El Mirlo
LA PERSONA
Artículo 1 de 11
El Ser Humano que quiso ser Persona
¡Pero qué BURRO eres!
EL niño es por antonomasia la representación, pero en realidad, es el hecho de la
inocencia. Ocurre que ella con cada nuevo niño tiene menos tiempo de manifestarse, pues rápidamente los entrenamos a que pierdan el sentido de lo que significa esa primigenia cualidad creacional que ningún ser humano puede inventar ni imitar: la inocencia. Somos muchos los que fuimos educados de niños, y continua ocurriendo igual aunque de manera muy disimulada y quizás no tan descabelladamente como entonces, en hacernos sentir que cuando uno no comprende, se equivoca, o le cuesta entender algo relacionado con el conocimiento, sencillamente "es un burro". ¡Pobre animal!, pues él como cualquier otro animal por ley natural no tienen acceso a la "sapiencia", no sé por qué mezclarlo en asuntos de comprensión, aunque se conoce bien de donde procede hacer tal desproporcionada analogía.
Así, si postulamos que ignorancia es falta de comprensión, entonces ¿cómo calificamos a los políticos que nunca se entienden, peor aún, pues continuamente se insultan y se tildan mutuamente ininterrumpidamente de mentirosos? Nunca se disculpan por ello, ni entre ellos ni con la sociedad que pretenden les de su visto bueno para tomar control del "poder organizativo". Por otro lado… ¿están comprendiendo los que consideran que para que unos sean felices otros deben ser destruidos o explotados, etc.? ¿Dónde está ahí la comprensión? Según esto, todos aquellos que carecemos de comprensión, somos entonces "unos burros". Curiosamente, terminología que inventaron los mismos que menos comprensión tienen, como se demuestra; pues si tomamos como "barómetro" que nos indique el nivel de comprensión en la mente en base a una función proporcional inversa al conflicto que emerge en la sociedad en todos sus órdenes; de comprensión fluye muy poca, pues los conflictos jamás los dejamos resueltos de forma definitiva. Con ellos venimos cargando, a modo de testigo, en el suceder de las generaciones.
- Fotos izquierda arriba: Pink Floyd - "Another Brick in the Wall". (1) versión en inglés, (2) versión subtitulada en español (castellano).
- Foto derecha: "Fernando Sánchez Dragó con orejas de burro", en el programa de la cadena TELEMADRID. Visitar resultados de una búsqueda en google del término anterior entrecomillado. Para saber con qué fin Fernando Sánchez Dragó se puso las orejas de burro visitar la Web ¡VAYA TELE! donde se comentan ciertos detalles al respecto.
- Fotos izquierda inferior Graffiti Urbano Anónimo. "Niño castigado con orejas de burro". Pintado en persiana kiosco Plaza "Revolución de septiembre de 1868", barrio de Gracia, Barcelona.
RICO PAR (4/6/2009 - 10h. a.m.)
Significados inexplicables
No todo significado del sentir puede ser explicado.
El misterio no puede desaparecer nunca.
Cuanto más de cerca miramos ocurre como cuanto más de lejos lo hacemos. Sucede como con la luz, en exceso tanto como por defecto impiden ver claramente. En la medida que cruzamos ciertos horizontes, las cosas se desconfiguran surgiendo nuevos significados en esas nuevas dimensiones, pero el horizonte de lo más complejo siempre aguarda para trasladarnos a lo desconocido, donde no existe horizonte alguno. Esto es fácil entenderlo en el universo físico y en el campo del conocimiento que de él hemos recolectado, ¿pero ocurre lo mismo en lo psicológico?
Determinadas cosas del soporte creacional, la energía configurándose en materia, en determinados y multivariados comportamientos del flujo creacional en esa energía-materia organizándose, que deben ajustarse a la mecanicidad del tiempo y sus configuraciones hasta cierto nivel, podemos nombrarlas, etiquetarlas, axiomatizarlas, etc., son órdenes que hasta cierto punto encajan bastante bien con el pensamiento, y podemos preverlos y reproducirlos. Y esto se hace obvio puesto que ambos se alimentan de lo que llamamos pasado, tanto los flujos repetitivos, (que implican hacer algo igual como se hizo en el pasado), como también el pensamiento en el interior de nuestro cerebro, que en sí mismo es pasado, (sin memoria no hay pensamiento), lo que él hace es registrar la mecanicidad del flujo repetitivo. También registra el acontecimiento único, el que no se repite nunca, pero ese recuerdo está muy menguado, sino nulo, del que auténticamente aconteció. O sea, que observándolo de cerca, pareciera que el momento en el que el flujo discurre en todo ese compendio de sucesos, cerebro, pensamiento, mecanicidad creacional, etc. registrándolos de continuo al tiempo que entendiéndolos a través de pensamientos, esta acción sugiriera que el borboteo real de flujo nuevo queda oculto, casi, como si no existiera.
La psique, cuyo estado real es el estado de flujo, queda atrapada en el pensamiento, entonces el sentir va de lo fijo a lo fijo, de registro en registro, y desde ahí, el pasado quiere relacionarse con otras psiques, precisamente que se encuentran igualmente atrapadas en el pasado, puesto que lo contrario, una mente en el ahora, no es de su deseo ya que nunca aprendió a hacerlo. Únicamente desea lo que ha aprendido a saber, "reconocer". Anhela lo mismo en lo que ella se mueve, el pasado. La psique entonces procura una aproximación al otro a través de encontrarse en el pasado, que es la idea-sentimiento que uno va elaborando constriñéndolo en una imagen fija. Obviamente, no hay aproximación ninguna, pues el pasado los separa cada vez más a ambos. ¿Podemos comprender a otro si no nos encontramos en contacto directo con él en el ahora? ¿Puede comenzar la sintonización en el pasado, o ella se ha de producir como un acto libre en el ahora vivo? ¿Puede el recuerdo, que es algo muy limitado, sintonizar la infinitud que fluye en el ahora, y en ello sintonizarnos a "las personas"? La propia psique debe hacerse estas preguntas, y ella misma debe responderlas, o dejarlas ahí latentes, para que sin acto volitivo, el "ego-céntrico operante", ellas mismas por sí solas sin "dominación" ninguna manifiesten su significado.
Autor foto: P.A.A.: Febrero 2005 - "RICO PAR y sus reflexiones" 16/2/2005.
La imagen central no es completamente frontal, así, nótese que las polaridades del rostro no se corresponden con la simetría frontal.
El sentir es un acto más grande, más extenso, con mayor complejidad, que el acto de pensar, ya que en el sentir está implícito el flujo, y en el pensar apenas el registro. Cuando lo sentido lo hemos puesto en palabras, hemos reducido, siempre al extremo, el infinito potencial multidimensional que el flujo del sentir abriga, de ahí que nos podamos preguntar: ¿Podemos llegar a conocer a otro totalmente? Desde luego más allá de las ideas fijas, pues éstas se conocen con relativa facilidad, ya que están estáticas, persiguen esa finalidad. Si en la esencia uno está fluyendo, que es lo que a todas luces nos revela la creación en el ahora, únicamente podemos atisbar lo fijo, entonces los significados de los cuales su estado es el de encontrarse fluyendo, no podemos retenerlos, pues se encuentran cambiando, así, explicarlos no es posible, únicamente podemos apuntarlos a través de las palabras, pero comprenderlos es un acto de vivencia. Las palabras únicamente conectan con registros, y su coordinación a través del intelecto-pensamiento tal vez pueda servir de trampolín para llamar la atención al cerebro del sentimiento de "comprensión inequívoca", el cual está más allá de cualquier pensamiento. Mas de la certidumbre siempre volvemos a la duda; la total seguridad de estar seguro en algo es una mera ilusión deseada. De esta manera llegamos a la pregunta que abre este capítulo, la persona: ¿No es eso a lo que así llamamos un pensamiento-sentimiento fijos, retenido? Pues decimos de fulano de tal que lo conocemos íntimamente, o de zutano de cual que tenemos una ligera idea, o de mengano, del que no sabemos nada. Nosotros, aquí, postulamos que nos referimos a la persona como un medio de distinguir y diferenciar el ego-céntrico que el ser humano cultivamos en el interior, que aparentando ser todos ellos diferentes, originales y exclusivos, en realidad la mecanicidad que los pone de manifiesto es exactamente la misma en todos: el espejismo de centricidad. La diferencia es puramente decorativa, en este fastuoso sistema psicosocial que hemos desarrollado los humanos, en donde tanto el medio como el fin es ajustarlo todo de todo lo más que podamos a una cuadrícula prediseñada, el pasado.
RICO PAR (5/6/2009)
Comentarios a Fernando Sánchez Dragó
Hola Señor Fernando:
Si usted me lo permite y le apetece, le voy a absorber unos minutos, y aún cuando son muchas las cosas que podría ir escribiendo en la medida que intento expresar lo que preciso transmitirle, ya que es obvio que para hacerlo le tengo que ir recreando en el ser y usted dispara muchas consideraciones en el cerebro y variados sentimientos, deba requerir una premisa por su parte, que es aceptar con su consentimiento que lo tutee. Pues me voy a referir exclusivamente a dos referencias contigo relacionadas de las que desprendo el presente mensaje escrito, que he de centrarme en ellas sin dispersarme, permitiéndome el tuteo un acercamiento más preciso para que pueda transmitir la sutileza que requiero y es necesaria de lo que ambas me han impulsado comunicarte.
Te he escuchado en diversas ocasiones, pero no estoy al corriente a fondo de tus movimientos, y la mayor parte de lo que sé de ti, (por cierto que muy poco), además de verte y oírte en la caja de colores, algunos artículos de prensa leídos acerca de lo que hacías en ese momento, libro o programa, alguna de tus aventuras, o tu forma de ver alguna cosa, la perspectiva desde donde miras la vida. Debo añadir en esta abreviación, que me despiertas simpatía, un sentimiento de bondad amagado tras el mercantilismo literario y el prestigio, que, (puedo estar equivocado), parece encuentras importantes. Desde luego te gustan las letras y las lenguas que son las que comunican el pensamiento, que precisamente se basa en el conocimiento, –aunque también podríamos utilizarlas para comunicar "lo desconocido". Hay un sentimiento que recibo de ti de que la vida es alegría, que lo transmites en tu carácter, pero de alguna forma pareciera como si ahí faltara el empeño de que los otros lo tengan. Recibo un cierto tesón en ello, pero no sé si estás muy convencido. Por favor, esto es un sentimiento y no un juicio. Como si pensaras que no pueden tenerlo, o que ya has desistido porque sientes que ellos no quieren hacerlo. Pero sólo estoy expresando un sentir para romper el hielo y familiarizarnos un poco, consciente de que no se puede reducir tanto algo que es mucho más complejo.
En una ocasión, en una entrevista que mantuviste con Raimon Panikkar, estudioso de las tradiciones religiosas, mencionaste, incluso lo mostrarse en tus manos si no lo recuerdo mal, un libro de Pupul Jayakar, biografía de J. Krishnamurti, seguro que lo recuerdas. Y comentaste lo que él sintió cuando le diagnosticaron con una muy avanzada edad la enfermedad que aceleró su muerte: ¿Qué he hecho mal? se preguntó. No recuerdo a colación de qué lo insertaste, pero ¿invalidaría eso la verdad que él señaló durante su vida? No sé bien si en vuestro diálogo parecía haber algo de esto, o que tal vez yo me perdí en vuestras explicaciones. Sino recuerdo mal, quedó como cosa pasajera en la conversación, la cual parecía sostenerse en el intento de transmitir la fórmula para ser alegre y gozar de la vida, ese sentimiento de conexión con la totalidad. Ciertamente el centro de todo el enfoque de lo tratado en la entrevista eran las respuestas de Panikkar a tus preguntas, y no tu forma de sentirlo, pues no eran tus pareceres. Pero en conjunto el sentimiento que tuve de ello fue que vosotros dos estabais hablando desde el conocimiento acumulado, de todo lo que obviamente habíais estudiado en relación al tema. Pero por otro lado, desatendido aquello de lo que precisamente Krishnamurti hablaba, (aquí decir que realmente precisaría volver a visualizar la entrevista con mucho más detalle). Ya que una de las premisas fundamentales para poder captar la totalidad, que sería ese sentimiento de gozo por la creación y comunión con la eternidad de donde ella surge, que a todas luces deberíamos tener todos los humanos abrigándonos e interconectándonos en la multirrelacionalidad humana y cósmica, es "trascender el conocimiento" y percibir sin él. Hubiera sido muy bueno matizar este punto atendiendo a la amplia audiencia que posiblemente existía en ese momento, y de ahí tender a comprender la ilusión del tiempo, que es lo que nos oculta la totalidad. Este es uno de los puntos que precisaba comunicarte.
Fotos Izquierda:
- Portada libro: Krishnamurti, Biografía, de Pupul Jayakar Editorial Sirio, S.A. Málaga. 1990. Málaga
- Pupul Jayakar, ( foto original enlace en la imagen).
Fotos Derecha
- Raimon Panikkar Alemany, (arriba), enlace artículo en WikipediA.
- J. Krishnamurti (abajo). 10/1/1986: En su último paseo por la playa de Adyar, un fuerte viento empuja hacia atrás su cabello como si fuera la cola de una cometa.
Hoy, (27/9/2008), he visualizado una reposición que han hecho en TV Barcelona, en el programa Tele-Monegal por el que me sentía muy inclinado, por ambos, entrevistador y entrevistado. Dos avispados "zorros viejos", lo expreso en forma simpática, pues, aún la relativa tensión en algún momento, ninguno de los dos se ha dejado "llevar a las cuerdas" del otro, había cierta diversión en ello, y vuestro temple "contrapuesto" ha arrancado alguna sonrisa. Una de las anécdotas que has explicado, me ha parecido no has dejado clara, lo que querías decir con ello, (o posiblemente yo no lo he captado bien), ha sido una que referías acerca de "un señor que se empeñó en regalarte una barra de pan", porque "quería sentirse persona". Le has dado cierto énfasis, pero yo no lo he comprendido. En primer lugar porque no veo que por regalarte una barra de pan eso lo convierta en persona. Pero segundo y más significativo, el hecho del variado sentido de la palabra persona, que es obvio tú conoces mucho mejor con el bagaje literario a cuestas. A mi me ha parecido que sugerías, al hecho de ser persona, como un "avance" al hecho anterior de ser un ser humano.
Si persona lo entendemos como un individuo de la especie humana, y todo se queda ahí, entonces es perfecto, se puede decir de cualquier ser humano. Ahora bien, la palabra persona está cargada con diferentes influencias en su sentido en función del contexto utilizado debido a una larga historia usándola desde su lejana procedencia. Parece ser que la palabra persona proviene del griego "próso-pon", que significa máscara, la cual utilizaban los actores en sus representaciones teatrales para hacer resonar su voz con más potencia. Y no en vano ahora al término persona le adherimos toda una carga de potenciales morales y sociales, incluso de imagen propia y ajena, que verdaderamente son como una "máscara" que pongamos al propio ser humano. Al conjunto de todo lo que le adherimos al ser humano en forma de máscara, lo llamamos el ego, el "yo", y es a eso a lo que llamamos "la persona". Por eso decimos la "persona es tal", o la "persona es cual", le atribuimos adjetivos y cualidades en función del ser humano al que nos refiramos utilizando esa prefabricada imagen psicosocial que construimos. Curiosamente, Mikimoto, Miquel Calçada Olivella, en la cadena TV3 catalana realizó y presentó un programa durante cierto tiempo poniendo énfasis en su titular, "Personas-Humanas", (en lengua catalana, aquí traducido a la lengua castellana), era su cabecera, apelando precisamente a la diferencia entre persona y ser humano, (es lo que a mí me sugiere), y en cierta manera diciendo que pueden haber "personas que no sean humanas", ¿no? Otras "especies" de personas, cosa más espeluznante. O sea, que disponemos de diferentes tipos de personas, y uno de esos tipos son las personas-humanas, entonces… ¿cuáles son los otros tipos de personas? ¿Personas-Reales, y entonces por contraposición Personas-ficticias, Personas-Falsas? ¿Personas-de-Primera-Clase, y así por ordenación Personas-de-segunda, tercera, etc. clase? ¿Qué otros tipos de personas hay? ¿Hasta dónde podríamos alargar la lista? De hecho, las personas encajan en una configuración psicosociológica, en muy buena parte heredada y asumida como verdadera de manera meramente inconsciente. La "carga" psicosociológica de la persona se ajusta a un "estrato" dentro de una escala de "valores" que la define como un tipo de persona incluida en alguno de esos niveles de "graduación comparativa", en el que un subconjunto del conjunto total comparten unas características, muchas de ellas asumidas como auténticas cualidades. Así vemos que la mayoría de personas, tenemos en común un principio generatriz, el cúmulo psíquico, que reuniendo ese compendio de asunción que delimita un "perímetro", él resulta manifestándose como un ego-céntrico. Este ego, la persona, que es un movimiento céntrico, centrípeto, es una configuración de pensamientos, con sus cargas emocionales y de auto-imagen, fijos, su herencia, pues es obvio, son registros que varían, es lo que intentan, poco sino nada, mientras la psique, precisamente la psique del ser humano, es algo que se encuentra en estado de flujo, como la vida misma. La máscara, la auto-imagen, impide a la psique fluir con la vida. Es patente que el roce, la fricción de esas dos cargas que se contraponen, lo fijo y lo móvil, consumen energía inadecuadamente, que se manifiesta en la discordia competitiva, los miedos ocultos pero lacerantes, y las crisis de cualquier orden de las que los humanos nos aquejamos de continuo.
Foto: - Miquel Calçada Olivella, 1994, procedente del vídeo
"El monólogo censurado sobre la realeza", por Quim Monzó 1994 (VOSE),
Enlace en el texto "Personas Reales".
Ese sentimiento que ahora nos parece tan profundo, el "yo mismo", la configuración psicofisiológica que uno siente que ahora es, que se forma a través de la tradición y la herencia, al que nos adherimos centrando toda nuestra energía, pues dedicamos la vida completa a circunscribirnos en él, darle forma, sentido, disfrutarlo y padecerlo al mismo tiempo de manera inseparable, lo vamos fijando de continuo en un proceso acumulativo de registros, de los que nos dejamos llevar al persistente deseo de permanecer de alguna forma para siempre. Esta configuración psicológica que se siente como un centro, es lo que postulo como el espejismo de centricidad. Los registros de los que se forma ese concepto-sentimiento de "yo" es evidente que son algo fijo, lo que les permite proyectar una idea-sentimiento determinado, que es lo que uno mismo siente como lo que "yo soy". Una ristra de recuerdos, de acontecimientos pasados, cicatrices psicológicas de sucesos acontecidos pero ya muertos, en los que se vivenció o bien alegría o bien dolor, es lo que decimos que somos nosotros mismos. A eso le añadimos la auto-imagen profesional, socioeconómica, cultural, y ese conglomerado de sentimiento retenido, fijado, conjuntamente con la imagen psicosocial en base a nuestro escalafón en la sociedad, lo ponemos a circular a través de lo que llamamos relación con los demás, "relaciones humanas". Pero en sí mismo, como ese sentimiento de "yo" es algo parcial, sólo es recuerdo, no es flujo, situado como está en el auténtico flujo de la vida, y nada se puede resistir a fluir pues la quietud de lo físico no es real, se proyecta como un espejismo con tal potencia que uno lo siente como verdad, el sentimiento de centricidad, el "yo soy", pero no es más que una ilusión proyectada por el cerebro utilizando sus registros a modo de celuloide emulsionado, pero a nivel neuronal, psicofisiológico, algo muchísimo más complejo e intangible, pero que como se hace evidente observándolo en los efectos que nos produce ofrece una muy potente sensación de realidad.
Esto que te escribo, también lo hago para compartirlo con cualquiera que precise leerlo, y estoy seguro de que tu sentir de diálogo abierto con todo aquel que le apetezca conversar y descubrir admitirá hacerlo así. Es después de ver esa tendencia en ti a expresar libertad, en cierto modo desde perspectivas que trastocan la forma corriente en como se ven algunos aspectos de la sociedad, aprovechando la energía que me da el agrado que siento por ti, que me tomo la libertad y te lanzo el reto de considerar lo que aquí sugiero. Y consciente de tu segura falta de tiempo, me conformaré sin ápice de mal sentido con que sólo lo leas sin verte obligado a responder. Siento que hay una única corriente de energía elemental de la que todas las cosas y seres surgimos, lo que hace que todo se encuentre interrelacionado y nada se escape a ese sentido de unicidad. Esto por muy fragmentado y separado que nosotros ahora podamos sentirlo. De hecho también es una verdad científica este continuo de interrelación que es esta creación en estado de flujo que somos. Si el ser humano podemos tener un atisbo, captar esta totalidad, vivenciar un impacto directo de ella, es obvio que el espejismo de centricidad se disolverá desapareciendo la falaz competencia entre "espejismos yo soy" que desde muy antiguo impera en la vida. Pues aún cuando ahora sus síntomas sí son reales, él no es más que una ilusión manifestándose como placer-dolor céntricos. Desde esa disolución del ego-céntrico entonces el cerebro y los sentidos tienen acceso a percibir, a captar y sentir, participar, de una perspectiva totalmente inimaginable ahora que está operando la centricidad. Y es obvio, que mientras no veamos que esta ilusión egocéntrica es únicamente una proyección, no es algo real en el ahora, nos quede oculta la auténtica conexión del Todo. Mientras no comprendamos que lo fijo proyectado es la prisión, no podremos acceder a lo que es la libertad, cosa fundamental para percibir y comprender y desde luego para vivir.
Todo esto lo he expresado en forma muy sintética procurando transmitir la tremenda envergadura e implicación que en todo ello hay, y es de esperar que sea el ser humano el que podamos acceder a tal dilucidación.
No sé si cuando mostraste tu camiseta negra con un texto blanco diciendo "no soy Dragó", estabas diciendo que tú no eres el ego que hay envuelto ahí en el cuerpo, en el cerebro.
Fernando, aprovecho con este texto para enviarte un muy afectuoso saludo. Pedro.
Fotos enlaces a Fernando Sánchez Dragó: "soy nadie", "soy apátrida".
Foto: "no soy Dragó"; no encontrada.
RICO PAR (7/11/2008)
P. D. (Pasado algún tiempo). Quisiera comentarte algo que desconocía de ti cuando escribí lo anterior, y que realmente me ha "trastocado" aspectos en relación a cómo te siento. He de decir que me he quedado sorprendido, (no te había "leído" lo suficiente, te había prestado poca atención). Resulta que eres seguidor y defensor de la tauromaquia, (al principio pensaba que lo decías como una ironía), pero parece ser que para ti es algo muy serio. Después leo que según tu parecer para una buena educación se precisa "la autoridad, la jerarquía". Y ya me he quedado pasmado. Pudiera ser que utilizamos diferentes significados con las palabras, aunque éstas dos precisamente son muy entendibles y generalizadas. Cuestiones auténticamente antípodas, más bien, totalmente desconectadas de lo que aquí se está proponiendo. Entonces… ¿Qué libertad atisbé en ti, cuando la crueldad la conviertes en sacramento, y consideras que hay que constreñir para educar? Precisamente cuando lo que necesitamos es sensibilidad, libertad interior y participación conjunta en el descubrimiento. Ahora no podría echarme atrás con este escrito, (el impulso por mantenerlo en este compendio de apuntes continua con la misma intensidad, aunque con más dudas), y seguiré incluyéndolo, pero ahora, se me hace un buen lío cómo puedo "ordenarte en la mente", pues te siento diferente de como te pienso. Es curioso cómo el ser humano podemos enredarnos tanto con el pensamiento. Alguien que habla de libertades y trascendencias por un lado, pero cultiva ponzoñosos sentimientos de agresión (en este caso con el toro) y dominio, coacción, (de los niños/jóvenes en la educación) por otro… Lo siento, no es reproche ni exigencia, pero sí, que reflexiones sobre todo esto, si es que me permites sugerírtelo y si es que te viene de gusto hacerlo. Incluso, que tuvieras en cuenta el completo sentido y significado que en esta colección de apuntes se viene desplegando. Nunca sabemos por dónde nos vendrán los vientos cuando navegamos en océanos abiertos de la mente, y si ellos nos llevarán a lugares no contemplados en nuestros elegidos y prefijados destinos cuando reflexionamos, exploración que es una manera de viajar por ella, por la mente. Al mismo tiempo parece hacerse evidente, que con tu largo caudal de charlas, entrevistas, debates y diálogos con otras "personas", seres humanos, te deba ser bastante sencillo ver y sentir las cosas verdaderamente desde la perspectiva de otro.
Igualmente con afecto, Pedro.
RICO PAR (4/6/2009 - 6h. p.m.)
El pasado y el Flujo
Fragmento del diálogo 1 entre
J. Krishnamurti, David Bohm y David Shaimberg,
procedente del libro:
"LA TOTALIDAD DE LA VIDA"
de J. Krishnamurti.

…/…
Krishnamurti: Mire, Señor: si no hubiera fragmentación históricamente, geográficamente, nacionalmente, viviríamos en perfecta seguridad. Todos estaríamos protegidos, todos tendríamos alimentos, casas. No habría guerras, seríamos todos uno. Él es mi hermano y yo lo soy de él. Él es yo. Pero esta fragmentación impide que ello ocurra.
Shaimberg: De acuerdo. Entonces ahí está usted sugiriendo más aún; ¿Sugiere que deberíamos ayudarnos el uno al otro?
K: Yo ayudaría, es obvio.
Bohm: Estamos dando vueltas en un círculo porque…
K: Sí, señor, quiero volver a algo y es lo siguiente: si no hubiera nacionalismos, ni grupos ideológicos, etcétera, tendríamos todo cuanto necesitamos. Eso lo impide el hecho de que yo sea un hindú, usted un árabe, él un ruso –¿entiende? Nosotros nos preguntamos: ¿por qué ocurre esta fragmentación? ¿Cuál es su origen? ¿Es el conocimiento?
S: usted dice que es el conocimiento.
K: Yo estoy seguro de que lo es, pero lo planteo como una pregunta.
S: Ciertamente, parece serlo.
K: No, no. Examínelo, investiguemos.
S: ¿Qué entiende usted por conocimiento, qué quiere decir con ello?
K: La palabra 'conocer'. ¿Lo conozco yo a usted? ¿O le he conocido? Nunca puedo decir que le conozco, realmente lo entiendo así; sería una abominación decir, "yo le conozco". Le he conocido. Pero mientras tanto usted está cambiando –en usted hay un movimiento.
S: Así es.
K: Decir que lo conozco significa que estoy familiarizado o que me hallo en íntima relación con ese movimiento que ocurre dentro de usted. Sería un atrevimiento de mi parte decir que le conozco.
S: Eso es verdad.
K: De modo que el conocimiento, –el conocer– es el pasado. ¿Diría usted eso?
B:Sí, entiendo que lo que conocemos es el pasado.
K: El conocimiento es el pasado.
B: El peligro está en lo que llamamos el presente; consideramos al conocimiento como el presente, ése es el peligro.
K: Así es, precisamente.
B: En otras palabras, si dijéramos que el pasado es el pasado, entonces, ¿no diría usted que éste no necesita del fragmento?
K: ¿Cómo es eso, señor?
B: Si dijéramos –si reconociéramos, si admitiéramos que el pasado es el pasado, que éste se ha ido y que lo que conozco es el pasado, entonces el pasado no introduciría fragmentación alguna.
K: No, no lo haría, completamente de acuerdo.
B: Pero si decimos que lo que conocemos es presente ahora, entonces estamos introduciendo la fragmentación.
K: Correcto.
B: Porque estamos imponiendo este conocimiento parcial sobre la totalidad.

…/…
J. KRISHNAMURTI - LA TOTALIDAD DE LA VIDA
Título original en inglés: THE WHOLENESS OF LIVE
Traducción de Armando Clavier. Diseño de la portada Julio Vivas
© Krishnamurti Foundation Trust Ltd, London 1973.
© Editora y Distribuidora Hispano Americana, S.A. (EDHASA), Barcelona 1980.
Parte I: Siete Diálogos. Conversaciones entre Krishnamurti, el Dr. David Bohm, Profesor de Física Teórica en el Birkbeck College, Universidad de Londres, y el Dr. David Shainberg, Psiquiatra de Nueva York.
Parte II: Extracto de lo substancial de las pláticas públicas dadas en Ojai, California; Saanen, Suiza; y Brockwood Park, Inglaterra, durante 1977.

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