El Mirlo
LENGUAJE
Artículo 4 de 5
Tuiavii de Tiavea, la Pureza de la Inocencia Natural
Los Papalagi son Pobres, a causa de sus muchas cosas.
«Actualmente esos Papalagi piensan que pueden hacer mucho, y que son tan fuertes como el Gran Espíritu. Por esa razón, miles y miles de manos no hacen nada más que producir cosas, del amanecer al crepúsculo. El Hombre hace cosas, de las cuales no conocemos el propósito ni la belleza. Y los Papalagi inventan cada vez más cosas. Sus manos arden, sus rostros se vuelven cenicientos y sus espaldas están encorvadas, pero todavía revientan de felicidad cuando han triunfado haciendo una nueva cosa. Y de repente, todo el mundo quiere tener tal cosa; la ponen frente a ellos, la adoran y cantan sus elogios en su lenguaje.»
«Oh hermanos, confirmad mis creencias, porque he observado al Papalagi y he visto sus intenciones tan claras como si las iluminase el sol del mediodía. Porque él destruye todas las cosas del Gran Espíritu. Donde quiera que vaya, quiere volver a la vida de nuevo, por su propio poder, aquellas cosas que primero ha matado, y quiere luego considerarse a sí mismo el Gran Espíritu, porque produce tantas cosas.»
«Hermanos, tratad de imaginar que en este mismo momento se levantase una tormenta y arrasase todas las selvas y montañas, que también de la laguna las conchas y cangrejos fuesen arrastrados y ni siquiera quedase una flor de hibisco para que nuestras chicas la llevasen en el cabello, tratad de imaginar que todo lo que vemos a nuestro alrededor desapareciese repentinamente, de tal modo que nada quedase y la arena y la tierra llegasen a ser como la palma de nuestra mano o la colina sobre la cual el magma se ha deslizado. Entonces tendríamos que llorar a la palmera, a las conchas y a la selva, tendríamos que afligirnos por todo. Donde se congregan todas las chozas de los Papalagi, todas aquellas chozas que ellos llaman ciudad, allí la tierra está tan desnuda como la palma de vuestra mano y ésta es una de las razones por la que a los Papalagi se les han ablandado los sesos y juegan a ser el Gran Espíritu en persona, para no pensar en todas las cosas que han perdido. Porque están despojados y porque su tierra se ha vuelto tan triste que coleccionan cosas como un loco colecciona hojas muertas y llena su cabaña con ellas hasta que todo espacio libre queda ocupado. Esta es la razón por la cual nos envidia y espera hacernos tan pobres como él es.»
Fragmento del Discurso, " LOS PAPALAGI SON POBRES" de Tuiavii de Tiavea
Foto: Erich Scheurmann

LOS PAPALAGI

DISCURSOS DE
TUIAVII DE TIAVEA, JEFE SAMOANO,
REUNIDOS por ERICH SCHEURMANN

Pastanaga Ediciones. Barcelona - 1977.
Nota de los Editores:
Los PAPALAGI es una colección de discursos escritos por un jefe del Pacífico Sur, Tuiavii de Tiavea, y destinados a su gente. Aparecieron por primera vez en una edición alemana en algún momento de los veintes, en una traducción realizada por su amigo Erich Scheurmann.
Erich Scheurmann lo arregló para una publicación en lengua holandesa a través de su casa editora De Voortgank en 1929.
Los PAPALAGI es un estudio crítico orientado antropológicamente, en donde se hace el esfuerzo de describir al hombre blanco y su modo de vida. Al leerlo se debe tener en cuenta que este libro está compuesto de discursos dirigidos a los nativos de las islas del Mar del Sur, los cuales habían tenido poco o todavía nada de contacto con la civilización del hombre blanco.
Ediciones Pastanaga (1977)

EL CORAZÓN INOCENTE
Los Papalagi, enseñanza y prevención.
He aquí una auténtica "joya del sentir humano" en relación a la Creación. Una profunda conexión con el significado creacional. Los papalagi, (los hombres blancos), son un conjunto de profundas "meditaciones" acerca del ser humano, al mismo tiempo que del "estado de sintonía con la creación", expresadas con la misma desbordante sencillez con la que la creación hace arrojo de su bella complejidad. El hombre Tuiavii, samoano de la isla de Upola, en un pueblo llamado Tiavea, sintió la "misión" de reunir estas meditaciones para sus compañeros. A través de una clara e incisiva atención, su ímpetu lo centra en apuntarles que "se den cuenta" por ellos mismos de la vida pacífica, ordenada con el flujo natural y en concordancia con el "profundo Espíritu" de donde todas las cosas nacen, el flujo creacional en el que viven gozosos, sanos, sin ápice de miedo, que será lo que les permitirá no caer en las trampas en la que los papalagis viven encadenados. Dándose cuenta de la interconexión directa y en vivo del glorioso flujo de vida en el que los samoanos viven, podrán rechazar con facilidad e inteligencia las trampas que los hombres blancos se esfuerzan por imponer a todo el Mundo.
La separación del flujo vivo
Podemos tener acceso a esas meditaciones, a causa de un hombre que percibió claramente de forma iluminada la profundidad de donde provenían, Erich Scheurmann, y no dudó en traducirlas y divulgarlas para el ser humano occidental. Impulsado por una fuerza tal proveniente de la importancia que sentía de que sus congéneres europeos debían acceder al sentir de Tuiavii en relación a ellos: a lo absurdo de desperdiciar la vida esclavos de quimeras. El hombre occidental tiene su relación con el flujo natural rota, desconectada, esto es obvio, vivimos en cubículos, nos separamos, al tiempo que explotamos la naturaleza destruyéndola, esta es la primera causa de sufrimiento. Desde ese movimiento desconectado del auténtico flujo de la vida, inventamos una forma de vida dentro de ese cubículo, en el que todo lo que contiene proviene del pensamiento que nosotros mismos tenemos en el cerebro. Todo se mueve en un círculo cerrado, desconectado, hay miedo que es sufrimiento. El papalagi, sin darse cuenta de esto, inconsciente, se esfuerza por conducir a todo el mundo a su estado de desasosiego.
Amor por el ser humano completo
Dice Erich Scheurmann: ... "Tuiavii vivía conscientemente y por eso poseía esa exigencia interior que nos separa de las gentes primitivas, más que cualquier otra cosa". Y añade más adelante: "Esto sonaría un poco pomposo si no estuviera dicho con la maravillosa simplicidad que traicionaba el lado débil de su corazón. Es verdad que pone en guardia a sus compatriotas y les dice que se libren de la dominación europea pero al hacerlo su voz se llena de tristeza y delata que su ardor misionero nace de su amor por la humanidad, no del odio: «Vosotros, compañeros, pensáis que podéis mostrarnos la luz», me dijo cuando estuvimos juntos por última vez, pero «lo que realmente hacéis es tratar de arrastrarnos a vuestra charca de oscuridad».
Hemos de observar en este punto, que la historia del "hombre blanco", del papalagi, es una constante sucesión de asaltos, invasiones, en una continua danza de imposición de sus normas y creencias, hasta el punto de matar seres humanos y aniquilar culturas enteras para conseguirlo. Y con esto hemos de tener inmenso cuidado, los papalagi todavía ponen el énfasis en ello.
No podemos usurpar al Gran Espíritu
«Todas las cosas de las que he sido testigo y que os estoy contando ahora, son sólo una pequeña parte de las que mis ojos han observado. Y dejadme deciros que los blancos se enorgullecen de trabajar todo el tiempo en milagros más suaves y poderosos, y gran número de ellos permanecen en pie toda la noche para encontrar más formas de burlar a Dios. Porque resulta que quieren vencer al Gran Espíritu y tomar posesión de sus poderes ellos mismos. Los Papalagi retan a Dios. Pero Dios es todavía más fuerte que los Papalagi, incluida su máquina más experta, y es todavía Dios el que decide quién muere y cuándo. El Sol, el agua y el fuego obedecen aún primero a Dios. Y el hombre blanco no ha conseguido todavía regular la salida de la Luna o la dirección del viento.»
Curiosamente, el hombre blanco persigue la aniquilación de la vida biológica, trasladando su pensar y su sentir al interior de un mundo virtual, hecho de asfalto, ladrillo y silicio. Los papalagi tenemos la biosfera, nuestra "matriz madre", en grave peligro de volatilización; entonces la cultura de los cubículos habrá triunfado, pues únicamente dentro de ellos podremos conservar la vida. Los pájaros ya no danzarán en el aire.
El papalagi, sapiencia y beneficio propio.
Es cierto que la tecnología puede proporcionar mayor comodidad en distintos aspectos, para las necesidades del vivir cotidiano, y que no es prescindir de ella lo que cambiará nuestro cerebro y sus contenidos. Al mismo tiempo, aún lo beneficiosa que se nos revela, también produce destrucción y muerte, sólo hay que observar el planeta. Así, no es la tecnología lo que nos hace "malos", sino que el ego-céntrico que cultivamos es de donde surgen todas las crueldades que nos infringimos. Esto es un hecho, aunque aquellos que abogan por la egolatría es evidente que lo ocultan de mil formas distintas. Igualmente, a través del miedo inherente en el estado ególatra, imponen la violencia como forma de vida. El estado del hombre blanco, lo que en estos apuntes llamamos "la mentalidad occidental", descuida la sensibilidad que significa inteligencia, y únicamente se preocupa y le interesa la sapiencia y el beneficio propio. Y esto desde una perspectiva muy morbosamente estrecha que no permite verdaderamente sintonizar con la esencia creacional de la que surgimos y que de hecho somos, pero obviamente tan artificiosamente disociados de ella que no nos damos cuenta, y es esta ignorancia la que proyecta el miedo. Entonces creemos que con el saber y la propiedad podremos trascenderlo. Mas el miedo ha sido creado por tomar como realidad la ilusión del ego-céntrico, y lo único que se puede hacer con un espejismo es tomarlo como tal, una irrealidad sin significado alguno. El hecho del espejismo es real, pero el significado que el espejismo proyecta es falso.
¿Un nuevo mundo?
Las meditaciones de Tuiavii pueden parecer sencillas, pero esto ocurre porque provienen de la completa inocencia. Eso que los papalagis no conocemos y nos parece tan endeble, cuando la inocencia es la esencia de lo Eterno. En realidad las meditaciones de Tuiavii están señalando cuestiones muy profundas. Aquellos que están ardientemente deseosos por una nueva y desconocida mente del ser humano, que nos aleje radicalmente de la falta de libertad tanto interior como conjunta a la que tendemos cada vez en mayor medida, deberemos plantearnos el fundamental problema: ¿Qué podemos hacer para que los que insisten en vivir presos y aprisionar a los otros, puedan tener un atisbo, lo suficientemente intenso, un impacto de la profunda creación, para darse cuenta del engaño en el que viven esforzándose en conducir la vida? Puesto que precisamos administración conjunta, pero ¿puede uno dilucidar lo que es un ser humano que ha diluido el ego-céntrico? Inoculado por la mentalidad ancestral impuesta y aceptada tanto en occidente como en oriente. Este es todo el problema que tenemos los humanos, ya que cuando un ser humano, sea cual fuere, abre su corazón y su mente a la verdad, lo único que puede hacerle fluir en el amor, sus acciones son radicalmente diferentes a como discurre ahora el mundo.
RICO PAR (Abril 2009)
 
Texto completo de
Los Papalagi
por Tuiavii de Tiavea
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Presentación del libro
Los Papalagi
por Mariana

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