El Foro de Dios, preguntas
sin respuestas. |
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Sería
fantástico que existiera un foro mantenido por el "auténtico" Dios. Podríamos cuestionarle todas las dudas y malentendidos,
y Él estaría obligado a contestarnos. Pero parece
ser, a tenor de lo que entendemos por la palabra "Dios",
que cuando se presta de verdad atención para escuchar
la respuesta, el Silencio es siempre lo que se manifiesta. La
Energía Pura ¿puede decidir algo? La Inocencia
Absoluta ¿puede dirigir algo? Nuestra ignorancia es un
problema exclusivo nuestro, por ser negligentes, perezosos,
¿para qué proyectarla fuera, en lugar de asumir
que se encuentra en nuestro interior y es un producto nuestro?
¿Puede un cerebro confuso comprender lo que hay más
allá de la confusión? Esa es la responsabilidad,
no polarizar en "otros"; Dios, el Demonio, el Universo,
la Creación, etc., lo que es un producto de nuestro
comportamiento.
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El cuento de la hormiga
Cruichi |
Como
todos los días venía haciendo en aquel
cálido verano, muy temprano en la mañana,
Cruichi salió del nido sola para llevar a cabo
su rutinaria avanzadilla en busca de alimento. No había
prisa pues ella sabía que tarde o temprano encontraría
algo adecuado para llevar a los almacenes del nido,
entonces volvería a él dejando el rastro
químico que sus compañeras podrían
seguir para ir a buscar la comida que encontrara. Apenas
se dio cuenta, y ya estaba muy alejada de la puerta
principal de entrada a la colonia, en parajes que le
parecía no haber recorrido nunca. También
se había dado cuenta de que la noche anterior
había llovido, y el agua transcurriendo sobre
la tierra se había llevado todas las semillas
caídas, y ha cada paso estaba más convencida
de que ese día le sería muy difícil
dar con algo comestible. Tal vez había salido
muy temprano, "pensaba". Zigzagueaba en su tranquilo recorrido, todavía escuchando
el bullicio matutino de incontables pájaros que
saludaban al nuevo día, cuando apareció,
a la vuelta de unos gruesos tallos, otra hormiga, que
rápidamente percibió no era de su hormiguero.
Y se sorprendió de que sus reacciones físicas
no fueran de rechazo y batalla, cosa que siempre le
ocurría cuando con hormigas ajenas a su hormiguero
se encontraba. Y quedó por un rato desconcertada,
mirando a aquella peculiar hormiga que igualmente parada
también la miraba a ella. Buenos días Cruichi, dijo la hormiga desconocida. Un cierto sobresalto la hizo tambalearse, hasta que
pudo exclamar asombrada: ¡Vaya, si estamos hablando! Y aún
en su pasmo añadió y resulta que
tengo nombre y me llamo Cruichi, ¡increíble! La otra hormiga pareció sonreír, y Cruichi
aún quedó más perpleja, ¿podemos
reír las hormigas?, se preguntó sintiéndose
medio idiotizada.
Verás se apresuró a decir la hormiga
desconocida, me vengo planteando hacer un experimento,
y tú me has decidido a comenzarlo. ¿Pero tú quién eres? sólo
pudo balbucear Cruichi.
Ya sé que todo esto te parece muy raro y poco
sentido le encuentras, pero préstame atención
y en un periquete te lo explico, ¿vale?
Qué
otra posibilidad me queda si he de comprender algo
de esto que me está pasando, respondió
Cruichi sin más remedio conformada con su
desconocido desconcierto.
Y
en ese momento, de nuevo parecieron hacerse más
potentes los bulliciosos cantos de las aves: golondrinas,
gorriones, mirlos y urracas, entre otras varias especies,
que no paraban de danzar y cantar, de explicarse unas
a las otras las maravillas de las que sólo ellas
parecían darse cuenta.
Tú
ahora tienes acceso al pensamiento, a comprender
las cosas, tal como les pasa a los seres que se
autodenominan humanos, y esto te ocurre porque yo
soy Dios, que he tomado forma de hormiga, y te he
dado estas cualidades, para que podamos hablar y
así explicarte porqué lo he hecho.
¡Aaaah!exclamó
Cruichi alargando la vocal hasta desaparecer en
el silencio
Puedes ver, continuó diciendo la
hormiga Dios, que comprendes y entiendes todo
lo que digo, así como también lo que
yo mismo significo.
Sí respondió
Cruichi, pero resulta que también entiendo
que soy una hormiga y que poco tengo que ver con esos
seres bípedos, que aún cuando sabía
de su existencia, pues ya los había visto en
otras ocasiones, ni idea tenía que tuvieran
la capacidad de entender las cosas como ahora yo las
estoy entendiendo, o sea, con intelecto y pensamiento,
¡esto es todo un drama!
Bueno,
tranquilízate, en seguida comprenderás
y te pasarán todos los males contestó
la hormiga Dios tranquila y benévolamente.
Por un rato quedaron
las dos hormigas quietas, mirándose la una
la otra, pero cada una sintiendo cosas bien diferentes.
La hormiga Cruichi no sabía si todo aquello
que estaba pasando ese día tan especial en
su vida tendría algún significado relevante.
La hormiga Dios, se zambullía en la duda de
que un insecto tan diminuto llegara a tener un atisbo
de lo que todo aquel "milagro" significaba.
Los humanos,
la mayoría con excepción de algunos,
sienten tener muy claro lo que tú eres. Y si
sólo fuera entenderte como la energía
pura e inocente, fuente de donde todas las cosas surgen,
se me haría muy fácil, pero es que los
humanos te revisten de mil imaginaciones suyas que
realmente me desconciertan, dijo Cruichi asumiendo
el nivel de conocimiento y comprensión que
iba abriéndose a medida que perdía el
miedo por su nuevo estado. Pero fíjate
que ellos continuó diciendo, por
lo que puedo ver ahora, viven en la guerra, en la
explotación mutua, y con algo peor en su mente,
que nosotras las hormigas no tenemos, se sienten un
centro, y de ahí cultivan la jerarquía
psíquica.
La
hormiga Dios sonrió gratificada apresurándose
a explicar: Sí, es verdad lo que dices,
y me siento muy contenta, sabía que hacía
una buena elección al escogerte, aunque de todas
maneras ha sido un acto puramente aleatorio hacerlo. Cruichi todavía no se las tenía todas. ¿Quién no le decía que aquella otra hormiga, por un
insuflo invisible de hormonas, señales químicas,
le estaba haciendo tener todas esas alucinaciones en
su mente, olvidando su auténtica condición
de hormiga, y así poder ser atacada sin que opusiera
resistencia? En
ese momento la hormiga Dios soltó una carcajada
que hizo tambalearse los jóvenes tallos de exultante
verde clorofila del césped circundante. Se podía
comprobar que había sido su risa la que los había
zarandeado, pues no corría ni ápice de
viento.
Has sido por
un momento desconfiada dijo la hormiga Dios
sin terminar de reír del todo. Es precisamente
el problema que los humanos tienen, desconfían
de sí mismos y de los otros, y de esa manera
se han apartado de forma muy confusa de su verdadero
sentido, que por todo ello no entienden. Por eso han
de estar de continuo inventándolo a través
de sus imaginaciones, pero siguen sin dar en el clavo,
andan perdidos y sin disfrutar de tal milagro creacional
que de la base primigenia que significo se encuentra
surgiendo.
Pero si los
has creado tú, como a nosotras las hormigas,
entonces toda esa contradicción en la que viven
también procede de ti, ¿no?
¡Noooo!
exclamó la hormiga Dios asumiendo una
actitud seria pero no trascendente. Tú
puedes andar por donde quieras, ¿verdad? La
fuente que te está creando no te dice por donde
has de seguir tus pasos Para comprender lo que
es estar siendo creado, entonces debes aprender lo
que la libertad significa, de otra manera no comprenderás
nada.
La
hormiga Dios miraba a su compañera comprobando
si ella estaba entendiendo bien lo que le decía.
Y en todo ello se podía percibir una inmensidad
que simulaba encontrarse arremolinada en el encuentro
de dos meras y diminutas hormigas. La hormiga Dios continuó diciendo:
"Yo"
como Dios, fuente de todas las cosas, no estoy dirigiendo
nada, ¿qué verdadera creación habría
en ello siendo "yo" precisamente Dios, "todopoderoso"? ¿No sería un aburrimiento? Para mí
la creación ha de venir de algo que esta base
que soy no dirige, es por esto que surge la naturaleza
como herramienta; el barro para hacer las cosas. Sin
que se estén configurando cosas como es evidente
no hay creación alguna. Pero ella ha de aprender
sola, de su caos, de sus encuentros, y de los órdenes
que ella prefiera poner y continuar en marcha. O sea,
algo que se está creando por sí sólo,
esto es la verdadera creación, de ahí
que entonces esta base creacional pueda gozar con ella,
con su complejidad e inteligencia. De esta forma "tengo"
descubrimiento en lo nuevo. Si la estuviera dirigiendo,
lo sabría todo, entonces, dónde estaría
ahí el "divertimiento" de estar creando?
Las cosas únicamente responderían a lo
que "yo" ordenara, y qué "gracia"
para mí habría en ello? Es de ahí
el movimiento primigenio, la libertad, de donde realmente
puede surgir la sorpresa, o sea, lo nuevo desconocido,
esa es la "gracia".
Cruichi estaba anonadada, tenia todos sus receptores al máximo,
escuchando tal declaración de aquella hormiga
que decía llamarse y ser Dios, y a ella misma
la denominaba con el nombre de Cruichi, sin saber si
es que como hormiga se había vuelto loca, y había
dejado de sentir para siempre como una hormiga viene
sintiendo desde muy antiguo, o realmente había
ocurrido algo excepcional que le estaba dando noción
de la inmensurable creación que es el universo,
y que los humanos parecía comenzaban a tener
noción de ello, pero sin sacarle significado
alguno.
Realmente,
tal como lo estoy entendiendo ahora, ¡es algo
extraordinario!, exclamó Cruichi, y continuó
diciendo: pero no entiendo qué tengo que ver yo,
una simple y diminuta hormiga, de una especie que no
tiene ni idea de lo que está ocurriendo en este
planeta, ni con los seres humanos y su tecnología,
e incluso ni con nosotras mismas, para encontrarme ahora
aquí entendiendo todo esto Yo ahora soy un caso
especial, una mutación, única, y no hay
otras como yo, pues no creo que tu pretensión
sea convertirnos así de golpe a todas por puro
milagro como has hecho conmigo.
De
nuevo la hormiga Dios miró a Cruichi sonriente,
pero también parecía mostrar algún
sentimiento de complacencia, entonces dijo: Reconozco que eres muy especial, y que he hecho muy bien en presentarme a ti y ponerte al corriente de todo esto, pues ahora
todo ello quedará en tus genes y de ahí
es que el experimento ya haya comenzado. ¿Quieres
decir que de este encuentro, a través de algunas
generaciones, surgirá un nuevo ser procedente
de nosotras, las hormigas? Algo parecido dijo la hormiga Dios. Y entonces
todo este atisbo que tú tienes ahora se habrá
desarrollado y esos nuevos seres descendientes tuyos
lo vivenciarán como algo producido por la misma
naturaleza. Pero
yo no soy la madre del hormiguero, se apresuró
a decir Cruichi. No
te preocupes por esto, contestó la hormiga
Dios, serás la madre de tu propia colonia,
y tendrás mucha descendencia. Por cierto,
agregó, me encanta que no hayas utilizado
la palabra "reina". Bueno, me ha parecido demasiado humana, dijo Cruichi
naturalmente. Verás, continuó la hormiga Dios, como ya te he
dicho yo no puedo intervenir, aunque con lo que estoy
haciendo ahora a ti te parezca que intervengo. Ya que
sin libertad en el acto creacional se pierden todas
las significaciones. Pero sí puedo en ocasiones
manifestarme, como ahora lo estoy haciendo, lo cual
no implica que por el mero hecho de manifestarme, esté
haciendo algo para que las cosas cambien en un sentido
u otro. ¿Que me entiendes querida amiga Cruichi? La verdad es que esto se me está haciendo un poco
lío replicó impaciente la hormiga
Cruichi, y continuó diciendo, no intervienes,
pero mostrando tu presencia afectas de una manera u
otra a que las cosas sigan uno u otro curso, por muy
sutil o aleatorio que sea. Mira llamó la hormiga Dios la atención
de Cruichi pacientemente, tú no puedes
imaginarme. La sutileza de la que puedo valerme no tiene
límites, y no sé si entiendes lo que es
lo Eterno. En esta creación en estado de flujo
que hay en marcha, un acontecimiento insignificante puede suponer unos
cambios de lo más enormes y sorprendentes. Pero
hay una intención en la creación, que
es la de tender a la inteligencia, de lo contrario ¿qué
creación podría darse? Creación
es eso; orden, configuración, equilibrio, significado,
o sea, inteligencia. Y todo ello ha de ocurrir por sí
mismo, ya que entonces no tendría "gracia".
Es el continuo estar aprendiendo. En realidad este acto
es el que yo mismo significo, pues mi estado esencial
es de continuo estar tendiendo a lo nuevo, a lo desconocido.
Y esto significa que lo nuevo no puede ser previsto.
Así, en este estado creacional en la libertad,
ocurre que en ocasiones se producen bucles, que precisamente
a causa de la libertad implícita como base en
la completa creación, ellos se mantienen fluyendo
y fluyendo indefinidamente sin saber cuando encontrarán
su fin. Si esto ocurre con cosas insignificantes, poco
relacionadas con el resto, alejadas de los focos de
multiplicidad y complejidad, y su influjo mengua por
la ausencia en la que ellas mismas se alejan, entonces
en eso no hay ningún problema. Los bucles que
contribuyen a las formaciones, ritmo, sintonía,
interrelacionalidad, belleza, tampoco causan daño,
de hecho al contrario pues éstos son elementales
en el acto creacional. Pero cuando estos bucles afectan
a cosas importantes, en las que hay mucha interrelacionalidad
implícita y explícita, desorganizando,
destruyendo el orden natural nuevo, o no permitiéndole
emerger, es cuando estos bucles se convierten en nefastos,
pueden mantenerse impermeables por muy largos períodos
de tiempo impidiendo la inteligencia, hasta autodestruirse
terminando con la posibilidad de creación nueva.
El día había
ido despuntando, y no podía distinguirse bien
si por haber entrado ya en la cálida media
mañana, que el calor comenzaba a acumularse,
o porque todos habían parado sus actividades
intrigados por la conversación de los dos diminutos
insectos; que a los pájaros se les podía
ver a todos ellos mantener atento silencio medio camuflados
en los follajes de los árboles. Hasta la brisa
marina que llegaba de la playa sugería esforzarse
por no entonar su canto, volviéndose muda y
tímida, con el fin de no entorpecer la escucha
de todas aquellas palabras entre las dos hormigas
amigas. ¿Continuará?
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Foto arriba izquierda: "Hormigas Agricultoras".
Agricultura sostenible a manos de las hormigas.
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Artículo.
Foto abajo
derecha: "Hormiga llevando un microchip".
(Precedencia inicial enlace foto). Procedencia
original probablemente artículo EL PAIS
"Aumenta el uso de seres vivos para medir
contaminantes" Visitar
Artículo. |
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Del
Par Mujer-Hombre a Dios |
La
amplia perspectiva plural Aquellos
que han asumido lo heredado, ya una
posición ventajosa en la psicosociedad
ególatra, jerarquizada,
en lo económico o en lo prestigioso, o bien
en la más estrangulante pobreza sin acceso
jamás a despegar de ella, pero que tanto unos
como otros han aceptado el mito y la
tradición como irreversibles,
a todos estos, ( pena la mía y la de ellos,
pues ellos son uno mismo), no les interesa poner
de relieve el engaño que hay de base en todas
esas creencias religiosas y políticas,
mitológicas ambas, pues les
falta algo que difícilmente vieron hacer a
alguien cuando eran niños y jóvenes
aprendiendo. Les falta saber pensar por sí
mismos. Aceptan a pies puntillas lo que les enseñaron,
y jamás se preguntan si podrían verlo
desde una nueva y plural perspectiva. Toda creencia es excluyente Cuando
uno tiene oportunidad de ver cómo se le ponen
los ojos, de miedo, de desconfianza, iridiscentes
en chispas, a alguien al que le puedes hacer ver cómo
su creencia, política o religiosa,
se tambalea por todas partes cuando se intenta asociarla
con la completa vida, es cuando te descubres
quedándote de lo más sorprendido. No
puedes poner en peligro sus convicciones, y automáticamente
si lo haces, quedas excluido de su campo de afecto,
o sea, esa persona a raíz de ello, proyecta
un campo de despectivismo hacia cualquiera que no
comparta algo que considera es muy suyo. O entras
en su redil, o quedas excluido. Esto es un hecho,
uno, cualquiera, sólo ha de jugar con ello
y ponerlo a prueba en las relaciones cotidianas, pero
también consigo mismo; verá como se
cierran oídos y ojos, a prestar atención
a algo cuando no "cuadra" con lo que uno
está convencido y cree en ello fervientemente Admitir estar equivocado Si
algo tiene de bueno la ciencia, que por cierto tiene
unas cuantas cosas buenas, la ciencia que no los científicos, una gran mayoría, es que obliga, aunque en
ocasiones a regañadientes precisamente por
falta de entendimiento, a aceptar tajantemente
la equivocación que uno, cualquiera, haya
cometido en sus deliberaciones científicas.
¡Esto es
fantástico! Decir: ¡estaba equivocado!
Mas esto no ocurre ni con la religión ni con
la política. Se debería encontrar curioso
este hecho, esta resistencia a "reconocerse
equivocado", sin embargo, casi nadie lo cuestiona.
En general, hay quien tiene el valor de hacerlo después
de haber pasado ochenta o noventa años engañado,
pero encontrándose en los albores de la muerte,
no se hecha atrás al darse cuenta de que la
manera como entendía la vida estaba equivocada.
Estos casos son especiales y raros. Por regla general,
muchos prefieren morir inconscientes, pues "ya
ves la mala pasada", darse cuenta cuando
uno está prácticamente muriéndose,
(es así como lo sienten). Sin embargo, el acto
de darse cuenta de que se está equivocado,
implica un acto de revelación de la verdad,
pues es ella la que indica al manifestarse el error
que cometíamos.
"El
Paquete de Galletas" Autor: anónimo.
Cuento corto de imprescindible visualización. |
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Aún
lo factual, el mito persiste Hasta aquí ya tenemos los tres fundamentales campos
de la mente en los que nos movemos, y la propia mente
que los abriga a todos:
- la mente factual: racionalidad
y ciencia, lo relativo a los hechos,
- la mente mitológica:
creencias e imaginaciones tomadas como
verdades,
- y la mente psicológica:
vida-muerte, placer-sufrimiento, ego-céntrico,
etc.
- entonces, la mente, lo desconocido
de donde esos focos se encuentran surgiendo,
el flujo creacional innegable,
que se encuentra emergiendo en y de
su propio flujo.
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Esto podemos expresarlo así,
después de un muy largo período de evolución
físico-biológica, hasta que el cerebro
se ha desarrollado lo suficiente para poder tener
conciencia de todo este inmenso y complejo
movimiento que describimos aquí muy abreviado.
Es un cuadro sinóptico para entenderlo desde
el intelecto. Pero se hace más complejo sentirlo
y comprenderlo desde el completo "ser",
pues esas tres corrientes se mueven al unísono
interemulsionadas en sus variables graduaciones de
interinfluencia entre ellas. Durante todo este transcurso
de evolución del cerebro, hasta hoy, muy largo
para nuestras escalas de tiempo, pero muy corto para
las escalas de tiempo astronómicas, las maneras
de entenderlo y captarlo han ido variando en cierta
medida afectadas por lo factual, pero siempre
a partir de arrastrar mitos muy lejanos
modificándolos para ajustarlos a lo factual
aprendido. O sea, incluso lo factual, el ego-céntrico
persiste en las generaciones, precisamente cuando
él es un mero mito, se ve afectado por lo mitológico.
De ahí que la mente quede presa en el sentimentalismo
incapaz de sentir claramente. Dios y/o No-Dios, no puede ser ni pensado ni explicado A
medida que la mente factual despertaba, se daba cuenta de que no podía aplicar la misma
coherencia que descubría en el acto de darse
cuenta de los hechos, a la comprensión de la
Totalidad Fluyente. Entonces se valía
de explicaciones mitológicas para darle a Ésta
algún significado, sin darse cuenta de que
esto contribuía precisamente a ocultar en mayor
medida el verdadero significado que tras el hecho
del acto creacional parece hacerse evidente
subyace. La explicación mitológica solapa
el auténtico significado si es que existe alguno
explicable. Es así como llegamos a Dios,
pero en igual medida llegamos a No-Dios. Y
tanto hablar, o pensar, o sentir, del primero como
del segundo, es estar haciéndolo de la misma
cosa: la incomprensión, la ignorancia, de la verdadera y auténtica
Fuente de la que el flujo creacional se encuentra
emergiendo. Es aquí donde se hace sorprendente
que la mente mitológica esto
no quiera ni planteárselo. Ella toma su comprensión
mitológica como si de una comprensión
factual se tratara. Por tantos largos siglos se encuentra
adiestrada, que le cuesta mucho escucharlo atentamente.
Por otro lado la mente factual comete un error
al pensar o "creer" que puede llegar a entenderlo
y explicarlo todo. Al mismo tiempo, curiosamente,
ahora, la mente psicológica en
todo esto se encuentra atrapada en la tradición
heredada, en la cual prevalece como se hace
obvio "el mito sobre el hecho", ilusorio
campo que no permite el sanador influjo de lo factual,
de los hechos.
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La
incapturable Base incognoscible, lo Desconocido. A todas luces, el concepto-pensamiento-sentimiento
de "Dios" es muy bonito, además
de recurrir a él sobre todo para lo que uno
hace mal y para lo que uno sufre; podemos adherirle
cualquier idiosincrasia particular nuestra, con lo
que conseguimos hacerlo más cercano. Pero no
nos queremos dar cuenta, de que todo eso que pensamos
y sentimos acerca de lo que Dios pueda ser, si es
que de alguna manera existe algo así que pudiéramos
razonar, no es más que un resultado de nuestra
falta de comprensión profunda de lo que la
creación en estado de flujo, cambio
y destrucción, metamorfosis, transformación
y mutación, significa realmente. Flujo que
nosotros mismos somos, con todos esos caudales creacionales
interrelacionados formándonos; transitoriedad
en la atemporalidad. Pero dormidos como estamos,
insensibles, preferimos caer en el infantil pero sobre
todo iluso juego de "creer"
que aferrándonos desesperadamente
al hecho de "creer", podremos
dar con esa Base incapturable e incognoscible
con la explicación que con nuestra creencia
nos demos de Ella.
Un centro proyectando
un centro mayor Ahora,
después de largo tiempo ocurriendo de esta
manera, el cerebro está ocupado con
la ilusión egocéntrica
que el cúmulo psíquico proyecta. El
cerebro, que a partir del cúmulo psíquico
elabora en el sentir
la irrevocable y "real" sensación
de ser un centro, el sentimiento de
ego-céntrico, pretendiendo explicar la totalidad
en la cual no existe centro alguno, se ve atrapado
en proyectar un centro más grande
que lo ha hecho a él. «Como "yo
soy" un centro se dice a sí
mismo, es evidente que un centro mayor
me ha hecho, me ha diseñado, me ha creado.
De la misma forma que hay seres humanos más
grandes que yo, más dignos, y más pequeños,
más insignificantes, evidentemente debe haber
un ser sobrenatural que sea más grande que
todas las cosas. Así, dios es
ese gran centro del que todas las cosas surgen pues
por él son creadas. Él
crea el bien y el mal, el amor
y el odio, y nos hace contradictorios,
atrapados en la incomprensión y el miedo, para...
¿para qué? ¿Para divertirse jugando
a descubrir cómo unas "criaturas suyas"
se enfrentan con las profundas y misteriosas cuestiones
que la vida significa, sin poder llegar a resolverlas
nunca de forma definitiva? ¿Para que descubramos
el amor pero precisamente nos antepone la trampa
del odio y la separación
que impiden que el amor se manifieste? ¿Hay
que ascender luchando con los otros
por sobrepasarlos en una escala jerárquica
que él mismo ha creado para atenazarnos
en una cuadrícula prediseñada? ¿Siendo
"todopoderoso", por qué
no colmarnos con toda bendición y dicha
desde el principio?» Etc. etc. etc.
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"Frases Ateas",
vídeo YouTube.
Nota RICO PAR: Aquel que sólo puede escuchar
lo que cuadra con su creencia, sea ésta
cual fuere, es obvio que crea un campo delimitado,
o sea, se ha "excluido". Denotar,
aquí, que todo recuerdo es una forma
de creencia, pues no es lo vivo. |
EL
recursivo bucle Dios-Demonio
Hasta cierto punto "atisbamos
la bondad", es innegable que un cierto
equilibrio social procura mantenerse en las sociedades
modernas, pero este bienestar se circunscribe exclusivamente
a lo físico y hasta cierto punto, el acceso
a recursos es alarmantemente desproporcionado.
Hay excesiva marginación indiferente.
Y cuando de lo psicológico se trata, meramente
lo que se procura es la adaptación, lo que
llamamos amoldamiento y reinserción
al sistema egolátrico. Cuando las personas
funcionamos de acuerdo a la jerarquía
psíquica dominante causada por el ego-céntrico,
entonces se dice que estamos integrados.
Y cuando carecemos de cualquiera de las características
que un "ego-céntrico ciudadano"
debe poseer para conseguir serlo, en esa medida vamos
perteneciendo a un campo marginal que nos separa,
es lo que llamamos marginados. Y todavía
más contradictorio, podemos encontrarnos integrados
en unos aspectos y marginados en otros, y esto en
cualquiera de los escalafones de la pirámide
psico-jerárquica que ocupemos. Este
movimiento fraccionario del ser humano, que obviamente
es resultado de tomar como verdadero el espejismo
de centricidad que padecemos, emulsionado
en el cerebro, genera todo tipo de males, que ahora
no listaremos, pero que reunidos los denominamos a
todos ellos como el mal, el Demonio,
el cual, parece ser, es el ser polar a Dios.
a pesar de que el Demonio haya sido creado por Dios.
En lugar de evidenciar que el mal surge de nosotros,
de nuestro ignorante comportamiento, lo proyectamos
en unas deidades imaginadas, y así, como criaturas
inconscientes, nos liberamos de toda responsabilidad
propia. Son esas deidades que lo producen todo,
y nosotros únicamente podemos estar más
lejos o más cerca de ellas, beneficiándonos
o padeciendo sus bienes y sus males. Así decimos
que todo este rompecabezas en nuestro
cerebro, es dios que lo ha creado, y también
al Demonio, para que aún peor nos incordie
todavía más, en ese espeluznante
movimiento interno de ego-céntrico,
que de continuo está padeciendo
la misma creación que dios le ha construido
para que él exista, en lugar de poder fluir
en la dicha y la gloria que también
le atribuimos, pero parece ser él nos
racanea. El pensamiento se proyecta en el cerebro
suplantando la verdad y la realidad; un sueño
suplantando la auténtica vida. ¿Cuántas
paradojas pueden surgir de tomar las sombras como
cosas fundamentales?
Arriba
izquierda, dibujo "El Demonio" Graffiti
Urbano.
Foto: calle DABD EL-KADER, Barcelona,
28/4/2009
Autor graffiti: NAKOTHEBIGONE
Portal del Web webcindario
del mismo autor.
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El
mal es nuestra ignorancia
Quizá hubiéramos
podido prescindir en esta reunión de apuntes
acerca del espejismo de centricidad en el cerebro
humano, de la cuestión de Dios, o de
dios, y también del Demonio,
o del demonio, pues como se verá
fácilmente entraremos en el reino del debate,
más que en el flujo de la averiguación
y la comprensión. Pero por cierto que
hemos de darnos cuenta del mal. No del
caos y el orden que la Naturaleza manifiesta y con
los que ella juega a aprender, pues ellos son inocentes
en esencia al tiempo que la evidencia del propio flujo
creacional. Sino del caos y el desorden en el interior
de nuestro cerebro, en nuestra forma de entender
y comprender lo que sentimos a partir de sus contenidos,
que son las sombras de la realidad.
Ya que ahora, toda nuestra comprensión interior
y de la vida proviene de esas sombras
que se proyectan en la mente, proviniendo ellas de
circuitos neurofisiológicos que se han
ido sintetizando a base de herencia,
entrenamiento, e insistente fijación,
casi pudiéramos decir, como una operación
de continuo hipnotismo. Una sombra, tomándose
a sí misma como real, no puede por más,
cuando pretende interactuar con la auténtica
realidad, que producir desorden y carencia de significación.
Esto se hace evidente por sí mismo. Éste
es el mal, que ahora pareciera no queremos reconocer.
Es de la ilusión psicofisiológica
"ego-céntrico" que proviene el
mal, obviamente. Entonces, ¿para
qué inventar a dios, y por contraste y en paralelo
al demonio, cuando todo ese caudal de mal está
surgiendo de nosotros mismos? Es el espejismo
de centricidad que hemos de comprender, cómo
se constituye y cómo opera, viéndolo
claramente, hay una posibilidad de disolverlo. Éste
es nuestro auténtico trabajo como seres humanos,
no perdernos con negligencia completa en nuestros
sueños como nos ocurre ahora.
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¿Podemos
reflexionar lo Desconocido?
La
capacidad del pensamiento de imaginar es infinita,
pero esto es lógico. El pensamiento
es un proceso material, y el mismo universo,
en donde acontece el pensamiento, es la prístina
representación de la materia, que en
sí misma es infinita. El pensamiento
es un proceso en la materia, y ambos pensamiento
y materia son procesos en la energía.
Pero la imaginación
únicamente es un espejo, sirve mientras
está reflejando la auténtica
realidad, después, se convierte en
cenizas, y lo imaginado nunca es lo percibido,
lo sentido totalmente, lo vivenciado. De
ahí la abismal diferencia entre pensar
y discernir, conocimiento y percepción.
Lo imaginado, lo pensado, siempre únicamente
es una mera sombra.
La
libertad y la inteligencia están juntas,
no pueden separarse. Ahora bien, hay que comprender
muy bien a qué se están refiriendo
estas dos palabras. No sólo comprenderlas,
sino que uno debe fluir en el hecho de lo
que ellas apuntan. Es desde ese flujo, que
"uno", cualquiera, puede tener un
atisbo de la Primigenia Fuente Creacional
de la que todo se encuentra emergiendo. Después,
le podemos poner el nombre que más
nos plazca, pero ese nombre no sirve de nada
porque esa "Cosa / No-Cosa incognoscible"
siempre es nueva y desconocida. Ahora; fluyendo
en Ella, con un cerebro libre de centro,
el significado se manifiesta sin esfuerzo
alguno, y desde él es muy sencilla
la vivencia conjunta, que es el único
problema que tenemos los humanos, no sabemos
lo que es vivir conjuntamente unidos,
no en lo físico, que también,
pero de forma significativa y relevante en
el corazón y en la mente.
La
Creación es una evidencia, pero
no existe "creador"
que la esté creando. Es el propio flujo
creacional, aprendiendo, del que emerge
la multiplicidad y la complejidad desbordantes,
y todo ello es alimentado por la pura energía
de la inocencia absoluta, la cual no
tiene motivo ninguno, por ello no dirige nada.
Sin embargo Ella, la energía
absoluta pura e inocente es la
esencia de la inteligencia, precisamente
lo que el flujo creacional se encuentra persiguiendo
de continuo, a través del infinito
cambio, el aprender ordenando, tendiendo siempre
a lo nuevo, y finalmente cerrando el ciclo
tornando a Ella misma, lo Desconocido.
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Ante
un mundo en Crisis
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¿Por qué tenemos problemas?
Krishnamurti
Brockwood 1983
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