El Mirlo
CONCIENCIA
Artículo 1 de 8
Imaginación: en Acción o en ilusión.
La conciencia, ¿y por dónde vamos a empezar?
¡Qué fácil es imaginar! Y qué sencillo despreocuparse de averiguar la verdad. Se oyen voces sin cesar, "tú creas la realidad". Y a uno no le toca más remedio que mirar. Entonces se descubre una realidad de bochorno: sufrimiento y destrucción como inevitables. Bellas palabras suenan en el aire, y ristras de interminables textos las contienen: "Amor, Compasión, Libertad, Igualdad". Las cartas constitucionales las repiten como también lo hacen las de los derechos humanos. Sin embargo, todo son quejas y degradación. Sugiriera que por el mero hecho de estar escritas ya ocurrieran, sin ver, que es el corazón seco el que no permite que lo bueno pueda fluir. ¿Puede acontecer un nuevo mundo de verdad mientras el ego-céntrico, un mero espejismo en el cerebro, se encuentre postulando que él es el más grande, necesario en su cúspide para los demás? La revolución de la mente es la
Prof. P. Krishna
¿Es la felicidad algo para tenerla únicamente en forma temporal, en momentos de logro, y es el resto del tiempo inevitable que uno luche y viva en conflicto?
Bernard Shaw lo puso de manera inimitable. Dijo, “Hay dos grandes tragedias en la vida: ¡una es no conseguir lo que tu corazón desea, y la otra es conseguirlo!”. Porque cuando usted lo consigue hay estancamiento. Todo el impulso, la actividad, todo ha terminado y hay estancamiento hasta que un nuevo deseo surge. Y cuando surge, estás de regreso en el mismo círculo.
En Busca de la Felicidad
por el Prof. P. Krishna.
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revolución del amor. Pero juntos hemos de averiguar qué es esta cualidad que tanto nombramos pero de la que damos tanto testimonio de no conocer. El mundo está dominado por lo bélico, la fuerza militar, que es portadora de destrucción y grandes beneficios. Ahora, para consolar a la gente necesitada de concordia y paz, se les dice que el ejército ya no mata, se dedica a la ayuda humanitaria. ¡Valga la contradicción! Parece ser que todos quedan contentos. El "número uno" saluda desde arriba en la pirámide, y canta la canción que siempre se cantó. "Progreso, justicia y equidad". Sin embargo, de continuo, las masas salen a la calle a quejarse de algo que hacen mal los organizadores, cuando se suponía que eran ellos que lo sabrían hacer bien. En la pugna y la oposición siempre es el contrario el que lo hace mal. ¿Se puede organizar desde el bien, cuando en la base hay corrupción, inmoralidad? Por muy amagadas que estén y por mucho que el cerebro se haya acostumbrado con ellas a vivir. Imaginación; es lo que circula ahora en el cerebro. El desorden no puede ordenarse sino es comprendido primero. Es precisamente esa comprensión la que permite ordenar el desorden. Pero el desorden no puede nunca ordenarse desde la contradicción, justamente el estado en el que ahora se encuentra el cerebro y su organización social. Una carrera de ascensión haciendo descender a los demás, llamado a eso la "realización de la felicidad". La ley se cumple en la medida que ascendemos por la escala de la jerarquía psíquica. Descendiendo por ella las injusticias se van revelando, aunque únicamente les presten atención precisamente los que las padecen. Los que no las sufren únicamente las imaginan. Mientras el cerebro no viva en la realidad, en la verdad, ¿qué realidad es la que cambiará? Tal vez lo superficial parezca transformarse, pero en lo hondo la energía de la contradicción con todas sus consecuencias continúa aquí, en el ahora vivo, por el que todo y todos nos sucedemos, como un inmutable pilar que no puede cambiar. Mientras esta corriente permanece, nosotros los seres humanos vamos surgiendo y desapareciendo, ciegos del auténtico acontecimiento que tiene lugar. Pero imaginando creemos que vivimos a fondo y con eso parece que tenemos suficiente. Atrapado el cerebro en esta paradoja mental ¿puede él comprender lo que la conciencia es?
RICO PAR (Diciembre 2-3, 2009).
El Libre Juego de la Mente, Renée Weber y David Bohm.
WEBER: Una de sus reservas con respecto a la orientación de la física contemporánea es que no conecta lo suficiente sus descubrimientos con su significado filosófico.
BOHM: El lado imaginativo e intuitivo.
WEBER: ¿Que crea modelos?
BOHM: No necesariamente nuevos modelos, sino nuevas formas de imaginación. Para mí, el orden implicado es una nueva forma de imaginación. Ellos dirán: "¿De qué sirve si no produce un resultado empírico? Lo tomaremos en cuenta tan pronto produzca un dato empírico. De ser así, nos dedicaremos a ello". Este es uno de los errores de la ciencia, que también forma parte del error de nuestra sociedad: el considerar que el resultado empírico es lo principal y la verdad. Para ellos, el resultado empírico es lo que se entiende por verdad, con tal que haya un argumento matemático lógico detrás de ello.
WEBER: Lo que Ud. está diciendo es que un modelo imaginativo, como el orden implicado, de hecho nos acerca más a la realidad de las cosas, a pesar de que, por ahora, no podamos asegurar el resultado empírico.
BOHM: Sí. Creo sinceramente que cualquier idea nueva debe estar relacionada con el libre juego de la mente y no preocuparse demasiado por el resultado empírico.
WEBER: Einstein llegó a la idea de la relatividad porque de niño se imaginaba cómo sería el universo si él fuera cabalgando sobre un rayo de luz.
BOHM: Así es, y tardó diez años en desarrollar la teoría de la relatividad.
WEBER: Si la mayoría de los físicos hubiesen tenido en cuenta el modelo de De Broglie, ¿hubiese ello servido para aproximarlos a una consciencia de la unidad de todas las cosas?
BOHM: Sí, porque, en la actualidad, no hay ningún físico que lo entienda si no es mediante complicados razonamientos matemáticos, que son tan lejanos a su intuición que los consideran importantes solamente en relación con su trabajo, pero no vinculados a otra cosa. Es tan complicado que sólo unos pocos físicos han oído hablar de ello y cada vez que se escriben nuevos libros de texto se pierde más, hasta que, en la actualidad, los libros ni tan siquiera lo mencionan; se limitan a presentar la mecánica cuántica como una serie de fórmulas que deben aprenderse para su utilización. Este resultado era de esperar debido a la falta de imaginación.
WEBER: Está asignando un carácter creativo y constructivo a la imaginación, mientras que anteriormente advirtió sobre su abuso.
BOHM: Coleridge propuso dos tipos de imaginación: la primaria y la secundaria. La imaginación primaria es la expresión directa del propósito creativo interior, lo que llamamos manifestación de la mente. La imaginación es el despliegue de un nivel profundo de la mente, que aparece como si surgiera de los sentidos y que se capta percibiéndolo de forma directa como una unidad.
WEBER: Es revelador.
BOHM: Sí. En este sentido, revelar y manifestar tienen un significado similar. Sin embargo, la imaginación secundaria aparece cuando se continúa repitiendo una imagen a partir de la manifestación primaria hasta que se vuelve automática.
WEBER: Entonces se vuelve autorreferente. Ya no revela, sino que se convierte en una fantasía.
BOHM: Así es exactamente como Coleridge lo llamó: "capricho", que es lo mismo que fantasía.
WEBER: Entonces, la imaginación, en el sentido científico creativo, es nuestro intento de verbalizar profundas intuiciones sobre la naturaleza.
BOHM: O de crear una imagen.
WEBER: Ud. está apostando por unos modelos imaginativos de varios niveles que se sostienen mutuamente y, lo más importante, que muestran su interconexión. ¿No se ha hecho esto en física?
BOHM: Bueno, ellos simplemente lo ignoran y dicen que es anticuado. No produce un resultado empírico.
WEBER: ¡Este modelo aportaría nada menos que comprensión!
BOHM: Sí. Pero dicen: "¿Qué significa comprender a menos que se pueda predecir algo empíricamente?".
WEBER: Por lo tanto, para ellos es lo mismo comprensión que predicción empírica y control, con lo cual Ud. no está de acuerdo. Usted está diciendo que comprender significa captarlo claramente y verlo conectado con todo lo demás. ¿Es así?
BOHM: Así es. La palabra clave es comprensión. Comprender y concebirlo todo como una unidad.
Procedente del libro "Diálogos con Científicos y Sabios". Título original de la obra: "Dialogues scientists and sages". © 1986 by Renée Weber. © de la traducción Montserrat Castellá y Fernando Pardo, 1990. Diseño Gráfico: Bárbara P. Zarini. Editorial La Liebre de Marzo, S.L. Barcelona.
Trascendiendo la dualidad
Atrapados en los opuestos
A medida que nos adentramos en este estudio concreto que aquí estamos desplegando, llegados a plantearnos qué es esta cosa o cualidad que denominamos conciencia, se nos presentan de "antemano" toda una serie de premisas que sin alcanzarlas, sin comprender bien qué están ellas implicando y en qué manera están afectando al cerebro y sus percepciones, se nos hace muy difícil apuntar directamente a lo que esa extraña palabra debe significar: "CONCIENCIA". En la creación, que se desarrolla en un Universo tridimensional, la polaridad es algo consustancial a toda configuración. Delante-detrás, arriba-abajo, derecha-izquierda, etc. Muchos fenómenos naturales la manifiestan igual, día-noche, verano-invierno con el transcurso entre ellos, primavera-otoño, etc. Incluso nuestro organismo es polar; pecho-espalda, mujer-hombre, etc. La mayoría de órganos internos manifiestan igualmente esta polaridad, el cerebro, los pulmones, el corazón, etc. La polaridad material es ineludible. Hasta la energía manifiesta polaridad, energía cero, infinita, y energía manifiesta, ordenada, finita. La misma esencia de la creación, que "es algo", tiene a la "nada"; "nada-algo", la expresión simbólica más reducida de la creación y su fuente. Hasta aquí esto no significa ningún problema ni ninguna dificultad. Todo el "rompecabezas" surge cuando la polaridad se infiltra en el "pensamiento emocional" convirtiéndose en "dualidad", ya que entonces el cerebro, identificándose con el pensamiento emocional, produce en la "conciencia" la sensación de los opuestos en lo psicológico, interior-exterior, bueno-malo, dios-demonio, etc. Y todavía más, pues cuando esta dualidad afecta al "pensamiento-sentimiento", comienza la danza de los horizontes y las fronteras, la separatividad y la fragmentación. En ese punto, si el cerebro no es capaz de verlo, de "despertar conciencia" más allá de esas "polaridades" psicológicas, quedando la conciencia ausente de darse cuenta del acontecimiento que está ocurriendo en el interior del cerebro, es cuando queda "identificado" con la dualidad, entonces se sucede toda la barahúnda: "yo, tú, él, nosotros, vosotros, y ellos". La fragmentación ha tomado control de la conciencia, y ésta no puede reconocerse como tal, pues como en realidad se siente el nodo-anímico es "yo, que estoy separado".
RICO PAR (Diciembre 3, 2009).
Jugando con la lógica.
El Bien y el mal, ¿juicio o realidad?
Una vez leí que alguien decía, aproximadamente, (y siento no poder recordar su nombre): "Por definición el mal se opone al mal, y también se opone al bien; el bien no se opone al bien, pero sí se opone al mal".
Si representamos la 'oposición' con el símbolo (una T volteada, de terminación por ejemplo) podemos denotar
y leer: el mal se opone al mal. Pero nos vemos obligados a representar también la implicación de oposición en el sentido contrario, así debemos escribir
y simbolizar lo mismo en ambas direcciones: el mal se opone a sí mismo. De esta forma queda claro que el mal es un estado de contradicción, de auto-repulsión. Aún cuando el símbolo pudiera sugerir cierto equilibrio a causa de la simetría, la realidad es que el estado que el símbolo representa es un movimiento de conflicto, de oposición y separación: un muro. En el mal el flujo de correspondencia queda detenido. Es un flujo de interrupción del propio flujo.
En el mal hay miedo y dolor ya que el mal es antitético. Es tan confuso que se repele a sí mismo, contra sí mismo, al mismo tiempo de repeler el bien en la misma, o quizá mayor medida. El mal lo repele todo. Se oculta y se autojustifica a sí mismo en un bucle de auto-oposición destructiva.
Si ahora denotamos la 'no-oposición' con el símbolo (flecha, indicando movimiento y correspondencia) podemos escribir:
y leer: el bien no se opone al bien. O dicho de otra forma: el bien se corresponde con el bien. Entonces como hicimos antes con el anterior símbolo, para resaltar la dirección de su influencia en ambos sentidos podemos ampliar éste expresando su doble implicación:
En ambas direcciones el bien no se opone a sí mismo, el bien está en concordancia con el bien. El bien es un estado sin división en el que todo fluye en sí mismo. En el bien hay unión y paz puesto que no hay ni división ni oposición. El bien es una cualidad de "concordancia" donde hay simpatía y afecto, correspondencia. En el bien no hay dolor y es de la única cualidad que puede surgir la felicidad, la alegría del vivir, las cuales, aprovechamos para decir, no son la finalidad del flujo creacional, ya que su causa-efecto, su principio y su fin, del flujo creacional, es el propio bien. El bien es un flujo que armoniza el propio flujo.
Ahora bien, una vez denotados los dos símbolos representando las cualidades del mal y del bien, cada uno fluyendo en una implicación en sí mismo, los podemos agrupar de manera que expliquen la frase de la que hemos partido, en la forma:
El mal se opone al mal y también se opone al bien. El bien no se opone al bien, pero se opone al mal, tal como se define en el enunciado primero del que partimos al principio.
Según este esquema podemos contar cuatro oposiciones y dos concordancias, desigualdad: (mal = 4) > (bien = 2). O bien dos flujos de interrupción y uno de transmisión, 2 > 1. Existe un desequilibrio en la graduación relacional que atribuimos a ambas cualidades. El esquema pareciera manifestar una mayor fuerza del mal a la vez que una debilidad del bien, el cual en base a este planteamiento, cae en la oposición, cosa que sugiere ser más bien absurda por las mismas cualidades del bien. Tomados como opuestos el mal y el bien, que es lo que desde el principio venimos haciendo, debieran encontrarse equilibrados sobre pesos equivalentes, como le ocurre a todo lo polar. Sin embargo, según este esquema simbólico, que ordena la declaración primera, se manifiesta que el bien queda afectado por el mal, el cual ni se inmuta por el bien, incluso sugiere hacerse "mayor".
Más allá de la polaridad
Al considerar el mal y el bien como algo polar, los dos opuestos de una sola cosa, hemos generado una contradicción, sino un absurdo, pues no son equitativos, y sin embargo los tomamos como opuestos, lo cual es una contradicción con lo que en realidad pretendemos sentir, que en todo caso, si diferenciados han de ser, es el bien el que debería pesar más, es precisamente lo que la frase pretende resaltar, la contradicción del mal y la coherencia del bien. Pero con los valores cuantitativos del esquema trascrito del propio postulado, el mal tiene mayor relevancia que el bien.
¿De que cosa serían el mal y el bien algo polar? Obviamente, la cosa de la cual esas dos cualidades o estados formarían una unidad, es de la acción (movimiento, flujo), pues es a través de ella que ambas, el mal y el bien, se manifiestan. Pero la acción es el hecho, es "lo que es", el hecho discurriendo en un nuevo hecho, y el mal y el bien, de los que no podemos negar su existencia, son más bien una calificación "cuantitativo-cualitativa subjetiva" que la psique hace de la acción. Lo que nos lleva a cuestionar y averiguar el exacto y auténtico sentido de la psique, pues tanto el mal como el bien nacen en ella. No podremos
Prof. P. Krishna
Por tanto, ¿puedo ser feliz primero? –no poner condiciones a la felicidad, no decir seré feliz si mi esposa me sonríe, si mi jefe me da una promoción, si el tiempo estará bien mañana, si no me enfermo –¡entonces sonreiré!. Si usted le pone así muchas condiciones a su sonrisa, le puedo decir ahora que no sonreirá mucho. Por tanto debemos aprender a sonreír incondicionalmente. Haga su sonrisa incondicional y entonces enfrente la vida como venga. Entonces puede haber dificultad, pero ella no será problema –quiero construir una escuela, necesito dinero para ello; esa es una dificultad. Pero si hago un problema de ello, creo ansiedad por ello, y esa ansiedad me impide funcionar con habilidad.
En Busca de la Felicidad
por el Prof. P. Krishna.
comprender lo que es el mal y el bien si previamente no hemos comprendido lo que la psique es, pues es de ella que ambos surgen.
Desde luego que oprimir, explotar, matar, es el mal. Y que el afecto, el cuidado y la consideración, el amor, son el bien. Cualidades totalmente diferentes que es fácil ver que no tienen nada de polaridad, no tienen nada en común, no comparten nada. No forman los dos "polos" de una unidad. Aunque acontezcan ambas en el flujo creacional, lo hacen en paralelo, y sólo en distintos contextos, jamás se encuentran. En un único ámbito sólo una de ellas puede existir. Cuando hay mal no hay bien, y viceversa. El caer en el error de considerarlas dos cualidades polares, proviene de asociarlas con las cosas que verdaderamente lo son. El mal y el bien juntos no pueden coexistir, cuando domina el mal no existe el bien, y donde fluye el bien el mal no se manifiesta. Esto precisamente es lo contrario a lo polar, (de cualquier cosa), que siempre se manifiestan ambas polaridades al mismo tiempo: "día-noche", "hombre-mujer"… etc.
El hecho, la acción y el futuro potencial.
Veamos si podemos ilustrar esto con un ejemplo desde la perspectiva de la psique. Caminando por el margen de un precipicio el bien sería cuando esto está ocurriendo con total seguridad, alejado el peligro de caer, y el mal sería desprenderse por el barranco en un momento dado. Pero el hecho de la acción, caminar por la orilla del precipicio, y la posibilidad de caer por el barranco, se reúnen en la acción, pero no son entre sí opuestos, ni polares, ni hay en ellos dualidad. El mero hecho de encontrarse uno de ellos reunido como una posibilidad en el otro que es la verdadera acción no los convierte en opuestos. Si fuera así, lo opuesto de caminar por un precipicio podrían ser diversos sucesos. Sin embargo únicamente uno de ellos ocurrirá. En la acción hay un buen sinfín de otras posibilidades, y la única que es polar con la del hecho de caminar junto al precipicio es su opuesta, la de no hacerlo. Ocurre igual con la posibilidad del desprendimiento, la opuesta de que ocurra un accidente es que suceda el no-accidente, al margen del significado de la acción. Además de esta no-relación, toda acción por principio está carente del mal o del bien. Es el juicio que una vez ocurrido el hecho proyecta en él la cualidad del mal o del bien. Y aún va más allá, lo proyecta en el potencial de posibilidades que pueden acontecer en la acción. Pero sólo una de ellas ocurrirá, o el mal o el bien, juntas nunca estarán, lo que demuestra que ambas cualidades no forman ninguna polaridad.
Los opuestos se contienen, forman una unidad polar, y únicamente el juicio es el encargado de separar la polaridad, precisamente pudiendo polarizarla. En el planeta, el día y la noche acontecen al mismo tiempo, pero la psique sólo puede experimentar uno de los dos, aunque pudiendo ser "consciente" de que en una dimensión mayor están aconteciendo a la vez de manera inseparable. Cuando no acontece el juicio, es aquí donde podemos ver que ambas cualidades no tienen nada que ver la una con la otra, el mal y el bien no tienen ninguna relación, no son como el día y la noche, no se pueden polarizar, pues los opuestos se autocontienen, y el bien, por definición, no contiene nada al mal. De la misma manera que el mal no contiene nada del bien. Lo que nos ha pasado hasta ahora, simplemente ha sido quedar atrapados en la ilusión de la dualidad, de los opuestos, atribuyéndole polaridad a dos cualidades que no la tienen.
Así, si ahora representamos con una relación, la no-relación la podemos expresar como (R tachada, no R), entonces podemos simbolizar
y leer: el bien no se relaciona con el mal, y viceversa.
Sin juicio sólo existe el hecho.
Siento no haber podido expresarlo mejor. Pero si el lector ha leído con paciencia, vivenciando "los sentires" que la deliberación acerca de la no-polaridad, del mal y del bien, aquí se ha desplegado, dándose cuenta al mismo tiempo de las consideraciones propias que se le han ido despertando, admitirá que es una cuestión compleja, al principio, acostumbrados a la rotunda e incisiva manera de entender las cosas a través de la bivaluada polaridad, 0-1, blanco-negro, apagado-encendido, etc.
Todo lo que es un producto y se encuentra agrupado en uno, tiene polaridad. Todo lo que es la esencia (de algo), carece de polaridad alguna. El juicio trata la esencia como si fuera un resultado, un producto, y le adhiere polos, opuestos. La psique, sujeta al juicio, es una cualidad que se siente a sí misma como una "cantidad", el registro almacenado, el recuerdo: "soy tanto", "tanto valgo". En cada uno de los recuerdos hay una etiqueta como subfondo que lo define como recuerdo malo o recuerdo bueno, y la psique así lo siente cada vez que reactiva ese pasado almacenado. Observe el lector, como de continuo en este apunte, se ha sentido extraño cada vez que leía "el mal y el bien", en este orden. Nuestro condicionamiento en la polaridad, y el presumir que el bien es mejor que el mal, es lo que nos hace ordenarlos por "el bien y el mal", acostumbrada forma de la que no se desprende extrañeza como en la forma inversa utilizada hasta aquí de forma deliberada. Pero otorgar el primer lugar al bien, cuando lo ordenamos con el mal, lo hacemos exclusivamente en el campo de los símbolos. En la realidad, que el bien y el mal no se pueden "coordenar", en la acción real, parece más bien hacerse obvio, al observar el mundo y nuestras relaciones, que lo que prevalece es el mal, aunque la "psico-mecánica-culturización" que padecemos, tenga y cumpla en esta polaridad uno de sus objetivos primordiales: el candado de postular el mal como irreversible e inmutable, y el bien como un mero producto para conseguir felicidad o un sueño de futuro al que hemos de arribar.
RICO PAR (14/06/09 - 01:08:05 a.m.).
Desde el Silencio
Jiddu Krishnamurti: Uno ha de mirar y escuchar desde el silencio… El silencio no es la terminación del ruido; el incesante clamor de la mente y el corazón no concluye en el silencio; éste no es un producto ni un resultado del deseo o de la voluntad. La totalidad de la conciencia es un inquieto, ruidoso movimiento dentro de las fronteras de su propia hechura. Dentro de estas fronteras, el silencio o la quietud no son más que la momentánea cesación del parloteo; ése es el silencio tocado por el tiempo. El tiempo es memoria y para él el silencio es corto o largo, puede medirlo, darle espacio y continuidad, y entonces se convierte en un juguete más. Pero esto no es el silencio. Todo lo que está compuesto por el pensamiento se encuentra dentro del área del ruido, y el pensamiento no puede en modo alguno callarse. Puede construir una imagen del silencio y ajustarse a ella rindiéndole culto como a tantas otras imágenes que ha fabricado, pero su fórmula del silencio es la negación misma de éste, sus símbolos son la negación de la realidad. El propio pensamiento debe callar para que el silencio sea. El silencio existe siempre en el presente, lo cual no ocurre con el pensamiento. Este, siendo siempre viejo, no puede penetrar en el silencio, que es siempre nuevo. Lo nuevo se convierte en lo viejo cuando es tocado por el pensamiento. Uno ha de hablar y mirar desde este silencio. Lo verdaderamente anónimo surge de este silencio, y no hay otra humildad que ésa. Los vanidosos son siempre vanidosos, aunque se pongan las vestiduras de la humildad, con lo cual se vuelven duros y susceptibles. Pero desde este silencio la palabra “amor” tiene un significado por completo diferente. Este silencio no está ahí afuera, sino que se encuentra donde no existe el ruido del pensamiento.
Procedente del epígrafe "Morir para todo lo de ayer", del libro "Encuentro con la Vida" de J. Krishnamurti. Traducción de Armando Clavier. EDHASA, 1993 - Barcelona.
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Libertad
Artículo en WikipediA
Verdad y Libertad
por Jiddu Krishnamurti
La Libertad Interior
por Jiddu Krishnamurti

 
   
Educalia
Trascendental
Imaginación;
en Acción o en ilusión.
Contradicción,
la trampa de la dualidad.
CONCIENCIA
Artículo 1 de 8
Espacio Descubrimiento y Dilucidación
Esponsoriza y Aloja:
Espejismo de Centricidad - RICO PAR - 2008/09
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