Han pasado poco más de dos mil años, y no habéis aprendido. Tenéis miedo del “otro”, al que llamáis el contrario, y por ello vuestro corazón sigue cerrado. Ya algunos de los discípulos distorsionaron la enseñanza que transmití entonces, esforzados en crear un imperio que haciéndose grande llega hasta vuestros días.
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Jesús suena en mi cerebro
