminan juntas,
se apoyan y se solapan mutuamente. Son la
esencia de la egolatría. Los que no
estamos de acuerdo, somos los que lo tenemos
más rudo, pues nuestro trabajo es curarnos
a nosotros mismos y curarlos también
a ellos. Y en el hacerlo, si la acción
no es verdadera inteligencia, el trabajo puede
quedar interrumpido. Quedarnos
encasquillados en nosotros mismos. Entonces
se continúa con lo mismo, exclusión
y división fragmentaria. Ayer, los
que se proponían hacer las cosas
de forma realmente sana, fueron "aniquilados".
De nuevo, la lista es interminable. E indudablemente
estos hechos revelan que el mal proviene
del ego-céntrico, que se reafirma
en que debe haber guerra para imponerse,
y a su vez existir los que nada tienen para
que él lo pueda tener todo. O casi
todo, pues hay que dejar una buena dosis
de propiedad así como de entretenimiento
a las clases productoras, que son las que
de cualquier manera mantienen todo el sistema
rodando. Para sanar, la atención
debe ser completa a lo que está haciéndonos
enfermos, y eso está en el cerebro.
En uno mismo.
El despertar de la interrelacionalidad
Todos estos apuntes son un muy menguo resumen, y
el lector debe por su cuenta interconexionar
la máxima información de los
múltiples hechos que rodean la evidencia
del estado morboso del ser humano a nivel
planetario e interno. Pero en la misma medida,
ha de poner de relieve, las distintas corrientes
procedentes de una nueva forma de sentir la
vida y de cómo en ella los seres humanos,
todos, podemos organizarnos a un nivel jamás
contemplado anteriormente. Algunos tenemos
atisbos reales muy potentes de esto, que no
son un mero sueño hipotético,
sino que incluso sin negar las importantes
dificultades iniciales, obvias por sí
mismas y que venimos ya apuntando, es relativamente
sencillo cuando ocurre en uno mismo. Esto
se hace evidente, si uno comprueba por sí
mismo que la mente puede ser despertada, no
tiene dudas de que entonces cualquier otro
humano puede hacerlo. De todas formas están
los niños y los jóvenes, que
no han anquilosado todavía. De ahí
la importancia de que los adultos comprendamos
profundamente nuestra dolencia. Pero además
de este "conocimiento propio" de
uno mismo, que a su vez lo es del ser humano,
ha de fluir con él otra cualidad imprescindible,
y que es la auténtica herramienta que
disponemos para comenzar a sanar por dentro
y por extensión sanar el mundo, (acepteseme
haberlo expresado de esta manera), cuyo nombre
es INTERRELACIONALIDAD, pues sin ella
continuaremos organizándonos en grupos
separados. Y de continuo se estará
manteniendo el mismo problema.
La Interrelacionalidad Nos
proponíamos al comenzar
Documental
Earthlings
VEG-TV.INFO
La crueldad
ESPELUZNANTE
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este texto, hablar acerca del mal, y sin apenas
darnos cuenta, es del bien de lo que estamos
hablando. La interrelacionalidad es el bien,
lógicamente, ya que ella une y unifica,
cuando el mal divide y contrapone. Ya le gustaría
al que escribe poder dar un sistema, una técnica,
que aplicándola produjera interrelacionalidad
a borbotones, pero no existe ninguna, pues
la interrelacionalidad es una resultante de
la inteligencia, y ésta, no tiene forma
ni esquema por el que deba moverse, es como
la vida, un flujo libre. Por otro lado es
uno mismo que debe aprehenderla. Esto no quiere
decir que no pueda detectarse cuando ella
acontece, y que indudablemente, la atención
completa al acto vivo, que es donde la relación
humana ocurre, contribuye a que ella suceda.
Quien ha prestado atención a la interrelacionalidad
sabe de qué estamos hablando. Y aquellos
que honestamente ven lo preciso de un auténtico
cambio en la mente humana, en igual manera
se dan cuenta de que si no es el ser humano
"por dentro" que lo vivencia, no
puede extenderse a lo que llamamos lo social.
No sabemos lo que va a ocurrir con el ser
humano en el futuro, tanto el relativamente
inmediato como el más lejano, pero
sí hay un hecho evidente, mientras
existan seres humanos el reto de la liberación
de la mente de la ignorancia que nos atrapa
estará ahí manifestándose.
Desde luego mientras ella se encuentre enclaustrada
como ahora se encuentra.
RICO PAR
(18 de Agosto del 2009)
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A toda esta cruel
barbarie
en nuestro comportamiento,
resultante de lo contenido en nuestro
cerebro, el espejismo de centricidad,
que mata y mutila a animales y seres
humanos, lo denominamos "INTELIGENCIA".
Usted lector, incluido el escribiente,
haciéndolo correr como una
onda por la mente: ¿podemos
darnos cuenta "cabalmente",
con auténtica racionalidad,
de la "fatamorgana" que
cultivamos en el interior de nuestro
cerebro, como si fuéramos realmente
esa dolorosa sombra imaginada? Es
de ella que la sensibilidad no existe.
Y careciendo ésta, es entonces
la irracional crueldad la que opera
en el cerebro.
(Agosto
22, 2009).
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La Egolatría
de Dios,
sin herir sensibilidades. |
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