El Mirlo
LA PERSONA
Artículo 8 de 11
Notas RICO PAR acerca del diálogo Ferran Monegal y Eduard Punset - I I
Sentidos y cerebro. Sentimiento-discernimiento, emoción-pensamiento.
Seguridad física y concordancia envuelto-envolvente.
Monegal: La emoción por sobre de la reflexión.
Punset: Es muy probable que las decisiones mejores no son fruto de una reflexión del cerebro, sino del estómago y del corazón, es decir de una emoción. Ha habido una especie de error monumental con este tema, ha habido un endurecimiento del cerebro. El cerebro el pobre está cerrado allí dentro, nada más recibe unos códigos, unas señales codificadas, de los ojos, que no las entiende nadie, de la nariz, de las orejas, con esto tiene que elucubrar e imaginar cómo es el mundo de afuera para no darse de cabeza contra la pared. Hoy estamos descubriendo que el cerebro no es el órgano, el artilugio más complejo y más perfecto del Universo, tiene muchos defectos, y además nos engaña continuamente Nos engaña para sobrevivir. Al cerebro lo que le pone intranquilo es que le des un sobresalto, es que las cosas cambien, porque esto le desconcierta, le obliga a reelaborar cosas.
Jerarquía psíquica heredada
Ante todo hemos de aceptar que todo lo que venimos tratando es muy complejo, si no fuera así a los seres humanos nos sería muy sencillo "salir" de las "trampas" en las que estamos presos. Sin embargo podemos constatar que fácilmente nos hemos acostumbrado a vivir en la jerarquía psíquica, la opresión y el miedo. El "ordeno y mando y los demás acatan", que tanto si es de forma muy sutil aparentemente no existente como si es de manera exageradamente desvergonzada, está implícito en la base de todo cúmulo psíquico. Es por esto que la mejor manera de confrontar la psique, es hacerlo sencillo en principio: comprendiendo la sencillez tendremos acceso a comprender lo complejo, pero nunca al revés. Ciertamente es así como la creación, la inteligencia natural, lo hace.
El cerebro y los sentidos
En primer lugar tenemos el sentir. Nosotros los seres humanos disponemos de los sentidos a través de los cuales "sentimos". El tacto es el primigenio sentido, no podría ser de otra manera, en el Universo, en la Creación, todo se está tocando de una forma u otra. Los otros cuatro sentidos, gusto, olor, oído y vista, son formas más sutiles y complejas de tacto. Desde este compendio de sentidos, que en su base trabajan unidos aunque podamos en un momento dado hacer abstracciones de cualquiera de ellos, en el cerebro se crea un sentir de lo que ellos transmiten recibido de lo envolvente y trasladado a lo envuelto. También puede ocurrir en sentido inverso, desde lo envuelto podemos tocar lo envolvente, aunque esto en relación a según qué cosas nos parezca más extraño.
Sentimiento, pensamiento, discernimiento.
A ese fenómeno de "tocar o ser tocados" lo llamamos sentir o sentimiento, en el aspecto físico, y él no es ni palabra ni idea, ni imagen ni valoración ninguna. El sentir es el acto más profundo y verdadero, cuando es sutil y directo, al que tenemos acceso. En este sentir la psique experimenta una sensación con esa aprehensión que el cerebro completo, cerebro-psique, hace de lo envolvente a través de los sentidos, y esta sensación no contiene ninguna cualidad polar, como bueno-malo, ni tampoco cualidad ideal, ideológica ninguna, o sea, no contiene pensamiento. Si en este acto hay atención completa entonces el cerebro comprende desde el discernimiento pues está percibiendo todo el movimiento de la psique que tiene lugar en él. Este estado en el que fluye la sensación directa en la atención del completo movimiento "interno", lo envuelto, afectando y siendo afectado por lo envolvente, es en el que fluye el discernimiento, cualidad móvil de donde sin pensamiento alguno surge la comprensión en el cerebro. Ahora bien, la dificultad para sintonizar este estado en el cerebro, surge cuando de continuo los residuos que componen el cúmulo psíquico están proyectando sus sombras, impidiendo al cerebro que suceda la atención en él.
Intelecto: envuelto. Silencio: envuelto-envolvente
Paralelamente, entonces, ocurre que disponemos de la función intelecto con la que podemos expresar, transmitir a otro, una aproximación de lo discernido, pero para que el otro capte plenamente lo que emitimos, él debe discernirlo en sí mismo, entonces la comunicación es completa, pues ha surgido con la misma intensidad de lo envuelto de ambos, emisor y receptor. El discernimiento es una cualidad común que todos compartimos, como la biosfera o el agua, pero puede encontrarse "interrumpido", que es en la mayoría de los casos como ahora se encuentra. Tomemos como ejemplo para aseverarlo nuestro comportamiento humano. Se ha de matizar aquí que el discernimiento no es reflexión ni juicio, es la percepción de lo completo envuelto-envolvente con un cerebro-psique totalmente abierto, que implica al intelecto en silencio, pues el intelecto con sus focos cierra la abertura. La atención no puede fluir si el intelecto está activo, y sin atención no puede haber discernimiento. El cerebro puede utilizar el intelecto para expresar el discernimiento cuando éste ha ocurrido. Esto no es teórico, como prácticamente nada de lo que en este completo texto estamos poniendo de relieve, pero sí ocurre que uno debe constatarlo por sí mismo, es como el hambre o el dolor, no sirve de nada lo que otros puedan explicarnos. Es así que el discernimiento es algo que surge del "interior" en lo envuelto, en contraposición a los contenidos del intelecto-pensamiento que mayormente son inoculados desde lo envolvente. La mayor cantidad de registros existentes en el cerebro que utiliza el intelecto provienen de fuera, y el acto de discernir fluye desde dentro del completo organismo. Insistimos por su importancia, esto debe averiguarlo y comprobarlo uno mismo.
Intelecto expresión, discernimiento comprensión.
Es con el intelecto, que abriga todo el campo del pensamiento, con el que podemos reflexionar, coordinar desde el movimiento del pensar la información que recibimos de los sentidos, de lo cual extraemos distintas valoraciones según el foco del intelecto que utilicemos. Denotar que el intelecto tiene muchos focos distintos. Pero este flujo del pensar ceñido al intelecto trabaja sólo con registros, no con las percepciones directas, en vivo. Esta extraordinaria diferencia entre sentir o sensibilidad, y reflexionar o intelecto, no puede ser explicada, ha de ser vivenciada. El sentir puede ser compartido sólo si existe en cada uno la fuente "interna" del discernimiento, en vibración conjunta, pero ninguna explicación puede transmitirlo.
El pasado solapando el Ahora
Uno puede explicar a otro lo que siente, pero difícilmente transmitirá la esencia de ello, en cuanto al estado de la mente al que nos estamos refiriendo. Sólo si el que recibe la explicación puede vivenciar y discernir la esencia de lo recibido en y desde sí mismo habrá comprendido lo explicado, y esto siempre que lo cuestionado conduzca a la verdad incuestionable. Entonces ambos sí estarán en lo mismo. Es la reflexión que si puede ser explicada y transmitida, porque esto es una de las cosas que hace el intelecto. La vivencia que lo envuelto tiene de lo envolvente nunca puede ser transmitida aunque el intelecto juegue a hacer una reconstrucción de ella para expresarla. Por esto hay entendimiento entre dos o más cuando el discernimiento es conjunto. Pero ocurre que adherimos al sentir que los sentidos nos proporcionan y al movimiento psíquico en estado de flujo vivo, una determinada ristra de pensamientos, cargas psicofisiológicas que se encuentran siempre obviamente en forma de pasado, que el intelecto recupera y enfoca, de esta manera tamizamos el sentir en el flujo vivo, que es donde los sentidos operan y fluyen, con registros archivados de experiencias que ya no existen pero que tomamos como referencia e incluso las utilizamos para sustituir con ellas la auténtica sensación en el momento vivo. Todo esto ocurre a una velocidad vertiginosa, lo cual no supone que no podamos darnos cuenta de cómo opera todo este mecanismo. Es de esta emulsión que hacemos de registros pasados a lo que percibimos en el ahora que surge la sensación que denominamos "emoción", además de la sensación "yo mismo" desde luego, pues si lo observamos muy de cerca, detrás de toda emoción siempre encontraremos unos registros de fondo evocándola. Cuando el sentir, que abriga un campo infinito de sensación, no se sostiene en registro alguno en cuanto a pasado psicofisiológico almacenado como recuerdo. Lo vivo no puede reducirse al intelecto.
Emoción y pena
Apuntamos seguidamente a un fantástico ejemplo en vídeo que hemos encontrado de sentir "puro y vivo", entre dos especies animales con iniciales aparentes diferencias, (ver página-apunte "La Persona"). Si el lector es la primera vez que lo visualiza, verá cómo la emoción lo embarga, y son muchos que no pueden impedir unas lágrimas, pero hay que comprender de dónde proceden ambas, emoción y llanto. Pues el amor no es ni dolor ni nostalgia, y sí completa alegría y gozo. Sin embargo, la emoción que produce tal manifestación de afecto y cariño entre esos tres amigos, proviene de descubrir uno en qué manera está carente de ello. Esto hay que observarlo con mucha humildad y calma, para poder atisbarlo. Si el amor fluyera en nosotros no lloraríamos al verlo o sentirlo, únicamente nos produciría gozo, dicha, que es lo que en verdad es el amor. Pero como estamos de él tan secos, nos compadecemos de nosotros mismos, entonces frente a una percepción de auténtico afecto y cariño nos emocionamos y lloramos, pues está nuestra carencia de fondo que es la que proyecta la emoción y la lástima de uno mismo por no estar en ello. Esta es la gran diferencia que hay entre sentir vivo y emoción cultivada, la que tristemente nos conduce siempre al sentimentalismo, el cual no es verdadero sentimiento, no es sensibilidad en vivo, sino sensibilidad proyectada desde el recuerdo, lo que lo hace ser algo sin sensibilidad ninguna.
Relación humana y seguridad
Llegamos aquí a la cuestión de la seguridad del cerebro y la concordancia en la relación humana. Ambas cosas de vital importancia para que el ser humano podamos advenir a la paz y libertad precisas que la inteligencia necesita para poder manifestarse. Pondremos un ejemplo, ¿Con quién preferiría el lector hacer un largo viaje alrededor del Mundo, con Hitler o con Buda? Matizando el primero como un hombre capaz de matar por estúpidas ideas, y el segundo como un hombre incapaz de hacer daño alguno a ningún otro ser vivo. No sé si la gente se ha dado cuenta de que es mucho más seguro y a la vez inteligente rodearse de seres pacíficos, buenos, pues uno puede estar tranquilo con ellos, no existe ningún miedo. Pero esto implica seres humanos que han disuelto el espejismo de centricidad en sí mismos, ya que el ego-céntrico jamás es pacífico aunque se alardee de procurarlo. Y son muchos los que por desgracia se sienten aburridos al lado de seres humanos buenos. Esta declaración en sí misma ya contiene un buen montón de indicaciones de cómo está adiestrada la mente humana. ¿Cómo puede encontrar seguridad el cerebro si la psique es un remolino de discordia en continua oposición y culpa? La mayoría piensan que se ha de luchar para conseguir que la humanidad conmutemos al estado pacífico, cuando esto en sí mismo es una falacia. La lucha, sea del tipo que sea, jamás traerá ese orden que todos proyectamos en nuestros sueños y anhelos, pero orden que por cierto jamás llega, ni jamás llegará mientras lo hagamos como ahora lo hacemos. De la lucha, de la violencia, únicamente puede surgir más lucha y más violencia. La emoción proviene del pensamiento y ello no es sentimiento. ¿Cómo podremos los humanos advenir a la concordancia psíquica en la mente, a nuestra comprensión mutua, mientras exista en el cerebro un cúmulo psíquico que lo único que sabe hacer es preocuparse de sí mismo? Si no nos hacemos esta pregunta y la respondemos por nosotros mismos, en un acto de responsabilidad por la vida, más bien continuaremos con nuestro descalabro propiciando las crisis de las que cualquiera de ellas se desbordará llevándonos al colapso. Este hecho ya manifiesta la inseguridad en la que vivimos, por lo cual ¿qué seguridad es la que necesita el cerebro? Esto es fácil y sencillo de contestar, aunque por como hacemos las cosas y por el tiempo que llevamos haciéndolas de esta manera parezca casi imposible realizarlo. Únicamente un par mujer-hombre BUENOS, pueden proporcionar la seguridad que el cerebro precisa en el vivir. La única seguridad que existe, es nuestra incondicional relación humana libres del espejismo de centricidad que nos domina y divide. Si aprendemos lo que significa inteligencia, que implica percibir la verdad sin distorsión ninguna, y eso significa ver el auténtico contenido que ahora se mueve en el interior del cerebro, abriremos la mente al descubrimiento y esto sí puede contribuir de forma relevante a disolver el espejismo de centricidad que es de donde surgen todos nuestros males.
Cerebro: seguridad, cambio, éxtasis.
Es verdad que al cerebro le desconcierta que las cosas cambien perturbándolo, pero en cuanto a las necesidades primarias que él requiere, alimento, abrigo y descanso, precisas para que se encuentre seguro. Esto además de un entorno relacional y un sentir interno conjuntos discurriendo en la PAZ, la cual, aunque suene exagerado no siéndolo, es creación pura. Una vez estas premisas indiscutibles se encuentran resueltas, que dejan de ser necesidades que no se sabe si podrán satisfacerse siempre, como ocurre ahora, esta duda queda inexistente, entonces al cerebro no le disturbia el cambio, pues ahí se encuentra en seguridad completa, y a lo único que entonces tiene derecho y gozo, es al éxtasis del flujo creacional, que es el vivir, la vida y su continuo aprender del morir. Esto se hace evidente cuando se descubre que la psique, que es el movimiento interno intrínseco del cerebro, precisamente su estado natural es el de flujo. Al igual que la cresta de la ola de la vida, el eterno movimiento del ahora, que es cambio tendiendo de continuo a lo nuevo.
La ignorancia
Monegal: … los que somos infinitamente ignorantes…
Ignorancia del intelecto e Ignorancia de la vida
El sentido de ignorancia es de lo más importante, pues sin él no es posible la sabiduría. Pero tenemos dos tipos de ignorancia que han de estar muy claros. Una es la ignorancia del intelecto y esta es secundaria. Otra es la ignorancia de la comprensión creacional del flujo vivo, la ignorancia de la creación-vida, la cual es la primordial ignorancia. Esto la hace la única ignorancia. El intelecto siempre será limitado, pues se basa en el conocimiento que siempre está circunscrito en el registro. Por mucho que abramos un campo de conocimiento, lo especifiquemos, que siempre supondrá al mismo tiempo excluir de él un campo mayor, el conocimiento nunca podrá ser completo. El intelecto siempre está cercado por el limitado conocimiento. Esta incompletitud del conocimiento es lo que lo dispara al infinito. En el campo del conocimiento siempre podemos añadir "algo más". La limitación del conocimiento se manifiesta tanto por su carencia como por su abundancia. Y mirado más de cerca no debe extrañar que sea así, pues el conocimiento es registro, y todo registro es algo parcial, una parte, lo que lo hace "ignorante" de todo lo que él no contiene, así, limitado. El intelecto siempre será ignorante aunque pueda jugando ilusamente aparentar no serlo. La escalofriante trampa en la que cae la psique, el ser completo, es esforzarse en ajustar su movimiento, su inherente flujo, a la configuración fija consistente en conocimiento que es el ego-céntrico, registros psicofisiológicos reunidos en un inquebrantable sentimiento de centro en la creación, y proyectando entonces una "imagen propia" que se sitúa en una cuadrícula estratificada psico-social de valores, (medidas), y creencias (pensamientos), los cuales siendo muy extraordinariamente limitados enturbian la mente con la ignorancia que ellos mismos contienen.
Sensibilidad y sabiduría
Si la ignorancia es la parte, se hace obvio que la sabiduría es la totalidad. El sentir, la psique en estado de flujo, cuando está libre del intelecto y el pensamiento no está operando, tiene oportunidad de abrirse a un campo de atención del completo flujo, del completo envuelto-envolvente, y de ahí fluir el discernimiento. Para que esto ocurra se precisa sensibilidad completa, entonces brota la sabiduría, la cual, por cierto, no es algo de lo que el "ser" pueda vanagloriarse, pues aquello con lo que uno se reconforta no es sabiduría. Sabiduría es la comprensión del completo movimiento en el flujo del ahora, que significa que todo está fluyendo unido. Desde luego como en realidad está ocurriendo. Pero al no existir ningún cúmulo psíquico proyectando sus contenidos en lo vivo y fragmentando la totalidad que éste es, hay acceso a la comprensión surgida del discernimiento, y es esta compresión la que diluye la ignorancia. El proceso de estar recuperando información psicofisilógica del pasado para ponerla a actuar en el ahora vivo, manifestando todas sus aprensiones y juicios almacenados, reducen la sensibilidad que se requiere para discurrir en una percepción de la totalidad. Es obvio, el cerebro se encuentra ocupado con ese movimiento del ego-céntrico el cual impide que él pueda discurrir en la dimensión de lo total, de lo completo, está enclaustrado en la parte. Está claro que operando el espejismo de centricidad no puede acontecer la sabiduría que es total sensibilidad alerta en el momento vivo.
Anotación acerca de la ignorancia
El que escribe ha de ser claro, pues con tanto "discurso" que despliega pareciera que es alguien que puede hablar con notación acerca de lo que estamos dialogando, y que deseara presumir de algo. Nada más lejos. En la ignorancia nacemos todos, y peor aún con pocas posibilidades de salir de ella, a tenor de que lo que se hace en el flujo vivo es cultivarla, retozar en la ignorancia, incrementarla. Es una cuestión exclusivamente de auténtica sensibilidad. Si uno siente realmente que los seres humanos vivimos en un error tremendo, y que precisamente la cúspide de este error consiste en mantener la conclusión de que jamás saldremos de él, precisamente esto es un abismal estado de ignorancia, ya que implica ir en contra de la creación, que de continuo tiende a la mayor inteligencia. Así, sea quien sea quien hable, siempre será un ser humano, entonces sería permanecer en el absurdo pretender diluir el ego-céntrico a costa de incrementarlo. Aquí, la energía que se utiliza para poner de relieve las cuestiones que nos abruman y los enfoques que procuran expresar una nueva forma de comprenderlas, surge de la percepción de que la mente humana tenemos acceso a la inteligencia natural que nos corresponde como seres humanos en el concierto de la creación completa, en la cual está precisamente implícita la sabiduría que es carencia de ignorancia. Y esta inteligencia le corresponde a todo ser humano sin exclusión ninguna. Pero sin desvanecer por completo el espejismo de centricidad en el que estamos imantados, esa comunión creacional se encuentra interrumpida, desconectada, con todos los males a cuestas a causa de ello que todos conocemos. ¿Por qué no nos cuestionamos hasta la médula? A esto estoy increpando, aún cuando me adhiero a los que somos infinitamente ignorantes.
La tristeza de nuestra ignorancia. Ciencia, pensamiento científico y los científicos. Cerebro, ¿control o comprensión? Sentimiento vivo versus emoción proyectada.
Punset: Es una de las grandes tristezas de hoy en día. Yo cuando veo las noticias que veo y siento lo que veo que pasa, me doy cuenta de que es una pena de que no estemos más cerca del pensamiento científico. Es culpa de los científicos también, que han acostumbrado a la gente a creer que ellos son diferentes y que no tienen nada que ver con la vida cotidiana de la gente. Pero cuando piensas en el cerebro, que es la glándula "master", reina, de las secreciones hormonales, y que inciden sobre tu nivel de ansiedad, marcan las depresiones, es una pena que no aprendamos un poco a controlar –es una cosa tan sencilla ¿no?– a controlar estas emociones y a saber que no me hace falta ver un tigre en la puerta para ponerme nervioso, sino que imaginándolo, simplemente, que hay un tigre en la puerta, mi nivel de ansiedad aumenta.
El sufrimiento del Mundo
Lo que ocurre en el Mundo lo vemos todos, aunque no todos nos damos cuenta realmente de lo que está aconteciendo. Esto es así, y muchos se avendrán en aceptar que el énfasis está puesto en no verlo completamente, y que solaparlo con los propios sueños y deseos es la única manera de encararlo. Experimentamos un sentimiento de frustración cuando el dolor del mundo nos empapa, y nos vemos incapaces de hacer algo al respecto. De ahí proyectamos la idea de que es imposible hacer algo, y como al mismo tiempo vemos que la mayoría lo que hace es preocuparse exclusivamente de sí mismos, nos avenimos a hacerlo en la misma forma.
Comunicación filtrada
En este punto hemos de tener en cuenta desde qué filtros vemos el Mundo, pues una cosa es percibirlo en vivo y en directo, en la vida cotidiana, y otra hacerlo a través de los medios de comunicación, que tan sofisticados como se han vuelto, en realidad lo que hacen en la mayoría de los casos es transmitir imágenes preconcebidas y estereotipadas de los auténticos acontecimientos. Esto es evidente. Aunque la prensa o la televisión etc. estén hablando y mostrando sucesos de lo que está ocurriendo en el Mundo, todos ellos se ven afectados por los matices que en cada caso el determinado transmisor le imprime de forma deliberaba. Aquí sólo hacemos un somero apunte de este asunto, pero desde los medios de comunicación y el entretenimiento, el Mundo, la vida, los vemos y sentimos de forma muy distorsionada de como en realidad están ocurriendo. Esto es evidente, pues se pone el énfasis en la ilusión en lugar de despertar la verdad implícita.
Ciencia y Filosofía
En verdad el pensamiento científico debería discurrir en la completa mente humana, más hemos de comprender bien lo que esto significa. Ya que una de las bases del pensamiento científico es el pensar filosófico, que requiere amor por la verdad, y no dejarse engañar por nada, de lo que se cultiva la continua duda, el cuestionamiento. Esto requiere discurrir el pensamiento científico en las tres corrientes que hemos abreviado, la mitológica la primera a desvelar, conjuntamente con la psicológica, y al mismo tiempo con ellas la comprensión de cómo funciona el Universo. Pero podemos constatar cómo y en qué medida son muchos los científicos que tal vez tengan muy claro el pensamiento científico, pero alimentan el cúmulo psíquico, el ego-céntrico, y a la par a raíz de ello no pueden impedir alimentar en algún sentido la mitología. Esta es la causa de que existan muy pocos científicos que son capaces de transmitir la verdad científica de forma que la pueda captar cualquiera más allá de los tecnicismos, y que consigan despertar a la percepción de la infinita interrelacionalidad que en el completo Universo está ocurriendo.
Comprensión y Paz
Uno debe darse plena cuenta del estado en el que el cerebro "vibra" cuando comprende. La comprensión no es control en absoluto. La comprensión es auténtica libertad. Aquello que controlamos, que es un acto de decisión propia, en realidad nos tiene dominados a nosotros, pues lo controlado requiere una energía que esté siempre controlándolo. Lo controlado que deja de controlarse se convierte en descontrolado. Es patente que el control es un esfuerzo. Pero la comprensión no tiene nada que ver con el control, ni con el esfuerzo ni con la decisión propia. Cuando el cerebro comprende hay libertad y silencio, esto debe comprobarse de primera mano, por uno mismo. Entonces es esta misma comprensión, que no es un acto volitivo, de la que emerge la respuesta que damos, y no de lo almacenado, del pasado. Es una respuesta libre, viva, no un impulso reactivo mecánico. Responder desde el control es muy diferente a responder desde la comprensión. Este nivel de totalidad que apuntamos, el pensar científico discurriendo en todos los "campos" del ser, o sea, un estado de cuestionamiento exclusivamente abierto a la verdad indómita, proviene del discernimiento, el cual sólo fluye en la total ausencia de control, pero requiere de una atención completa. La constante vigilancia del cerebro. Sólo la completa atención es la que nos da noción de lo que es el discernimiento y la compresión que de él emerge. De ahí, la Paz es inevitable.
Emoción archivada. Sentimiento vivo.
Cuando en la medida en que las emociones emergen discurrimos en las causas que las generan, entonces podemos despertar la comprensión de por qué surgen, y desde lo entendido todas las emociones se diluyen. Las emociones son proyectadas desde el trasfondo que es el cúmulo psíquico, y con ellas respondemos al flujo en el ahora sin prestar atención al hecho de que el pasado a través de ellas está interfiriendo en el auténtico sentir. La sensación, el sentir, no provienen de ningún registro, ocurren en el ahora. Mas al proyectar sobre la sensación, sobre el sentimiento vivo, lo acumulado por el ego-céntrico, entonces surgen las emociones, de las cuales por cierto tenemos muchos nombres pues ahora estamos inundados de ellas, más todavía, pues las perseguimos creyéndonos con ello que estamos más vivos. Sin embargo la sensación es siempre nueva y no podemos calificarla sin convertirla en emoción al rescatar el recuerdo, que es algo muy incompleto que apunta a como se sintió alguna cosa en el pasado.
El cerebro y sus contenidos
Monegal: El cerebro nada más quiere ver aquello que queremos ver.
La Mente Común
En principio, el cerebro con los sentidos que lo alimentan, tiene ciertas limitaciones, lo cual significa que por mucho que quisiera ver algo para lo cual estuviera impedido, incluso con las más sofisticadas prótesis que pudiera proporcionarse, tal vez nunca llegaría a poder verlo. Esto es algo fantástico, pues atender a la limitación del cerebro implica preguntarse qué es lo que ahora el no está viendo. Sin embargo lo que ahora siente el cerebro es que lo está viendo todo. Aquí comienza el primer engaño.
El cerebro puede discurrir la totalidad
Cuando el cerebro descubre el discernimiento, entonces su limitación es secundaria, pues a través de él puede fluir en la totalidad, la cual carece de limitación alguna. En un estado de discernimiento el cerebro no elige qué es lo que quiere ver, sino que la acción en la que él se está desarrollando es la de comprender lo que se está viendo, lo que está fluyendo. Es un acto completo en el ahora. Esta unisonidad del flujo es un movimiento de totalidad envuelto-envolvente. Es cuando el cerebro sólo se circunscribe a su movimiento interno que exclusivamente ve lo que a él le interesa, obviamente su pasado archivado.
El ego-céntrico siempre es limitado
Cuando el cerebro se encuentra atrapado por el cúmulo psíquico, el mismo espejismo de centricidad que proyecta es el que dirige y focaliza lo que él mismo elige, que por cierto siempre está condicionado a los contenidos acumulados. Es así que el ego-céntrico es un movimiento de volición y empeño. Éste de continuo está eligiendo lo que quiere ver, que en consecuencia implica lo que oculta, pues todo foco crea un campo de preferencia-exclusión evidentemente. La preferencia es vista y lo excluido es no visto.
¿Limitación creacional?
El cerebro no puede hacer nada acerca de su limitación, pero lo que sí puede ver, captar, sentir, es la infinitud de la mente. Cuando el cerebro se da cuenta de que él se encuentra en la mente, (que no es la mente que está contenida dentro del cerebro), es desde esa percepción que puede, a través de la atención directa de lo vivo, sintonizar con ella, con la mente, entonces ahí, en ese estado en el que la desconexión que el cúmulo psíquico produce no opera, en el que el intelecto no piensa pero el cerebro discurre en el discernimiento, la limitación se diluye, dando paso a la profundidad, a lo eterno. Esto, de nuevo, y como con todo lo que venimos sugiriendo, debe ser comprobado por uno mismo.
Política y violencia
Punset: La política es la peor invención humana. Lo que nos diferencia realmente de los chimpancés, que son nuestros antecesores directos, es la invención del poder político. Hace nueve mil años, cuando inventamos la agricultura, que la gente comienza a vivir en grupos, generan un excedente económico, y forman un gobierno, un poder político. Y la capacidad, de una vileza extrema, de exponer, sacrificar, de maltratar a la gente ha sido tremenda, y esto es lo que nos diferencia realmente de los chimpancés. Los chimpancés tienen un poco las mismas reacciones que nosotros, por ejemplo, cuando un chimpancé que es el primero de la jerarquía está empipado, le da una patada al que tiene al lado y se desahoga, se relaja, se queda más tranquilo. Pero el chimpancé no ha inventado nunca el poder político, la vileza extrema del ejercicio de la coacción, de la crueldad en la que se ha ejercido el poder político.
Política, sentir humano.
Llama la atención que el Señor Punset hable en "pasado", cuando más bien nuestra situación sugiere que estas nefastas actividades que la acción política desprende, tal como hoy en día se ejerce, aún son condimento intrínseco en ella. La sutileza se encuentra en que la política es algo que hace el ser humano, por lo cual esas acciones le corresponden a él, surgen de él, de nosotros el par mujer-hombre. Pareciera, sino, que la responsabilidad es de la política, que no es más que una idea, por muy compleja, en el cerebro. Y es un humano, una cosa viva, el que hace la política, una ideología que es una cosa muerta. Lo que se manifiesta en las acciones del concierto, o desconcierto, político, proviene del sentir interno de los políticos y economistas, los organizadores. Como ellos se encuentran, como nos ocurre a la mayoría, "esclavizados" al cúmulo psíquico con su espejismo de centricidad, desarrollan una sociedad basada en la jerarquía psíquica la cual la única forma que tiene de mantenerse es a través del control y la fuerza. Por ejemplo, en Europa, después de múltiples generaciones guerreando, creemos que ya hemos conseguido un nivel de organización y fluidez económica que permita el ritmo frenético de producción y consumo necesarios para que la rueda no se pare y no nos lleve, como en ocasiones pasadas, a descalabrarlo todo. Pero el hecho es que en Europa no se vive separado del resto del Mundo, y es patente que las afecciones de cualquier tipo están interrelacionadas en el completo planeta. Es así que el bienestar de unos se ve afectado por la carencia de otros. ¿Cómo se está ejerciendo la política y la economía en el Mundo, que es el sentir humano?
Ausencia de egolatría
No se puede negar que necesitamos de cierta organización en cuanto a lo social, lo colectivo, en cuento a lo material. Incluso más a causa de la masificación y superpoblación que practicamos y promulgamos tanto para hoy como para el futuro. Lo cual implica a los políticos y a los economistas, los organizadores. Pero éstos importantes cargos sociales deberían provenir de un estudio conciso y sistemático basados en una "percepción discernida" de los candidatos, de quiénes son los que deben ocupar esos puestos, y no de una somera pero sofisticada e insistente propaganda de promesas y anhelos de futuro, en el fondo surgidas de presiones económicas resultantes de ocultas fuerzas de ciertos espectros sociales "poderosos", que procuran conseguir sus propósitos a través del convencimiento y la imitación, y parece ser no están interesados en una verdadera y auténtica percepción del ser humano. Se debería diseñar un test "psíquico-cualitativo" que detectara la egolatría, y todo aquel que manifestara egocentrismo quedar nulo para ocupar los puestos de organizador social. Esta exigencia debería ser prioritaria para la completa sociedad, pues precisamente son los organizadores políticos y economistas ególatras los que conducen la sociedad con los conflictos y desniveles que proyecta la jerarquía psíquica. Se precisa de verdadera responsabilidad como ser humano para conducir a la sociedad y abrirla a una nueva mente. Responsabilidad que de hecho es del completo ser humano, ha de nacer en uno mismo, ya que ¿dónde están del par mujer-hombre sea cual fuere el estrato social en el que se encuentren que no practican, cultivan y promulgan la egolatría, la cual en sí misma es jerarquía psíquica?
El ego-céntrico y su violencia
Los organizadores en el planeta, que lo reticulan en estados separados, por un lado debido a haberlo heredado de tiempos muy primitivos, y por otro basándose en meras ideologías, cuadriculan al ser humano dentro de campos estadísticos, y el énfasis se pone en los estratos dominantes a causa de su poder económico, y en el estrato productor, pues es el motor socioeconómico que mantiene el sistema. Entonces todo lo que queda en minorías, lo tratan como "mermas", como sesgos, pues únicamente lo consideran desde la cuadrícula en el papel y la interpretación que ellos le dan a los números. A estos restos lo denominamos exclusión y marginación, de lo que se habla tanto porque existe en demasía en diferentes contextos. Dentro de este concierto social estratificado que manifiesta la jerarquía psíquica, el centrismo, todo el esfuerzo se reparte en dos tareas que se consideran primordiales. La primera consiste en cuantificar al ser humano ajustándolo a un arquetipo dentro del escalafón psíquico y que así pueda ser articulado desde el papel y en grandes bloques humanos. La segunda se ciñe a los aspectos físicos de la vida, que sin negar su importancia, en el fondo son secundarios. La educación global en el planeta se ciñe a esto. Es la cultura "papalagi", del hombre blanco. Luchador, conquistador, atenazador. De hecho, el constructor de jaulas en las que lo aprisiona todo y se aprisiona a sí mismo. Lo cual es una acción violenta autoimpartida de la que sus efectos es proyectarse en las diferentes relaciones igualmente en forma violenta. Y este es nuestro gran problema, que aún el relativo confort físico conseguido en bastantes núcleos urbanos en el planeta, en cualquier ciudad llamada "desarrollada", en realidad la mayor parte de nuestras actividades y nuestro sentir de la vida se encuentran fluyendo en la violencia, que se manifiesta desde su forma más sutil y disimulada hasta su forma más grosera y evidente. Esta violencia en distintos órdenes surge del ego-céntrico, de su acción volitiva, justificándolo, eso sí, con que es algo que ya viene incluido en la vida.
RICO PAR (Diciembre 2008)
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