El Mirlo
EL ESPEJISMO
Artículo 3 de 6
Sentidos, sensores del cerebro-organismo.
La "infinita" Evolución Biológica
Cuando nos planteamos el cerebro y sus sentidos, generalmente pareciera que olvidáramos el inmenso tiempo que hay involucrado en ellos. La Naturaleza ha tenido que aprender, a través de muy variados organismos, a configurar lo que ahora denominamos un "ser humano". Podemos constatar que en el interior de la mujer, la formación de un cuerpo humano recorre abreviado en aproximadamente nueve meses, un ciclo de aprendizaje que a la naturaleza le supuso un muy largo y extenso recorrido de pruebas, fracasos y éxitos. Esto en sí mismo debería maravillarnos hasta el punto de dejarnos completamente humildes frente al acto creacional que significa el flujo del ahora. Sin embargo, podemos constatar, a causa de nuestras relaciones y de como ahora hacemos las cosas, que nos encontramos atrapados en el error, pareciera, que sin oportunidad de trascenderlo. Cuando lo observamos con más atención, podemos ver claramente que esta dificultad que nos abruma, proviene del hecho de que la psique no evoluciona, pero nosotros ahora le otorgamos cualidades evolutivas, lo cual es un acto de sostenerse en algo falso. Ni la mente ni la psique evolucionan. Ocurre entonces que no trascendemos el animal, a todas luces, el significado que debería tener más sentido para nosotros. Con más conocimiento y mayor tecnología, pero los instintos animales proyectados a través del pensamiento, son evidentemente lo que ahora predominan. Mientras no encaremos de forma definitiva, cada ser humano, el hecho de que todavía no hemos descubierto el auténtico significado de la inteligencia que nos corresponde, aún lo que ella impele para hacerse evidente en lugar de encontrarse minimizada, no nos abriremos como especie a nuestro auténtico lugar en el concierto creacional.
"El Gorila". Graffiti urbano. Autor Kimo. Calle D’ABD EL-KADER, Barcelona, (foto: 22/4/2009).
Los Sentidos del Cerebro
Lea el lector este texto acerca de los sentidos, indudablemente como ha de hacer con todos los de este compendio, así como los textos referentes a los vínculos a los que apuntamos: con calma, sin prisa, y prestando atención a su movimiento interno. Podrán parecer irrelevantes los comentarios que hacemos aquí acerca de los sentidos, pero si usted se pone en "modo de atención" al organismo completo, se le harán más significativos.
• Sentidos ordenados por predominio natural (ser humano).
Tacto, gusto, oído, olfato, vista.
• Sentidos ordenados por preferencia (del ser humano).
Vista, oído, gusto, tacto, olfato.
Indudablemente la segunda ordenación es mucho más relativa que la primera, admitiendo que ambas son cuestionables, y que cada uno podría hacer la suya propia. Procuramos aquí llamar la atención de la preferencia que cada uno podemos otorgar a los sentidos, los "sensores" del cerebro en el nivel físico y más "rudimentario". Y prestando atención al hecho de que todos ellos se encuentran fluyendo "simultáneamente", poner de relieve cómo podemos abstraerlos a través del pensamiento, y centrar la atención en cada uno de ellos separándolos de los demás. Algo que incluso hacemos sin darnos cuenta en nuestra vida cotidiana. Unisonidad y fragmentación.
Cuando nos preguntamos acerca de la simultaneidad, la sincronía, no podemos dejar de traer al pensamiento lo que llamamos "coincidencia", todos ellos términos que apuntan a una reunión de hechos u objetos que están coordinados entre sí discurriendo de forma complementaria en el mismo instante. El conjunto de los sentidos podemos naturalmente situarlo dentro del marco de estas definiciones, simultaneidad y sincronía, en especial cuando el organismo se encuentra sano, tanto física como psicológicamente. Puesto que cuando no ocurre así, que el organismo enferma, los sentidos se desestabilizan entre sí, y la simultaneidad deja de funcionar en cierto grado. El desequilibrio psíquico, que no se cierne exclusivamente en las personas que van al psicólogo o al psiquiatra, obviamente influye en la manera como "trabajan" los sentidos. Naturalidad y preferencia.
Cuando prestamos atención a darnos cuenta de si los sentidos están trabajando todos juntos sin división alguna, o los estamos interrumpiendo en esa unisonidad poniendo el énfasis más en unos que en otros, saltan de forma espontánea en la mente, las cuestiones del tiempo, del espacio, cómo ambos se articulan en el ahora, y cómo en la interrelacionalidad interactiva y configuracional de las cosas, de manera imbricada, se mueve un flujo que denominamos azar, lo aleatorio, lo imprevisto, que es a todas luces los sucesos que los sentidos deben "captar". Todavía cuando ellos también están transmitiendo la mecanicidad, los sucesos que se repiten recursivamente, pero por regla general nos llama más la atención lo que nunca hemos percibido que no lo que percibimos todos los días. A pesar de que en muchas ocasiones ahora lo que más llama nuestra atención es aquello que nos brinda placer y entretenimiento.
Acerca de los sentidos

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sentido del tacto.
Tacto: La sutileza de "los rechazos" de las cargas eléctricas. Textura, suavidad, dureza… Las personas nos tocamos unas a otras en mayor o menor grado en función de determinados contextos y variadas relaciones. Desde lo más superficial, a través de las pautas de conducta social de rigor, apretón de manos, beso, abrazo… hasta formas más profundas y complejas: en el seno de las relaciones familiares, en el sexo, e incluso por dentro del organismo, cuando alguien precisa de cirugía, por ejemplo. Tocamos el mundo, sobre todo en el ámbito de trabajo; herramientas y objetos. Y cuando sentimos rechazo por alguien, lo último que hacemos es tocarlo, a no ser que nuestra violencia nos conduzca a maltratarlo físicamente, cosa de la que muchos no tienen ningún dominio. O se esmeran tanto en ello que crean una enorme industria especializada en la violencia. Pero por regla general lo que más tocamos es aquello que consideramos nuestro: "mío". Tocando expresamos y manifestamos tanto afecto como rechazo. Ahora, lo que se hace evidente que dejamos de darnos cuenta, es el hecho de que en el universo, de una forma u otra absolutamente todo se está tocando.

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sentido de la vista.
Vista: Luz, imagen, objeto y sombra. Figura y contorno. Se hace evidente que nuestra cultura actual está basada principalmente en la visión. Es el sentido al que mayor relevancia le damos, pues nos parece que la información que recibimos de la realidad a través de la vista, es un exacto reflejo de lo que ahí fuera del cerebro hay. A nivel funcional, rudimentario de la vida cotidiana, se hace obvio que la visión nos permite una amplia variante de posibilidades, mas nos dejamos llevar en exceso por ella, pues reconstruida en el interior del cerebro en forma de pensamiento la información que ella nos proporciona, entonces nos ajustamos en mayor medida al reflejo reconstruido que no al propio significado que la información transmitía. La pega que surge al hacer esto, es que entonces las vivencias psíquicas las reconstruimos almacenadas como memoria en forma de imagen visual, aunque adheridas a ella todas las cargas emocionales. Nos "juzgamos" unos a otros por la apariencia visual, y más adelante por toda la información que podemos reunir sobre alguien en el papel, (o cualquier otro soporte). Construimos una "idealización visual" de las personas. Ver, sólo visualmente, no es comprender. Porque está el ver de los ojos y el ver de la mente.

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sentido del oído.
Oído: Biosfera y sonido. Quizá éste fuera el sentido más curioso, nos explica el mundo por "las colisiones" que en él acontecen. Ya sea el trueno, la riña de los vecinos, el avión que sobrevuela o el canto del mirlo. Lo que el oído recoge son las vibraciones a través del aire que emanan las cosas cuando se "tocan". Este sentido únicamente puede ocurrir dentro de la biosfera, pues estas vibraciones que los objetos producen cuando entran en contacto, precisan de un medio en el que desplazarse, en este caso el aire. El sonido no viaja por el espacio vacío, como sí hace la luz, por ejemplo. Por esto con el oído no podemos escuchar a las estrellas, que "rugen" con una fuerza inusitada. Mas a partir del sonido a surgido la música, que no es una especialidad exclusiva de los humanos. Y a partir de ella, lo más relevante, es que participamos del ritmo, lo que nos permite sintonizar con el pulso del ahora. Esta es la razón de que ella nos guste tanto, además, desde luego, de como favorece la ebullición de la mente emocional, que con la música se exalta proyectando sensaciones emocionales muy variadas. Y generalmente, imaginarias y fantasiosas, lo que evidentemente es un problema. Pues podemos conservar la "emoción buena" pero obligados en la misma medida a conservar la "emoción mala".

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sentido del gusto.
Gusto: Sugiere ser éste el sentido con el que surge la noción de placer y rechazo. Las cosas que gustan al paladar proporcionan placer, y las que son amargas o acibaradas, nos producen "ascos". Obsérvese que para definir ciertos estados emocionales nos remitimos a ellos con palabras que provienen de especificar sabores. Por lo cual hacemos analogías de forma natural e inconsciente, entre el gusto que nos reportan las cosas a través de la lengua y como nos sentimos de ánimo. En todo caso, nos acostumbramos tanto a perseguir el placer como principio de felicidad propia, que del comer hemos hecho una mera cuestión de complacencia placentera. Ritualizado con la misma pueril pompa que se aplica a los ritos religiosos, el comer, que en muy buena parte está basado en el gusto, es hoy una cuestión de placer, obviamente para el mundo "moderno", pudiente, pues hay muchos países, mucha gente, que tiene el problema de no poderse llevar nada al estómago. Obesidad y desnutrición son los dos extremos de toda esta parafernálica manera de conducir el asunto del alimento, que de necesidad primaria ha pasado a ser una mera cuestión de placer y "gusto".

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sentido del olfato.
Olfato: A nosotros nos parece que las cosas tienen un horizonte definido y linealmente delimitado, entre lo que ellas son, y lo que las envuelve. Por ejemplo, la parte superficial de la piel en el organismo humano, o el romper de las olas en la orilla de la playa. Dos ejemplos de horizonte algo diferentes en cuanto a la graduación de espacio que necesitan para interrelacionar los dos campos que un horizonte siempre "abriga". Sin embargo, las cosas, desprenden moléculas que forman parte de sí mismas, las cuales escapan al control del objeto que las emana, y ellas quedan presas en una danza aleatoria que se desplaza libremente por el medio, en nuestro caso la biosfera. Son estas moléculas que la nariz recoge enviando la información al cerebro, quien en función de su experiencia pasada almacenada, podrá identificar a quién o qué le pertenecen, desde luego si alguna vez ya "topó" con ellas. Desde este punto de vista podríamos decir que uno termina allí donde su olor se difumina dejando de existir. Ocurre así en la selva primigenia. Pero nosotros, los seres humanos, hemos reprimido este sentido, y sólo queremos oler lo que nos es placentero. Cuando nos vemos obligados a oler algo que no nos gusta, afecta a todo el organismo, y se manifiesta con raros gestos pero generalmente con una expresión de imposibilitud y rechazo. En ocasiones hasta "entrarnos en náuseas". Eludimos los olores que no nos gustan en la misma medida que eludimos lo que consideramos mal gusto. No en vano, olor y gusto están muy relacionados. Observemos aquí, que cuando vemos maldad disimulada en otro decimos: "no me huele bien fulano".
De estas notas acerca de los sentidos, es más importante lo que se le haya ido despertando al lector mientras las leía, y cómo se daba cuenta de su movimiento interno de atención, y de reacción, que no lo que ellas mismas dicen pues son meras anotaciones, incluso lo significativas que puedan ser en ciertos aspectos. Se han escrito para poner de relieve lo extraordinariamente amplios que son los sentidos, lo interrelacionados que se encuentran, y cómo ellos se ven afectados por la configuración psicológica que cualquiera, prácticamente la mayoría, ahora mantenemos. Pues si atendemos a ello nos daremos cuenta de que "hay un observador", el cual tiene una gran sensación de "ser un centro" al tiempo de sentirse separado de aquello que observa. Esto ocurre curiosamente, cuando lo que se observa es el propio observador. Cerebro, sentidos y observación, son un único e indivisible flujo, pero ahora el observador se aparta del movimiento unísono, y cree que desde la mente puede verlo desde fuera, cuando el que "está viendo" es lo "mismo visto".
RICO PAR (Septiembre 13, 2009)
La Propiocepción
Nota RICO PAR: El organismo, el cerebro y sus extensiones, lo podemos entender como un "nodo", el cual se forma por lo envolvente, reúne en sí mismo todo lo que va recibiendo de lo que lo configura, e inevitablemente emite hacia el exterior. En esta circunstancia, y atendiendo a la complejidad que el cerebro supone para estar interrelacionando tan diversos campos, en lo físico desde luego, pero más adelante en la complejidad, el conocimiento y por encima de él, el significado y la mente, que deba experimentar una sensación de "uno", resultante precisamente de ser un nodo físico. La confusión surge cuando el conocimiento emocional archivado, almacenado en el cerebro y recuperado por la memoria, el cerebro lo toma como real, cuando se hace evidente que el pasado emocional ya no tiene relación con el momento vivo. En el instante de la vivencia, lo relevante para el cerebro es lo que le permite discurrir en el significado del ahora vivo. Esto se hace obvio para cualquiera que lo observe. Es de esto que surge la pregunta ¿cómo se las puede haber el cerebro, ya no sólo en no recuperar pasado emocional muerto, sino que también en no estar registrándolo de continuo?
David Bohm: Creemos en la existencia de una especia de «entidad central» que relaciona los pensamientos, las sensaciones y las acciones y es la responsable de ejecutar las acciones y vivenciar las experiencias. No es difícil constatar, sin embargo, que los pensamientos y los sentimientos son autónomos y no están siendo ejecutados, producidos ni experimentados por ningún tipo de «yo».
Ciertamente, existe un sistema de autorreferencia integrado al que se denomina propiocepción o «percepción de uno mismo». Físicamente, por ejemplo, tenemos la posibilidad de ser inmediatamente conscientes de que hemos movido una determinada parte de nuestro cuerpo. El sistema nervioso está diseñado para permitirnos cobrar conciencia del hecho de que una fuerza externa ha movido súbitamente nuestro brazo. Una mujer que tenía dañado su sistema nervioso sensitivo –pero no su sistema nervioso motor– despertó súbitamente creyendo que alguien la atacaba, pero cuando encendió la luz, se dio cuenta de que estaba golpeándose a sí misma. Como no tenía la posibilidad de saber que era ella misma la que se estaba golpeando, había creído erróneamente que alguien estaba agrediéndola, y, cuanto más trataba de defenderse de su supuesto «agresor», con más fuerza se golpeaba a sí misma. Así pues, la propiocepción nos permite establecer una distinción funcional entre las acciones que se originan en el cuerpo y aquellas cuyo origen se encuentra en el exterior. Hasta los animales la poseen y si fuera totalmente errónea jamás hubiera aparecido.
Pero ¿cómo una distinción útil y natural termina convirtiéndose en un cúmulo de contradicciones? ¿Cómo algo que era adecuado, valioso y útil termina transformándose en un error? En el caso del cuerpo, la observación tiene lugar aun cuando no exista ninguna sensación de observador separado, pero el pensamiento carece de propiocepción y nos vemos obligados a aprenderla.
¿Es posible que el pensamiento pueda observarse a sí mismo? ¿Es posible que la atención nos permita cobrar conciencia a algún tipo de sensación ligada a la actividad de nuestro pensamiento? Porque cuando ignoramos la actividad de nuestro pensamiento aparecen todo tipo de confusiones.
Fragmento del capítulo 7, El Pensamiento Participativo y lo Ilimitado.
Título original: ON DIALOGUE. SOBRE EL DIÁLOGO, David Bohm 1996
Edición a cargo de Lee Nichol. Edición española:: Editorial Kairós S.A. 1997
"Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado. La mente lo es todo; nos convertimos en lo que pensamos".
Atribuido a Sidarta Gautama, el Buda.
Proviene de la Web "La Gran Época".

"propiocepción" en
WikipediA
Procedente del Artículo Buda Gautama en WikipediA
Siddhārtha, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la cítara. Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda de la cítara se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddhārtha comprendió el camino del medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.
Visitar Artículo Gautama Buda - Siddhartha en WikipediA

Sentidos, sentir, sentido.
El amagado desconcierto
Son muchas las cosas que se "apiñan" para ser expuestas acerca de la morbosidad mental que nos acosa, y las múltiples interrelaciones que aquí esgrimimos muy fácilmente pondrán de relieve el poco tiempo que les dedicamos para desarrollarlas. Morbosidad, que se desprende de tomar la ignorancia como sostén de la vida. A cada paso, observando la sociedad,
¿Puede la mente afectar la realidad?
por
Leonardo Vintiñi
se pone de relieve el "desconcierto" conjunto, incluso la extendida presunción de que en realidad estamos haciendo las cosas bien y en el "orden", idealización que solapa el auténtico hecho contradictorio. Mas asumimos la contradicción como algo inevitable. A tenor de que vemos a la gente, al planeta, atorados en una forma de vida que únicamente, en el fondo y de manera evidente, nos hace vivir en la "angustia", (por resumirlo), nace el impulso, la intención, de comunicar a través de y con lo que otros también están señalando; la captación de que la vida es algo muy distinto de lo que de ella hacemos ahora. ¿Quién no ha tenido, siquiera una vez, el sentimiento de que andamos equivocados?
Responsabilidad y descubrimiento
En la medida en que uno escucha a los otros, en ocasiones surge con extrema facilidad la paradoja de "los ciegos y el elefante", e ir más allá de ella, implica que dialoguemos hasta el "infinito" para que seamos capaces de sintonizar en la verdad conjunta, que es la única verdad que existe, lo cual no quiere decir que la verdad sea monocroma, absolutamente todo lo contrario, pues la verdad es multidimensional, pero además, vibrante. Incluso, aunque esto, el descubrimiento de la verdad, debamos hacerlo de continuo en la vida, como comer y respirar; todas ellas son acciones de las que no podemos eximirnos. Sin embargo, de forma consensuada, el descubrimiento continuo de la verdad lo dejamos de lado en aras de aquello que mantenemos como lo que "sabemos". Todo está organizado para satisfacer al ego-céntrico, que curiosamente a su vez, se convierte en el manejamiento de "las masas". El cerebro es "manipulado" a través de los sentidos, e inducido a sentir de una prefabricada manera, en lugar de descubrir el sentir a cada paso. Y esta acción de condicionamiento la padecen en igual medida tanto los que organizan, como los organizados productores así como los organizados mantenidos. Ninguno de ellos "inventó" el sistema. Lo heredaron desde un error cometido por el propio ser humano desde muy antiguo, y aceptándolo, lo mantienen. Pero nadie ahora puede presumir de que esta organización irracional a la que nos obligamos haya surgido de él mismo. Aunque como es obvio, la decisión de no querer ver lo nefasto que ella implica, y adherirse a mantenerla meramente por conveniencia propia, sí que sea un acto que depende de la responsabilidad de uno mismo.
No existe propietario de la mente
En este momento, este texto
Nuestras intenciones nos crean el destino.
Entrevista a
Joe Dispenza
está arrancando a raíz de escuchar, (leyéndola), la entrevista que se le hace a Joe Dispenza titulada "Nuestras intenciones nos crean el destino", a la cual apuntamos incluyendo el enlace. Llegamos a ella habiendo anteriormente visualizado días atrás su vídeo documental "Tu Mente Inmortal", con lo cual ya estamos algo familiarizados con lo que él trata y expone. Se hace evidente que Joe Dispenza procura "abrir la mente", y son muchas las cosas que podemos decir sentimos en la misma forma, sobre todo en relación con aspectos científicos, sin embargo nos encontramos con palabras o expresiones, ciertos enfoques que nos "trastocan" ese sentimiento de "estar hablando de lo mismo". Por ejemplo, cuando dice "tu mente". No somos propietarios de la mente, el cerebro no la contiene. Poseemos el condicionamiento al que se nos ha entrenado, nuestro depósito de recuerdos particulares y sociales, que aun siendo en apariencia distintos unos de otros en las diferentes personas, en estructura son lo mismo. Poseemos el pasado archivado, está almacenado en nuestro cerebro. Pero el cerebro es el que sintoniza con la mente, es una de sus funciones, mas el cerebro no tiene a la mente contenida dentro de él, como sí tiene al pasado almacenado. Esto nos parece pasa Joe Dispenza por alto. Universo, cerebro, organismo, discurrimos en la mente, pues ella lo abriga todo.
La premisa ego-céntrico enturbia la claridad
No podemos evitar el impulso de mencionar aquí a Joe Dispenza e incluirlo al tiempo de recomendar al lector escuche lo que él está diciendo. Pero tampoco podemos dejar de matizar ciertos puntos de vista que nos parecen se hacen ambiguos y confusos. Precisamente aspectos que entendidos como aquí venimos sugiriendo contribuirían a una mayor profundidad y significación con todo lo que él plantea y propone.
Tu Mente Inmortal - Dr. Joe Dispenza (Parte 1)
Tu Mente Inmortal - Dr. Joe Dispenza ( Parte 2)
Tu Mente Inmortal - Dr. Joe Dispenza ( Parte 3)
Tu Mente Inmortal - Dr. Joe Dispenza ( Parte 4)
Tu Mente Inmortal - Dr. Joe Dispenza ( Parte 5)
Tu Mente Inmortal - Dr. Joe Dispenza ( Parte 6)
Tu Mente Inmortal - Dr. Joe Dispenza ( Parte 7)
Realidad: ¿Instante muerto o instante vivo?
Ciertamente la realidad la creamos nosotros, hasta cierto punto, y sobre todo en la cuestión de nuestras relaciones, desde eso que denominamos "nuestra" mente, esto es obvio. Pero hay que tener muy claro el alcance de esto, ya que de entrada no somos propietarios de la mente, "discurrimos" en ella que es algo muy diferente. No podemos, por ejemplo, sacar de su órbita a una estrella,

Mente y materia no están separadas.
por el Dr.
Joe Dispenza
o hacer que la Luna salga despedida únicamente con "nuestra mente", por mucho que nos "entrenáramos" a ello. Quizá ni tecnológicamente podamos hacerlo nunca. Por otro lado no se nos ocurre para qué quisiéramos hacerlo. Aquí a nosotros nos parece que el Dr. Dispenza no ha tenido en consideración el hecho precisamente que venimos poniendo de relieve en estos apuntes, el espejismo de centricidad, lo que hace que aquello a lo que él está apuntando, que contiene una buena dosis de certidumbre, se empañe por el énfasis puesto en el ego-céntrico, no el suyo propio, sino el de las personas en general, ya que pone como énfasis final la auto-realización propia. Aquí nos parece que si en sus planteamientos tuviera en cuenta este hecho que ahora ocurre en el cerebro, "el entrenamiento del ego-céntrico", su enfoque teórico, así como el hecho de la "praxis" de lo que él señala, se iluminaría de manera muy significativa. Si bien el pensamiento ha de tener un orden que se nos haga coherente, y ciertamente una correlación con la verdad, hay un estado del cerebro que está más allá del pensamiento, a partir del cual, el pensamiento queda en segundo término, sino más bien, en suspenso o retirado, así la mente se "experimenta" en el infinito. A fin de cuentas el pensamiento no es más que registro. Entonces el cerebro tiene oportunidad de percibir la "fuente de la energía", que no es precisamente el pensamiento. Para resumirlo diríamos que esa mente de la que habla el Dr. Dispenza le hace falta liberarse del cúmulo psíquico, de lo contrario el cerebro continuará haciendo lo mismo que hasta ahora está haciendo, "programando" sus apetencias y deseos.
El cerebro sintoniza con la mente
Cuando Joe Dispenza recomienda la continua "experimentación", que entendemos en el sentido de estar investigando y descubriendo en uno, nos sentimos unidos, pero cuando habla de "enriquecimiento", ya no lo entendemos. La liberación de la mente no es un proceso acumulativo, como sí lo es el enriquecimiento. La liberación de la mente nos revela la conexión del todo. La acumulación, que siempre es un movimiento egocéntrico, nos cierra en un campo delimitado, por grande que pudiéramos extenderlo. Una mente libre no experimenta "propiedad" con las cosas,

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endurecimiento
del cerebro
animales y personas con las que le toca relacionarse en el flujo de la vida. Lo cual no significa que no sepa sentirse auténticamente responsable por las cosas, por los animales y por la otras personas con las que le toca por puro juego creacional relacionarse. La relación mente-materia que Joe Dispenza apunta como indisociable se hace evidente, incluso, sin recurrir a la ciencia, todavía cuando es ella, la ciencia, que lo está poniendo de relieve y puede desarrollar una demostración del hecho. Aquellos que igualmente lo han señalado pero desde su propia percepción directa, no está aceptado entenderlos como corroboración científica. Pero el pensamiento en sí mismo, es un mero flujo "secundario" en el cerebro. A través de él podemos "entrenarnos", mas la atención y el discernimiento precisan de completa libertad más allá de cualquier cosa "prefabricada". Las capacidades intuitivas y cognitivas, de percepción y comprensión del cerebro van mucho más allá del mero mecanismo de memoria e intelecto, y esto deben tenerlo de continuo presente los científicos, más especialmente aquellos que procuran desenvolver los entresijos de tan complejo órgano y sus profundos significados creacionales; las relaciones entre el cerebro humano y la mente. Y a la par irremediablemente, las relaciones humanas. Lo verdaderamente importante a descubrir no sólo es lo que acontece en uno mismo, (y desde luego sin desmerecerlo como estudio), sino lo que acontece cuando hay dos, pues los problemas y las dificultades están surgiendo en la relación conjunta aunque precisamente a raíz de no comprender lo interno.
Nada, mente, cerebro.
Nos parece, desde cualquier punto de vista sin invalidar a nadie, pero sí llamando a la precisa atención pura que requerimos, que la CREATIVIDAD a la que el cerebro humano tenemos acceso, que es la propia VIDA y su imparable flujo, no puede ser delimitada más que por la NADA, "esencia" que a todas luces, difícilmente tenemos un atisbo directo de la significación que ELLA pueda estar "emitiendo" precisamente a través de la mente. La cual nunca es algo particular, sino que la mente, de la totalidad se trata. Discurrimos en la mente que es la cualidad de la nada, de la energía pura. Hacemos esta declaración conscientes de lo difícil que se hará comprenderlo para un cerebro que tiene su énfasis puesto en el ego-céntrico. Científicamente, ahora, tanto el Cero, como número y todo su significado simbólico, y la energía cero como energía infinita, están dando noción de esto que aquí decimos.
RICO PAR (09/09/09)
El cerebro es asimétrico
Apuntamos aquí a un documento que requiere ser considerado ya que abriga relacionadas diferentes cuestiones de las que venimos poniendo de relieve. Nos referimos a "La asimetría cerebral: pautas y ritmo en los procesos creativos", por Aurelio del Portillo. Si bien recomendamos su completa lectura y estudio, reproducimos aquí una reseña y un par de párrafos que consideramos adecuados en esta página por ilustrar parte del sentido general de lo que en ésta esbozamos. Indudablemente no abrevian ni mucho menos el completo contenido que tal artículo esgrime, del que adelantamos las secciones en las que está dividido:
I - Niveles de realidad.
II - La asimetría cerebral.
III - Redes y trampas
IV - La forma de la nada.
V - Pautas y ritmos
.
El artículo se desarrolla apuntando a una muy sugerente bibliografía. Visitar Artículo.
De la sección "Niveles de realidad".
“Temo que la palabra ‘realidad' no constituye una característica ordinariamente definible de las cosas a las que se la aplicamos, sino que se la usa como si fuese una especie de halo celestial. Dudo mucho que alguno de nosotros tenga la menor idea de lo que significa la realidad o la existencia de algo que no sea nuestro propio ego” (EDDINGTON, 1931; pg. 419).
Aurelio del Portillo: Estamos acostumbrados a tener en una muy alta estima el acto de pensar como algo definitorio de la categoría y dignidad humana, pero en muchos casos puede que no seamos conscientes de que al mismo tiempo estamos encerrándonos en nuestra propia trampa, al limitar nuestra experiencia al ámbito de estructuras conocidas y cerradas con las que de alguna manera nos hemos acostumbrado a filtrar e interpretar el mundo y la vida. Se habla, pues, para limitar la limitación, de diferentes tipos de pensamiento tales como el pensamiento visual (ARNHEIM, 1986), el pensamiento corporal o el pensamiento dimensional (ROOT-BERNSTEIN, 2002, pg. 197), aunque como denominador común estará siempre la figura limitada del pensador:
De la sección "Pautas y ritmo".
Aurelio del Portillo: Se llama ritmo a esa coherencia que mantiene un vínculo de unidad entre los elementos o fragmentos de un conjunto o totalidad. Y esas globalidades, esas formas o pautas, ese ritmo, es el ámbito funcional del hemisferio tipo derecho, de la actividad cerebral, mental, que se suponía subordinada al proceso analítico secuencial del hemisferio tipo izquierdo. Relacionada sí, pero ¿subordinada? No debería estar el lenguaje por encima de lo que como vehículo transmite y canaliza. Una vez más se recuerda aquello de que “cuando el sabio señala la luna el necio se queda mirando el dedo”. Sería una limitación reduccionista imperdonable. ¡Cuántas veces se pierde la razón en sus propios vericuetos sin dar un paso atrás para ver el plano general del proceso y descubrir en su totalidad a qué apunta, a qué se refiere, de qué habla! Los procesos creativos no pueden ser considerados como un álgebra de posibilidades combinatorias entre los elementos formales con los que trabajan, sino que deben incluir en su mirada también el espíritu que los inspira, la forma integral que abarca todos los niveles implicados.
"La asimetría cerebral: pautas y ritmo en los procesos creativos", por Aurelio del Portillo.
Visitar Artículo en el Portal Web DESPAZIO
El Cerebro es Asimétrico
por Aurelio del Portillo

Visitar Artículo
Web oficial de
Joe Dispenza

(en inglés):
Visitar Portal
Perfil biográfico y académico
de David Bohm en

www.infoamerica.org
   
El cerebro,
polaridad e infinito.
Sentidos, sensores
del cerebro-organismo.
El entrenamiento
del espejismo
EL ESPEJISMO
Artículo 3 de 6
Espacio Descubrimiento y Dilucidación
Esponsoriza y Aloja:
Espejismo de Centricidad - RICO PAR - 2008/09
http://www.tmirlo.com