CONCIENCIA |
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Artículo 1 de 8 |
Imaginación: en Acción
o en ilusión. |
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La conciencia, ¿y por
dónde vamos a empezar?
¡Qué fácil
es imaginar! Y qué sencillo despreocuparse de averiguar
la verdad. Se oyen voces sin cesar, "tú creas
la realidad". Y a uno no le toca más remedio que
mirar. Entonces se descubre una realidad de bochorno: sufrimiento
y destrucción como inevitables. Bellas palabras suenan
en el aire, y ristras de interminables textos las contienen:
"Amor, Compasión, Libertad, Igualdad". Las
cartas constitucionales las repiten como también lo
hacen las de los derechos humanos. Sin embargo, todo son quejas
y degradación. Sugiriera que por el mero hecho de estar
escritas ya ocurrieran, sin ver, que es el corazón
seco el que no permite que lo bueno pueda fluir. ¿Puede
acontecer un nuevo mundo de verdad mientras el ego-céntrico,
un mero espejismo en el cerebro, se encuentre postulando que
él es el más grande, necesario en su cúspide
para los demás? La revolución de la mente es
la
¿Es la felicidad algo para tenerla únicamente en
forma temporal, en momentos de logro, y es el resto
del tiempo inevitable que uno luche y viva en conflicto?
Bernard Shaw lo puso de
manera inimitable. Dijo, Hay dos grandes tragedias
en la vida: ¡una es no conseguir lo que tu corazón
desea, y la otra es conseguirlo!. Porque cuando
usted lo consigue hay estancamiento. Todo el impulso,
la actividad, todo ha terminado y hay estancamiento
hasta que un nuevo deseo surge. Y cuando surge, estás
de regreso en el mismo círculo.
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revolución del amor. Pero juntos hemos de averiguar
qué es esta cualidad que tanto nombramos pero de la
que damos tanto testimonio de no conocer. El mundo está
dominado por lo bélico, la fuerza militar, que es portadora
de destrucción y grandes beneficios. Ahora, para consolar
a la gente necesitada de concordia y paz, se les dice que
el ejército ya no mata, se dedica a la ayuda humanitaria.
¡Valga la contradicción! Parece ser que todos
quedan contentos. El "número uno" saluda
desde arriba en la pirámide, y canta la canción
que siempre se cantó. "Progreso, justicia y equidad".
Sin embargo, de continuo, las masas salen a la calle a quejarse
de algo que hacen mal los organizadores, cuando se suponía
que eran ellos que lo sabrían hacer bien. En la pugna
y la oposición siempre es el contrario el que lo hace
mal. ¿Se puede organizar desde el bien, cuando en la
base hay corrupción, inmoralidad? Por muy amagadas
que estén y por mucho que el cerebro se haya acostumbrado
con ellas a vivir. Imaginación; es lo que circula ahora
en el cerebro. El desorden no puede ordenarse sino es comprendido
primero. Es precisamente esa comprensión la que permite
ordenar el desorden. Pero el desorden no puede nunca ordenarse
desde la contradicción, justamente el estado en el
que ahora se encuentra el cerebro y su organización
social. Una carrera de ascensión haciendo descender
a los demás, llamado a eso la "realización
de la felicidad". La ley se cumple en la medida que ascendemos
por la escala de la jerarquía psíquica. Descendiendo
por ella las injusticias se van revelando, aunque únicamente
les presten atención precisamente los que las padecen.
Los que no las sufren únicamente las imaginan. Mientras
el cerebro no viva en la realidad, en la verdad, ¿qué
realidad es la que cambiará? Tal vez lo superficial
parezca transformarse, pero en lo hondo la energía
de la contradicción con todas sus consecuencias continúa
aquí, en el ahora vivo, por el que todo y todos nos
sucedemos, como un inmutable pilar que no puede cambiar. Mientras
esta corriente permanece, nosotros los seres humanos vamos
surgiendo y desapareciendo, ciegos del auténtico acontecimiento
que tiene lugar. Pero imaginando creemos que vivimos a fondo
y con eso parece que tenemos suficiente. Atrapado el cerebro
en esta paradoja mental ¿puede él comprender
lo que la conciencia es?
RICO PAR
(Diciembre 2-3, 2009).
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El Libre Juego
de la Mente, Renée Weber y David
Bohm. WEBER: Una de sus reservas con respecto a la orientación
de la física contemporánea es
que no conecta lo suficiente sus descubrimientos
con su significado filosófico.
BOHM: El lado imaginativo e intuitivo. WEBER: ¿Que crea modelos? BOHM: No necesariamente nuevos modelos, sino
nuevas formas de imaginación. Para mí,
el orden implicado es una nueva forma de imaginación. Ellos dirán: "¿De qué
sirve si no produce un resultado empírico?
Lo tomaremos en cuenta tan pronto produzca un
dato empírico. De ser así, nos
dedicaremos a ello". Este es uno de los
errores de la ciencia, que también forma
parte del error de nuestra sociedad: el considerar
que el resultado empírico es lo principal
y la verdad. Para ellos, el resultado empírico
es lo que se entiende por verdad, con tal que
haya un argumento matemático lógico
detrás de ello.
WEBER: Lo que
Ud. está diciendo es que un modelo imaginativo,
como el orden implicado, de hecho nos acerca
más a la realidad de las cosas, a pesar
de que, por ahora, no podamos asegurar el resultado
empírico.
BOHM: Sí. Creo sinceramente que cualquier
idea nueva debe estar relacionada con el libre
juego de la mente y no preocuparse demasiado
por el resultado empírico.
WEBER: Einstein
llegó a la idea de la relatividad porque
de niño se imaginaba cómo sería
el universo si él fuera cabalgando sobre
un rayo de luz.
BOHM: Así es, y tardó diez años
en desarrollar la teoría de la relatividad.
WEBER: Si la mayoría
de los físicos hubiesen tenido en cuenta
el modelo de De Broglie, ¿hubiese
ello servido para aproximarlos a una consciencia
de la unidad de todas las cosas?
BOHM: Sí, porque, en la actualidad, no hay ningún físico que lo entienda
si no es mediante complicados razonamientos
matemáticos, que son tan lejanos a su
intuición que los consideran importantes
solamente en relación con su trabajo,
pero no vinculados a otra cosa. Es tan complicado
que sólo unos pocos físicos han
oído hablar de ello y cada vez que se
escriben nuevos libros de texto se pierde más,
hasta que, en la actualidad, los libros ni tan
siquiera lo mencionan; se limitan a presentar
la mecánica cuántica como una
serie de fórmulas que deben aprenderse
para su utilización. Este resultado era
de esperar debido a la falta de imaginación. WEBER: Está asignando un carácter
creativo y constructivo a la imaginación,
mientras que anteriormente advirtió sobre
su abuso.
BOHM: Coleridge
propuso dos tipos de imaginación: la
primaria y la secundaria. La imaginación
primaria es la expresión directa del
propósito creativo interior, lo que llamamos
manifestación de la mente. La imaginación
es el despliegue de un nivel profundo de la
mente, que aparece como si surgiera de los sentidos
y que se capta percibiéndolo de forma
directa como una unidad.
WEBER: Es revelador.
BOHM: Sí. En este sentido, revelar y manifestar tienen un significado similar. Sin
embargo, la imaginación secundaria aparece
cuando se continúa repitiendo una imagen
a partir de la manifestación primaria
hasta que se vuelve automática. WEBER: Entonces se vuelve autorreferente. Ya
no revela, sino que se convierte en una fantasía.
BOHM: Así
es exactamente como Coleridge lo llamó:
"capricho", que es lo mismo que fantasía.
WEBER: Entonces, la imaginación, en el
sentido científico creativo, es nuestro
intento de verbalizar profundas intuiciones
sobre la naturaleza. BOHM: O de crear una imagen. WEBER: Ud. está apostando por unos modelos imaginativos de varios niveles que se sostienen
mutuamente y, lo más importante, que
muestran su interconexión. ¿No
se ha hecho esto en física? BOHM: Bueno, ellos simplemente lo ignoran y
dicen que es anticuado. No produce un resultado
empírico. WEBER: ¡Este modelo aportaría nada menos que comprensión! BOHM: Sí. Pero dicen: "¿Qué
significa comprender a menos que se pueda predecir
algo empíricamente?". WEBER: Por lo tanto, para ellos es lo mismo
comprensión que predicción empírica
y control, con lo cual Ud. no está de
acuerdo. Usted está diciendo que comprender
significa captarlo claramente y verlo conectado
con todo lo demás. ¿Es así?
BOHM: Así
es. La palabra clave es comprensión.
Comprender y concebirlo todo como una unidad.
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Procedente del libro "Diálogos con Científicos y Sabios". Título original de
la obra: "Dialogues scientists and
sages". © 1986 by Renée
Weber. © de la traducción Montserrat
Castellá y Fernando Pardo, 1990.
Diseño Gráfico: Bárbara
P. Zarini. Editorial
La Liebre de Marzo, S.L. Barcelona. |
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Trascendiendo la
dualidad |
Atrapados en los opuestos
A medida que nos adentramos
en este estudio concreto que aquí estamos desplegando,
llegados a plantearnos qué es esta cosa o cualidad
que denominamos conciencia, se nos presentan de "antemano"
toda una serie de premisas que sin alcanzarlas, sin
comprender bien qué están ellas implicando
y en qué manera están afectando al cerebro
y sus percepciones, se nos hace muy difícil apuntar
directamente a lo que esa extraña palabra debe
significar: "CONCIENCIA". En la creación,
que se desarrolla en un Universo tridimensional, la
polaridad es algo consustancial a toda configuración.
Delante-detrás, arriba-abajo, derecha-izquierda,
etc. Muchos fenómenos naturales la manifiestan
igual, día-noche, verano-invierno con el
transcurso entre ellos, primavera-otoño, etc.
Incluso nuestro organismo es polar; pecho-espalda, mujer-hombre,
etc. La mayoría de órganos internos manifiestan
igualmente esta polaridad, el cerebro, los pulmones,
el corazón, etc. La polaridad material es ineludible.
Hasta la energía manifiesta polaridad, energía
cero, infinita, y energía manifiesta, ordenada,
finita. La misma esencia de la creación, que
"es algo", tiene a la "nada"; "nada-algo",
la expresión simbólica más reducida
de la creación y su fuente. Hasta aquí
esto no significa ningún problema ni ninguna
dificultad. Todo el "rompecabezas" surge cuando
la polaridad se infiltra en el "pensamiento emocional"
convirtiéndose en "dualidad", ya que
entonces el cerebro, identificándose con el pensamiento
emocional, produce en la "conciencia" la sensación
de los opuestos en lo psicológico, interior-exterior,
bueno-malo, dios-demonio, etc. Y todavía más,
pues cuando esta dualidad afecta al "pensamiento-sentimiento",
comienza la danza de los horizontes y las fronteras,
la separatividad y la fragmentación. En ese punto,
si el cerebro no es capaz de verlo, de "despertar
conciencia" más allá de esas "polaridades"
psicológicas, quedando la conciencia ausente
de darse cuenta del acontecimiento que está ocurriendo
en el interior del cerebro, es cuando queda "identificado"
con la dualidad, entonces se sucede toda la barahúnda:
"yo, tú, él, nosotros, vosotros,
y ellos". La fragmentación ha tomado control
de la conciencia, y ésta no puede reconocerse
como tal, pues como en realidad se siente el nodo-anímico
es "yo, que estoy separado".
RICO PAR
(Diciembre 3, 2009). |
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Jugando
con la lógica. |
El Bien y el mal, ¿juicio
o realidad?
Una vez leí que alguien
decía, aproximadamente, (y siento no poder recordar
su nombre): "Por definición el mal se
opone al mal, y también se opone al bien; el
bien no se opone al bien, pero sí se opone al
mal".
Si representamos la 'oposición'
con el símbolo
(una T volteada, de terminación por ejemplo)
podemos denotar
y leer: el mal se opone al
mal. Pero nos vemos obligados a representar también
la implicación de oposición en el sentido
contrario, así debemos escribir
y simbolizar lo mismo en ambas
direcciones: el mal se opone a sí mismo.
De esta forma queda claro que el mal es un estado de
contradicción, de auto-repulsión. Aún
cuando el símbolo pudiera sugerir cierto equilibrio
a causa de la simetría, la realidad es que el
estado que el símbolo representa es un movimiento
de conflicto, de oposición y separación:
un muro. En el mal el flujo de correspondencia queda
detenido. Es un flujo de interrupción del propio
flujo.
En el mal hay miedo y dolor ya que el mal es antitético. Es tan confuso
que se repele a sí mismo, contra sí mismo, al mismo tiempo de
repeler el bien en la misma, o quizá mayor medida. El mal lo repele todo.
Se oculta y se autojustifica a sí mismo en un bucle de auto-oposición
destructiva.
Si ahora denotamos la 'no-oposición'
con el símbolo
(flecha, indicando movimiento y correspondencia) podemos
escribir:
y leer: el bien no se opone
al bien. O dicho de otra forma: el bien se corresponde
con el bien. Entonces como hicimos antes con el
anterior símbolo, para resaltar la dirección
de su influencia en ambos sentidos podemos ampliar éste
expresando su doble implicación:
En ambas direcciones el bien no
se opone a sí mismo, el bien está en
concordancia con el bien. El bien es un estado sin
división en el que todo fluye en sí mismo.
En el bien hay unión y paz puesto que no hay
ni división ni oposición. El bien es una
cualidad de "concordancia" donde hay simpatía
y afecto, correspondencia. En el bien no hay dolor y
es de la única cualidad que puede surgir la felicidad,
la alegría del vivir, las cuales, aprovechamos
para decir, no son la finalidad del flujo creacional,
ya que su causa-efecto, su principio y su fin, del flujo
creacional, es el propio bien. El bien es un flujo que
armoniza el propio flujo.
Ahora bien, una vez denotados
los dos símbolos representando las cualidades
del mal y del bien, cada uno fluyendo en una implicación
en sí mismo, los podemos agrupar de manera que
expliquen la frase de la que hemos partido, en la forma:
El mal se opone al mal y también se opone al bien. El bien no se opone
al bien, pero se opone al mal, tal como se define en el enunciado primero del
que partimos al principio.
Según este esquema podemos
contar cuatro oposiciones y dos concordancias, desigualdad:
(mal = 4) > (bien = 2). O bien dos flujos de interrupción
y uno de transmisión, 2 > 1. Existe un desequilibrio
en la graduación relacional que atribuimos a
ambas cualidades. El esquema pareciera manifestar una
mayor fuerza del mal a la vez que una debilidad del
bien, el cual en base a este planteamiento, cae en la
oposición, cosa que sugiere ser más bien
absurda por las mismas cualidades del bien. Tomados
como opuestos el mal y el bien, que es lo que desde
el principio venimos haciendo, debieran encontrarse
equilibrados sobre pesos equivalentes, como le ocurre
a todo lo polar. Sin embargo, según este esquema
simbólico, que ordena la declaración primera,
se manifiesta que el bien queda afectado por el mal,
el cual ni se inmuta por el bien, incluso sugiere hacerse
"mayor".
Más allá de
la polaridad
Al considerar el mal y el bien como algo polar, los dos opuestos de una sola cosa,
hemos generado una contradicción, sino un absurdo,
pues no son equitativos, y sin embargo los tomamos como
opuestos, lo cual es una contradicción con lo
que en realidad pretendemos sentir, que en todo caso,
si diferenciados han de ser, es el bien el que debería
pesar más, es precisamente lo que la frase pretende
resaltar, la contradicción del mal y la coherencia
del bien. Pero con los valores cuantitativos del esquema
trascrito del propio postulado, el mal tiene mayor
relevancia que el bien.
¿De que cosa serían
el mal y el bien algo polar? Obviamente, la cosa de
la cual esas dos cualidades o estados formarían
una unidad, es de la acción (movimiento, flujo),
pues es a través de ella que ambas, el mal y
el bien, se manifiestan. Pero la acción es el
hecho, es "lo que es", el hecho discurriendo
en un nuevo hecho, y el mal y el bien, de los que no
podemos negar su existencia, son más bien una
calificación "cuantitativo-cualitativa
subjetiva" que la psique hace de la acción.
Lo que nos lleva a cuestionar y averiguar el exacto
y auténtico sentido de la psique, pues tanto
el mal como el bien nacen en ella. No podremos
Por tanto, ¿puedo ser feliz primero? no poner condiciones
a la felicidad, no decir seré feliz si
mi esposa me sonríe, si mi jefe me da
una promoción, si el tiempo estará
bien mañana, si no me enfermo ¡entonces
sonreiré!. Si usted le pone así
muchas condiciones a su sonrisa, le puedo decir
ahora que no sonreirá mucho. Por tanto
debemos aprender a sonreír incondicionalmente.
Haga su sonrisa incondicional y entonces enfrente
la vida como venga. Entonces puede haber dificultad,
pero ella no será problema quiero
construir una escuela, necesito dinero para
ello; esa es una dificultad. Pero si hago un
problema de ello, creo ansiedad por ello, y
esa ansiedad me impide funcionar con habilidad.
En Busca de la Felicidad
por el Prof. P. Krishna.
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comprender lo que es el mal y el bien si previamente
no hemos comprendido lo que la psique es, pues es de
ella que ambos surgen.
Desde luego que oprimir,
explotar, matar, es el
mal. Y que el afecto, el cuidado y la
consideración, el amor, son el
bien. Cualidades totalmente diferentes que es fácil
ver que no tienen nada de polaridad, no tienen nada
en común, no comparten nada. No forman los dos
"polos" de una unidad. Aunque acontezcan ambas
en el flujo creacional, lo hacen en paralelo, y sólo
en distintos contextos, jamás se encuentran.
En un único ámbito sólo una de
ellas puede existir. Cuando hay mal no hay bien, y viceversa.
El caer en el error de considerarlas dos cualidades
polares, proviene de asociarlas con las cosas que verdaderamente
lo son. El mal y el bien juntos no pueden coexistir,
cuando domina el mal no existe el bien, y donde fluye
el bien el mal no se manifiesta. Esto precisamente es
lo contrario a lo polar, (de cualquier cosa), que siempre
se manifiestan ambas polaridades al mismo tiempo: "día-noche",
"hombre-mujer"
etc.
El hecho, la acción
y el futuro potencial.
Veamos si podemos ilustrar esto
con un ejemplo desde la perspectiva de la psique. Caminando
por el margen de un precipicio el bien sería
cuando esto está ocurriendo con total seguridad,
alejado el peligro de caer, y el mal sería desprenderse
por el barranco en un momento dado. Pero el hecho de
la acción, caminar por la orilla del precipicio,
y la posibilidad de caer por el barranco, se reúnen
en la acción, pero no son entre sí opuestos,
ni polares, ni hay en ellos dualidad. El mero hecho
de encontrarse uno de ellos reunido como una posibilidad
en el otro que es la verdadera acción no los
convierte en opuestos. Si fuera así, lo opuesto
de caminar por un precipicio podrían ser diversos
sucesos. Sin embargo únicamente uno de ellos
ocurrirá. En la acción hay un buen sinfín
de otras posibilidades, y la única que es polar
con la del hecho de caminar junto al precipicio es su
opuesta, la de no hacerlo. Ocurre igual con la posibilidad
del desprendimiento, la opuesta de que ocurra un accidente
es que suceda el no-accidente, al margen del significado
de la acción. Además de esta no-relación,
toda acción por principio está carente
del mal o del bien. Es el juicio que una vez ocurrido
el hecho proyecta en él la cualidad del mal o
del bien. Y aún va más allá, lo
proyecta en el potencial de posibilidades que pueden
acontecer en la acción. Pero sólo una
de ellas ocurrirá, o el mal o el bien, juntas
nunca estarán, lo que demuestra que ambas cualidades
no forman ninguna polaridad.
Los opuestos se contienen, forman
una unidad polar, y únicamente el juicio es el
encargado de separar la polaridad, precisamente pudiendo
polarizarla. En el planeta, el día y la noche
acontecen al mismo tiempo, pero la psique sólo
puede experimentar uno de los dos, aunque pudiendo ser
"consciente" de que en una dimensión
mayor están aconteciendo a la vez de manera inseparable.
Cuando no acontece el juicio, es aquí donde podemos
ver que ambas cualidades no tienen nada que ver la una
con la otra, el mal y el bien no tienen ninguna relación,
no son como el día y la noche, no se pueden polarizar,
pues los opuestos se autocontienen, y el bien, por definición,
no contiene nada al mal. De la misma manera que el mal
no contiene nada del bien. Lo que nos ha pasado hasta
ahora, simplemente ha sido quedar atrapados en la ilusión
de la dualidad, de los opuestos, atribuyéndole
polaridad a dos cualidades que no la tienen.
Así, si ahora representamos
con
una relación, la no-relación la podemos
expresar como
(R tachada, no R), entonces podemos simbolizar
y leer: el bien no se relaciona
con el mal, y viceversa.
Sin juicio sólo existe
el hecho.
Siento no haber podido expresarlo
mejor. Pero si el lector ha leído con paciencia,
vivenciando "los sentires" que la deliberación
acerca de la no-polaridad, del mal y del bien, aquí
se ha desplegado, dándose cuenta al mismo tiempo
de las consideraciones propias que se le han ido despertando,
admitirá que es una cuestión compleja,
al principio, acostumbrados a la rotunda e incisiva
manera de entender las cosas a través de la bivaluada
polaridad, 0-1, blanco-negro, apagado-encendido,
etc.
Todo lo que es un producto y se
encuentra agrupado en uno, tiene polaridad. Todo lo
que es la esencia (de algo), carece de polaridad alguna.
El juicio trata la esencia como si fuera un resultado,
un producto, y le adhiere polos, opuestos. La psique,
sujeta al juicio, es una cualidad que se siente a sí
misma como una "cantidad", el registro almacenado,
el recuerdo: "soy tanto", "tanto valgo".
En cada uno de los recuerdos hay una etiqueta como subfondo
que lo define como recuerdo malo o recuerdo bueno, y
la psique así lo siente cada vez que reactiva
ese pasado almacenado. Observe el lector, como de continuo
en este apunte, se ha sentido extraño cada vez
que leía "el mal y el bien", en este
orden. Nuestro condicionamiento en la polaridad, y el
presumir que el bien es mejor que el mal, es lo que
nos hace ordenarlos por "el bien y el mal",
acostumbrada forma de la que no se desprende extrañeza
como en la forma inversa utilizada hasta aquí de forma deliberada.
Pero otorgar el primer lugar al bien, cuando lo ordenamos
con el mal, lo hacemos exclusivamente en el campo de
los símbolos. En la realidad, que el bien y el
mal no se pueden "coordenar", en la acción
real, parece más bien hacerse obvio, al observar
el mundo y nuestras relaciones, que lo que prevalece
es el mal, aunque la "psico-mecánica-culturización"
que padecemos, tenga y cumpla en esta polaridad uno
de sus objetivos primordiales: el candado de postular
el mal como irreversible e inmutable, y el bien como
un mero producto para conseguir felicidad o un sueño
de futuro al que hemos de arribar.
RICO PAR
(14/06/09 - 01:08:05 a.m.).
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Desde el
Silencio
Jiddu
Krishnamurti: Uno ha de mirar
y escuchar desde el silencio
El silencio
no es la terminación del ruido; el
incesante clamor de la mente y el corazón
no concluye en el silencio; éste
no es un producto ni un resultado del deseo
o de la voluntad. La totalidad de la conciencia
es un inquieto, ruidoso movimiento dentro
de las fronteras de su propia hechura. Dentro
de estas fronteras, el silencio o la quietud
no son más que la momentánea
cesación del parloteo; ése
es el silencio tocado por el tiempo. El
tiempo es memoria y para él el silencio
es corto o largo, puede medirlo, darle espacio
y continuidad, y entonces se convierte en
un juguete más. Pero esto no es el
silencio. Todo lo que está compuesto
por el pensamiento se encuentra dentro del
área del ruido, y el pensamiento
no puede en modo alguno callarse. Puede
construir una imagen del silencio y ajustarse
a ella rindiéndole culto como a tantas
otras imágenes que ha fabricado,
pero su fórmula del silencio es la
negación misma de éste, sus
símbolos son la negación de
la realidad. El propio pensamiento debe
callar para que el silencio sea. El silencio
existe siempre en el presente, lo cual no
ocurre con el pensamiento. Este, siendo
siempre viejo, no puede penetrar en el silencio,
que es siempre nuevo. Lo nuevo se convierte
en lo viejo cuando es tocado por el pensamiento.
Uno ha de hablar y mirar desde este silencio.
Lo verdaderamente anónimo surge de
este silencio, y no hay otra humildad que
ésa. Los vanidosos son siempre vanidosos,
aunque se pongan las vestiduras de la humildad,
con lo cual se vuelven duros y susceptibles.
Pero desde este silencio la palabra amor
tiene un significado por completo diferente.
Este silencio no está ahí
afuera, sino que se encuentra donde no existe
el ruido del pensamiento.
Procedente del epígrafe
"Morir para todo lo de ayer",
del libro "Encuentro con la Vida"
de J. Krishnamurti. Traducción
de Armando Clavier. EDHASA,
1993 - Barcelona.
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Libertad
Artículo en WikipediA
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Verdad
y Libertad por Jiddu Krishnamurti
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La
Libertad Interior por Jiddu Krishnamurti
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